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El Instituto para la Garantía de la Calidad y la Eficacia de los Medicamentos y Productos Sanitarios advierte que el aplazamiento en la aprobación de tratamientos oncológicos en España pone en peligro la vida de los pacientes

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MADRID, 12 (SERVIMEDIA)

El acceso a la innovación en oncología sigue siendo una de las principales barreras para mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer en España, según un análisis del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada (ICGEA).

En el informe del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, la entidad destaca que los retrasos en la aprobación y financiación de fármacos oncológicos tienen un impacto directo en la vida de los pacientes y subraya la urgencia de acelerar estos procesos para evitar desigualdades.

“El cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en el mundo, con más de 10 millones de fallecimientos anuales según la Organización Mundial de la Salud. Aunque se han producido avances significativos en inmunoterapia, medicina personalizada y terapias dirigidas, entre otros, millones de pacientes aún no tienen acceso a tratamientos que podrían mejorar sus vidas e incluso salvarlas. Y esto es así debido, principalmente, a retrasos en las aprobaciones y a las barreras económicas y regulatorias”, señala Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del ICGEA.

Según datos del último informe de la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (EFPIA), el tiempo medio de disponibilidad de un fármaco oncológico en España es de 701 días desde su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), mientras que en Alemania es de solo 38 días. “Unos datos que ponen en evidencia que existe una gran inequidad en el acceso entre los diferentes países europeos y sitúan a España en uno de los peores puestos”, advierte el ICGEA.

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El análisis también subraya el impacto que puede tener el retraso en la aprobación de fármacos en cánceres especialmente agresivos, como el glioblastoma, el cáncer de páncreas o el cáncer de pulmón metastásico, donde cada mes sin tratamiento reduce drásticamente la supervivencia de los pacientes.

AGILIZAR PROCESOS

“El cáncer no espera. Cada retraso en la aprobación de un fármaco significa pacientes que sufren y mueren con la certeza de que un tratamiento existe, pero no está a su alcance”, alerta el informe.

Para revertir esta situación, el ICGEA propone una estrategia global basada en tres pilares: agilizar los procesos de aprobación de tratamientos, garantizar un acceso equitativo a la innovación y reforzar la inversión en investigación traslacional.

“No podemos permitir que la innovación en oncología se quede en el laboratorio. La rapidez en la aprobación y la equidad en el acceso deben ser una prioridad en las políticas sanitarias, para hacer efectivo el derecho constitucional a la salud”, destaca Sánchez Lambás.

AVANCES Y RETOS

El informe también recoge algunos de los grandes avances recientes en oncología, como el uso de sacituzumab govitecán en cáncer de mama metastásico (HR+/HER2- y triple negativo metastásicos) o la reciente autorización por parte de la Comisión Europea del uso de ribociclib junto a la terapia hormonal en pacientes con cáncer de mama localizado HR+/HER2- en estadios II y III con alto riesgo de recaída, un avance fundamental teniendo en cuenta que más de un tercio de estas pacientes experimentará una reaparición de la enfermedad, a menudo en fase avanzada incurable.

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Otro hito reciente es la introducción de tislelizumab en la sanidad pública para varias indicciones de cáncer de pulmón no microcítico y carcinoma de células escamosas de esófago. No obstante, alerta sobre la falta de progresos en tumores con pocas opciones terapéuticas, como el glioblastoma o el cáncer de páncreas, que siguen teniendo tasas de supervivencia extremadamente bajas y cuya complejidad ha hecho que no se hayan producido avances significativos en los últimos veinte años.

Sin embargo, un tratamiento que está ganando protagonismo en oncología son los TTFields, una terapia basada en campos eléctricos de frecuencia intermedia y baja intensidad que impiden la proliferación de las células tumorales y que ya está incluida en las recomendaciones de las guías clínicas de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y el Grupo Español de Investigación en Neurooncología (GEINO). Actualmente, esta terapia está aprobada y comercializada para mesotelioma (un cáncer poco frecuente en la pleura) y glioblastoma, donde, en combinación con el tratamiento estándar (cirugía, radioterapia y quimioterapia), ha demostrado beneficios significativos en la supervivencia de los pacientes.

Por otro lado, resalta que los avances no solo deben enfocarse en la supervivencia, sino también en la calidad de vida de los pacientes. Un ejemplo de ello es la reciente financiación de atezolizumab subcutáneo, que permite administrar la inmunoterapia en siete minutos en lugar de la versión intravenosa de 30-60 minutos, mejorando la comodidad y bienestar del paciente. Actualmente es empleado para el tratamiento de diversos tipos de cáncer como pulmón, hígado, vejiga y mama.

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En el ámbito de los cánceres hematológicos, el ICGEA destaca la aprobación y financiación en tiempo récord de zanubrutinib en España, una terapia dirigida que ha demostrado mejoras en eficacia y seguridad en leucemia linfocítica crónica, entre otros cánceres de la sangre, facilitando un acceso más ágil a la innovación en estos casos.

INVESTIGACIÓN EN ESPAÑA

España se posiciona como un país clave en investigación oncológica, liderando en Europa el número de ensayos clínicos iniciados, según el informe “Evaluando el ecosistema de ensayos clínicos en Europa”. Además, el ICGEA destaca la puesta en marcha del primer ensayo clínico en España para evaluar la eficacia de axicabtagén ciloleucel en linfoma B difuso de células grandes (LBDCG) en recaída, 12 meses después de haber completado la primera línea de tratamiento. Se trata de un cáncer agresivo de rápido crecimiento, el tipo más común de linfoma no Hodgkin (LNH), que representa, aproximadamente, el 30%-40% de los casos en adultos.

“La investigación abre nuevas fronteras impensables hace pocos años. Pero las administraciones sanitarias deben impulsar estos trabajos y aportar recursos financieros y gestión para afrontar una pandemia, la del cáncer, que exige respuesta a la altura del siglo XXI”, concluye Sánchez Lambás.


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