MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
El estudio de las aguas residuales es una gran fuente para la detección de roedores en cualquier ciudad de todo el mundo. Además, si el muestreo se realiza en puntos específicos del alcantarillado, puede crearse un mapa de roedores, según concluye una investigación liderada por Montserrat Carrascal, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Iibb-Csic).
En dicho estudio, presentado este martes en el presentado en el 18º Taller Anual sobre Espectrometría de masas de alta resolución (HRMS) y aplicaciones Lc-Ms/Ms, se desarrolló una estrategia que utiliza las aguas residuales para la detección y cuantificación de roedores que se basa en la detección de proteínas específicas de estos animales.
La clave reside en que las heces de rata, como las humanas, contienen proteínas que se secretan en el páncreas, realizan su función durante la digestión de los alimentos y son posteriormente eliminadas.
“La detección de estas enzimas, las amilasas pancreáticas, en aguas residuales indica la presencia de animales vivos, y la cuantificación relativa a la amilasa humana podría permitirnos monitorizar el aumento o la disminución de heces de roedores en estas muestras”, destacó el Csic.
Por ello, el estudio concluyó que el estudio de las aguas residuales es una gran fuente para la detección de roedores en cualquier ciudad de todo el mundo y son capaces de determinar el “mapa” de roedores de toda la urbe.
Según afirmó Montserrat Carrascal en su ponencia, “las plagas de roedores son un peligro para la salud humana debido a las enfermedades que pueden transmitir a través de las bacterias que las infectan y a la transmisión de pulgas, garrapatas y ácaros. Además, comprometen la integridad de las estructuras infestadas y, una vez establecidas, resulta muy difícil eliminarlas”.
En las grandes ciudades, las ratas viven en el alcantarillado. “Si no se realiza ninguna acción de control, estos roedores pueden vivir hasta siete años y procrear hasta cuatro veces al año con una media de 10-14 crías, por lo que el número varía rápidamente en pocos meses”, concluyó.
Por último, se utilizan diversas estrategias para la vigilancia de estas plagas, generalmente basadas en el conteo de animales y su extrapolación a la población total. Se estima que en la ciudad de Barcelona puede haber una rata por cada cuatro habitantes, y algunas estimaciones hablan de hasta diez roedores por habitante en Nueva York. Sin embargo, hasta el momento no existe un método estandarizado para determinar su número, estimar la densidad de la población o comprender la dinámica de su población.
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