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El general dijo que el ‘mediador’ le atrapó en su “red de araña”: Le ofreció sueldo de 5.000 euros más gastos

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Asegura que Navarro le “engolosinaba” con comidas que organizaba con empresarios con el objetivo de sacarles dinero y extorsionarles

MADRID, 2 (EUROPA PRESS)

El general de la Guardia Civil Francisco Espinosa indicó en su declaración ante la jueza instructora del ‘caso Mediador’ el 16 de febrero que conoció de forma casual en un restaurante al investigado Marcos Antonio Navarro Tacoronte, y que en una primera reunión le ofreció un puesto de director de relaciones institucionales en una empresa de fotovoltaica que quería montar en Canarias junto al empresario Antonio Bautista –también imputado–. “Las condiciones laborales eran 5.000 euros y una tarjeta de gastos de protocolo”, dijo, además de aseverar que el ‘mediador’ tejió “una red de araña” con el propósito de estafar a empresarios.

Así lo explicó en su declaración ante la instructora, a cuya grabación ha tenido acceso Europa Press, en la que afirmó que le ofrecieron ese puesto porque él conoce “mucha gente” de cuando estuvo destinado cuatro años en Las Palmas. Además, el general apuntó, a preguntas de la jueza, que le pareció “perfecto”.

Según consta en el sumario, la trama ‘Mediador’ estaría encabezada por el exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo; su sobrino Taishet Fuentes Gutiérrez, director general de Ganadería; el general de la Guardia Civil Francisco Espinosa Navas; y el empresario canario Antonio Navarro Taraconte, conocido también como el “mediador”.

La magistrada Ángeles Lorenzo-Cáceres, justo al inicio de la declaración de Espinosa le preguntó sorprendida si no le pareció extraño ese ofrecimiento laboral que venía de dos personas a las que casi no conocía, y el general respondió que él no quería irse jubilado a su casa y justo apareció esa posibilidad. “Ellos me dicen que cuando me retiren me pueden ofrecer esa posibilidad, no quería irme a mi casa jubilado y me agarro a esa primera circunstancia. Luego no se materializó en absolutamente nada”, recordó.

Previamente, indicó que ese primer encuentro casual con el ‘mediador’ ocurrió mientras fumaba a la salida de un restaurante un cigarro canario, y que tras entablar conversación se intercambiaron los números de teléfono. Navarro Tacoronte le explicó que viajaba dos o tres veces al mes a Madrid “porque trabajaba con un diputado”. Preguntado el general sobre si fue entonces cuando Espinosa conoció al exdiputado del PSOE implicado en la causa, el general respondió taxativamente que no: “No lo conocía, ni lo conozco ahora tampoco”.

“LA TELA DE ARAÑA” DE NAVARRO TACORONTE

Cuando la jueza le puso sobre la mesa las comidas con empresarios en restaurantes como La Trainera o La Quinta y le preguntó por la finalidad de las mismas, el general señaló que Navarro Tacoronte las organizaba “simplemente para introducir gente en esta tela de araña que estaba construyendo”. “La tela de araña que tenia construida era que tenía contactos en la comunidad canaria, que me tenía a mi de contacto (…), y él traía de vez en cuando a empresarios a los que verdaderamente pedía dinero y extorsionaba diciendo que conocía a fulanito y a menganito”, explicó, para luego subrayar que a él le “engolosinaba con esto de vámonos a comer o a tomar algo”.

Ante esta respuesta, la magistrada le reprochó que no se cuestionara en ningún momento que podía formar parte de un entramado y que su función era dar apariencia de seriedad a la red, pero el general resaltó que los empresarios “nunca” le pidieron nada directamente a él. En cuanto a las gestiones que habría realizado para que empresarios importantes de Canarias se reunieran con Bautista para intentar colocar placas solares –algo que no fructificó–, explicó que las hizo porque quería que le diera trabajo tras la jubilación. “Por eso me esforcé en intentar que él se entrevistara con personas del grupo Lopesan, pero no impulsé la contratación obligando a nadie”, añadió.

Además, sobre esas gestiones, el general confesó a la jueza que se produjeron porque la trama quería que él tuviera “un acto de buena voluntad” presentándoles a empresarios. Por eso, tiró “de dos buenos amigos” para que Bautista les hiciera una exposición de su proyecto de instalación de placas. “Lo estudiaron y concluyeron que no les interesaba, y ahí se acabó el proyecto”, recordó.

LAS TRES REUNIONES EN CANARIAS Y LOS 3.000 EUROS PARA LA AMANTE

El general confirmó tres reuniones con la trama, dos en Gran Canaria y una en Fuerteventura y dijo no conocer quién sufragaba sus vuelos y estancias, aunque sí señaló que le explicaron que no querían que le costase dinero a él y que por lo tanto “pagaban el billete de avión y el hotel”. Sobre si también corrían con los gastos de su amante, el general negó que fuera así porque ella reside en Las Palmas y no abonaron su billete. “¿Y el hotel?”, preguntó la jueza, a lo que respondió el general que su habitación era doble.

Acto seguido la magistrada le echó en cara que estando en activo aceptara esos favores económicos en busca de un futuro trabajo, pero Espinosa respondió que en el momento de los viajes tenía suspendida su condición de general, estaba en servicios especiales y por lo tanto no estaba obligado por imposiciones legales de la Guardia Civil. “¿No ve inconveniente a que le paguen vuelos, comidas y hoteles?”, cuestionó la jueza, a lo que respondió que “eran amigos y se ofrecían como fase de captación” para que él fuera a trabajar con ellos.

Sobre la reunión mantenida en Fuerteventura, el general explicó que a la misma sólo asistió Adelaida, su amante, porque Navarro Tacoronte y Bautista “la querían conocer para hacerle entrevista por si trabajaba en la futura empresa, para ver sus condiciones físicas, sus características profesionales”. Al hilo, confirmo que sí que dijo a los empresarios que en caso de que él acabara trabajando con ellos, su amante debía llevar la parte administrativa de la empresa, y que si él cobraba 5.000 euros, “a ella le pusieran 3.000 euros” de sueldo.

Durante su declaración, Espinosa reiteró en varias ocasiones que si bien le presentaron a empresarios, como Raúl Gómez Gordo, él en realidad no hizo “nada por nadie”. En concreto, sobre este empresario explicó que le comentó si le podía echar una mano en un proyecto en Perú, pero él no lo hizo.


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