MADRID, 08 (SERVIMEDIA)
Las “atrocidades” médicas bajo el nazismo y durante el Holocausto -que supuso la muerte de cerca de seis millones de judíos- deberían estudiarse en las facultades de medicina con el fin de fortalecer la educación y la ética médicas en la actualidad.
Se trata de una propuesta lanzada por un grupo diverso e internacional de 20 académicos, médicos e investigadores con experiencia en historia, educación médica y bioética, e incluida en un informe de la Comisión Lancet elaborado durante tres años y publicado este jueves en la revista ‘The Lancet’.
Este informe es el más completo hasta la fecha sobre políticas y prácticas médicas bajo el régimen nazi, que gobernó en Alemania entre 1933 y 1945, y el Holocausto. Detalla el papel central que desempeñaron los profesionales de la salud en prácticas antisemitas, racistas e inhumanas.
La Comisión realiza tres recomendaciones principales. La primera, incorporar el estudio de la medicina, el nazismo y el Holocausto en los planes de estudio de todos los estudiantes de medicina y profesionales de la salud, en todo el campo médico y en iniciativas de educación médica continua.
Otra es alentar a los estudiantes y profesionales médicos a desarrollar una identidad profesional basada en la historia, incluida la capacidad de reconocer sus propios prejuicios o conflictos de intereses potenciales, desafiar las jerarquías y equiparlos con las herramientas necesarias para superarlas.
Y la tercera se refiere a que las universidades, los hospitales psiquiátricos y otras instituciones médicas de todo el mundo identifiquen y conmemoren activamente a las víctimas de los crímenes médicos nazis e inicien investigaciones para comprender mejor sus conexiones directas con las violaciones de derechos humanos en el pasado.
NO ERA “PSEUDOCIENCIA”
Los autores cuestionan conceptos erróneos arraigados sobre la medicina en la era nazi, incluida la afirmación de que los delitos médicos fueron cometidos solo por unos pocos médicos extremistas o que los perpetradores actuaron bajo coerción.
Además, indican que la medicina en la Alemania nazi no era “pseudociencia”, sino que funcionó sobre la basa de estándares y prácticas de la ciencia biomédica desarrolladas a finales del siglo XIX y principios del XX. Los científicos alemanes formaban parte de redes internacionales más amplias que exploraban y promovían la eugenesia y desarrollaban fundamentos médicos racistas.
En vida y muerte, los cuerpos de las víctimas nazis se utilizaron para la investigación y la enseñanza, y en ocasiones se mantuvieron algunos restos humanos en colecciones científicas durante décadas después de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, el Atlas de Anatomía de Eduard Pernkopf es un ejemplo de cómo la investigación nazi se ha convertido en parte del canon del conocimiento médico. En muchas publicaciones se han copiado nuevos dibujos a partir de esas imágenes, algunas procedentes de cuerpos disecados de víctimas del régimen nazi, a menudo sin referencia al original.
“Las atrocidades médicas nazis representan algunos de los ejemplos más extremos y mejor documentados de participación médica en violaciones de derechos humanos de la historia. Si bien resulta tentador ver a los perpetradores como monstruos incomprensibles, las pruebas presentadas por la Comisión demuestran cuántos profesionales de la salud fueron capaces de cometer transgresiones éticas e incluso crímenes contra sus pacientes bajo ciertas condiciones y presiones”, según Sabine Hildebrandt, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y vicepresidenta de la Comisión Lancet.
Hildebrandt añade: “Los profesionales de la salud, que a menudo atienden a las personas más vulnerables, tienen el deber único e importante de desarrollar y preservar una agencia moral sólida. Al aprender sobre el papel de la medicina y el comportamiento de los profesionales de la salud bajo el nazismo, pueden desarrollar aún más su propio razonamiento moral y hacer frente a los abusos de poder en nombre de los derechos individuales de los pacientes y la dignidad de todos los seres humanos, independientemente de su raza, etnia o religión y otras características individuales”.
VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS
El régimen nazi no es el único caso en la historia en el que miembros de la comunidad médica estuvieron involucrados en crímenes contra la humanidad. Sin embargo, es uno de los ejemplos más extremos, mejor organizados y ampliamente documentados de la participación activa de la medicina en violaciones de derechos humanos, incluidos el antisemitismo, el racismo, la discriminación, las atrocidades masivas y el genocidio. Ello puede tener implicaciones importantes para la consideración moral de los profesionales de la salud de hoy, especialmente bajo presión económica, política o de otro tipo.
“Una amplia gama de debates que vemos actualmente en la medicina (desde quién debe recibir atención durante un evento catastrófico hasta atención al final de la vida y nuevos avances en genética, por nombrar sólo algunos) indican cómo la medicina y la ciencia están vinculadas con la política, creencias personales y factores socioeconómicos. Los profesionales médicos y los investigadores biocientíficos deben ser conscientes de estas influencias y sus múltiples implicaciones para los pacientes y los participantes en el estudio”, indica Herwig Czech, de la Universidad Médica de Viena (Austria), y vicepresidente de la Comisión Lancet.
Durante la era nazi, la comunidad médica ayudó a crear, justificar e poner en marcha políticas de acuerdo con la doctrina del régimen y, en consecuencia, cambió su comprensión de la ética. Los registros indican que los médicos se unieron al Partido Nazi y sus organizaciones afiliadas en mayor proporción que cualquier otra profesión, y las instituciones médicas y de investigación de Alemania desempeñaron un papel fundamental en el nazismo.
‘CÓDIGO ÉTICO’
A lo largo del informe de la Comisión se encuentran ejemplos de cómo el ‘código ético’ nazi fue utilizado como arma como herramienta para valorar, priorizar y hacer avanzar a las personas de ascendencia ‘aria’ alemana por encima de todos los demás en la atención médica y la investigación, así como para racionalizar la eugenesia y la esterilización forzada, el programa de asesinato de pacientes mediante “eutanasia” y brutales experimentos humanos.
Los métodos desarrollados y aplicados por primera vez en un programa de asesinato de pacientes entre 1939 y 1941, durante el cual 70.000 personas murieron gaseadas, se aplicaron más tarde a los campos de exterminio en Polonia, donde las víctimas fueron asesinadas al llegar en cámaras de gas disfrazadas de duchas.
“A menudo sorprende lo limitado que es hoy en día el conocimiento sobre los crímenes médicos nazis en la comunidad médica, quizás aparte de una vaga noción de los experimentos de Josef Mengele en Auschwitz. Nuestro informe pretende cambiar esto. Aunque los ejemplos que presentamos son extremos, el estudio de la medicina bajo el nazismo resalta el papel fundamental de los factores sociales y de la ética en el avance médico y científico”, indica Czech.
JUICIO DE NÜREMBERG
Tras la Segunda Guerra Mundial, las deliberaciones sobre la ética médica (incluida la medicina basada en los derechos humanos, la atención médica y el consentimiento voluntario en la investigación) atrajeron la atención internacional.
A partir de 1946, el Juicio de los Médicos de Nüremberg condujo a los primeros principios internacionales para la investigación ética en humanos, que más tarde se conocerían como el Código de Nüremberg. Esto formó la base de muchas declaraciones posteriores y fue un factor importante en el desarrollo de la bioética moderna.
“La rendición de cuentas y el reconocimiento de que los crímenes se cometieron en nombre de la medicina en la era nazi y durante el Holocausto siguen siendo lamentablemente inadecuados. Los estudiantes de medicina, los investigadores y los profesionales de la salud en ejercicio deben saber de dónde y de quién provienen los fundamentos del conocimiento médico. A las víctimas del nazismo se les debe eso; tienen derecho a ser honradas y tratadas con dignidad en la vida y en la muerte por sus contribuciones forzadas a la medicina tal como la conocemos hoy”, destaca Shmuel Pinchas Reis, de la Facultad de Medicina de la Universidad Hebrea (Israel).
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