MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
El extinto espinosaurio era una ‘garza del infierno’ que actuaba como un depredador costero y no como un buceador profundo para cazar a sus presas.
Esa es la conclusión de un estudio realizado por siete investigadores pertenecientes a instituciones de Canadá, España o Estados Unidos, y publicado en la revista ‘PLOS ONE’. Entre los autores está Daniel Vidal, de la Facultad de Ciencias de la UNED en Madrid. Durante año se suscitó la controversia sobre cómo un dinosaurio del Cretácico con vela o joroba en su parte dorsal, el gigante ‘Spinosaurus aegyptiacus’, cazaba a sus presas.
El espinosaurio fue uno de los depredadores más grandes que jamás haya rondado la Tierra y uno de los más adaptados al agua. Pero, ¿era un habitante acuático de los mares que se sumergía profundamente para cazar o un ave zancuda semiacuática que arrebataba presas en aguas poco profundas cerca de la costa?.
Un nuevo análisis liderado por paleontólogos de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) reexamina la densidad de sus huesos como forma de determinar sus hábitos de vida en el agua.
ANTECEDENTES
Cuando en 2014 se publicaron por primera vez descripciones detalladas de un espécimen casi completo de espinosaurio en la revista ‘Science’, un equipo de investigación dirigido por la Universidad de Chicago lo presentó como un demonio que acechaba en la costa o nadaba en la superficie, no como un depredador submarino completamente acuático.
Más tarde, en 2020, un grupo internacional de investigadores contrarrestó esa descripción con un estudio en la revista ‘Nature’. Tras examinar huesos de cola de espinas altas recién descubiertos, estos autores sugirieron que el espinosaurio se impulsaba como una anguila para cazar bajo el agua.
En 2022, un estudio en ‘Nature’ realizado por muchos de esos mismos autores confirmó su evaluación de 2020, al mostrar al espinosaurio como un animal con huesos densos que usaba como lastre al bucear como un pingüino. También argumentaron que algunos otros espinosaurios, como su primo africano mayor ‘Suchomimus’, tenían huesos menos densos y probablemente eran aves zancudas.
También en 2022, un grupo de paleontólogos de la Universidad de Chicago se asoció con colegas de otros lugares para probar estas ideas creando esqueletos digitales y modelos de carne del ‘Spinosaurus’ y el ‘Suchomimus’.
Sus resultados, publicados en ‘eLife’, encontraron que ambas especies habrían sido inestables al nadar en la superficie y demasiado flotantes para bucear y sumergirse por completo. Recientemente, ese mismo equipo abordó la cuestión de la densidad ósea en un artículo publicado este jueves en ‘PLOS ONE’.
“Habíamos hecho las secciones delgadas de estas especies que se usaron para los cálculos de la densidad ósea, por lo que pensamos que comenzaríamos tratando de replicar sus mediciones”, indica Paul Sereno, profesor de Biología y Anatomía de Organismos en la Universidad de Chicago, quien añade: “E encontramos muchos factores que generaron una variedad de valores, suficientes para socavar las conclusiones”.
PIES EN EL BARRO
El equipo comenzó planteando nuevas preguntas sobre la densidad ósea, entre ellas cómo digitalizar secciones delgadas, dónde cortar los huesos del muslo y las costillas, y si incluir huesos de más de un individuo.
Algunos mamíferos acuáticos modernos, como los manatíes, tienen huesos densos e hinchados que les ayudan a permanecer bajo el agua, como el cinturón de lastre de un buzo.
Los animales terrestres grandes, como los elefantes y los dinosaurios, también tienen huesos densos para soportar su mayor masa corporal. La mayoría de las aves modernas y muchos dinosaurios, incluido el extinto ‘Spinosaurus’, tienen la condición opuesta, con sacos de aire adheridos a los pulmones o dentro de los huesos que actúan como un chaleco salvavidas que evita la inmersión.
Dada la complejidad de comprender el significado de la densidad ósea, Sereno y su equipo trabajaron con Nathan Myhrvold, fundador y director ejecutivo de Intellectual Ventures, para reevaluar cómo se aplicó la técnica estadística utilizada en el estudio de ‘Nature’ de 2022 con el que se respaldó la teoría de que el espinosaurio era un buceador profundo.
“Creemos que ‘Spinosaurus’, uno de los animales depredadores más grandes que jamás haya evolucionado, necesitaba fuerza ósea adicional para soportar su peso en sus relativamente cortas extremidades traseras”, indica Sereno.
Este investigador concluye: “El ‘Spinosaurus’ era capaz de vadear canales de más de dos metros de profundidad sin flotar, donde podía tender emboscadas a peces de cualquier tamaño con sus garras y mandíbulas, pero todo ello manteniendo los dedos de los pies firmemente anclados en el barro”.
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