MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Los campeonatos de bofetadas, también denominado bofetadas deportivas, tan virales en los últimos tiempos, han sido objeto del primer estudio académico que ha analizado sus consecuencias y alerta de los riesgos neurológicos y craneales a corto y largo plazo de los participantes, según publican en la revista ‘JAMA Surgery’.
Expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) analizaron los signos visibles de conmoción cerebral en individuos que participan en competiciones profesionales de lucha a bofetadas en el primer estudio académico que proporciona una evaluación cuantificable de los posibles peligros asociados a esta actividad, y los resultados ofrecen un punto de partida para las conversaciones en torno a las normativas necesarias para garantizar la salud y el bienestar de los participantes a largo plazo.
“Las peleas a bofetadas pueden ser entretenidas para el espectador profano, pero, como profesionales de la medicina, algunos aspectos de las competiciones nos parecen bastante preocupantes –asegura el autor principal, Raj Swaroop Lavadi, investigador postdoctoral del departamento de neurocirugía de Pitt–. Nuestro objetivo final es conseguir que todos los deportes profesionales sean más seguros para la salud neurológica de los atletas. Es realmente difícil prohibir cualquier deporte, pero sí es posible concienciar sobre los daños asociados. Nos intrigaba la posibilidad de aplicar el análisis de vídeo para identificar signos de conmoción cerebral en una competición que no se había estudiado antes”, apunta.
Las peleas a bofetadas, una actividad en gran medida clandestina, están ganando popularidad rápidamente y acumulan millones de espectadores en Internet. Los competidores, separados por un podio a la altura de la cintura, se colocan uno frente al otro y se turnan para asestar golpes contundentes con las manos abiertas en la cara del adversario. Según el reglamento oficial, los contrincantes tienen unos instantes para recuperarse, y el combate continúa hasta que uno de los participantes queda noqueado, o hasta que los jueces deciden el ganador.
La comunidad médica ha expresado su gran preocupación por los posibles peligros que entrañan para los participantes las lesiones craneales y los traumatismos cerebrales, pero, hasta ahora, ningún estudio revisado por expertos había intentado registrar y cuantificar los riesgos.
Para evaluar hasta qué punto pueden ser peligrosas las peleas profesionales a bofetadas, revisores formados vieron vídeos de competiciones de peleas a bofetadas y analizaron 333 bofetadas. Registraron los signos visibles de las conmociones cerebrales -que iban desde la disminución de la conciencia del entorno hasta la pérdida total de la capacidad de respuesta- y analizaron la frecuencia con que se producían.
Según el análisis, en más de la mitad de las secuencias de bofetadas los participantes mostraron signos visibles de conmoción cerebral. Al final de los combates, casi el 40% de las secuencias mostraban signos de mala coordinación motora, en cerca de un tercio de las secuencias los participantes tenían la mirada perdida y vacía, y en una cuarta parte de las secuencias los participantes tardaban en levantarse tras ser derribados por un golpe.Casi el 80% de los luchadores mostraron un signo visible de conmoción cerebral al menos una vez en la serie de combates.
Los resultados dibujan un panorama preocupante para el bienestar a largo plazo de los participantes. “Desde el punto de vista clínico, la conmoción cerebral puede manifestarse de distintas maneras, pero cada una de ellas puede provocar discapacidad a corto o largo plazo y trastornos socioeconómicos –afirma el autor principal, el Dr. Nitin Agarwal, profesor asociado de neurocirugía en Pitt–. Como médico con experiencia en artes marciales y apasionado de los deportes de combate, me sigue preocupando la frecuencia de los signos manifiestos de conmoción cerebral entre los luchadores de bofetadas”.
El equipo trabaja ahora para medir y analizar el impacto físico de una bofetada media utilizando boquillas similares a las que utilizan los jugadores profesionales de fútbol americano. Estos hallazgos, combinados con los datos agregados del análisis de vídeo, ayudarán a informar a los participantes, a los oficiales y a los médicos del ring, a la vez que proporcionarán un punto de partida para mejorar las normas de seguridad en el futuro.
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