MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
La falsa sensación de confianza sobre la presión sanguínea, derivada del escaso conocimiento sobre la misma, comporta que la ciudadanía haga un menor seguimiento médico para controlarla, algo que conlleva riesgos potenciales para su salud, según una investigación liderada por la University of Southern California (USC), en Estados Unidos, que cuenta con la participación de investigadores vinculados a la Universitat Pompeu Fabra (UPF).
Los principales resultados se publican en la revista ‘Medical Decision Making’. “Es importante no dejarnos guiar únicamente por nuestra confianza subjetiva, informarnos sobre el significado de los diferentes valores de la presión arterial usando fuentes fiables y buscar atención médica si nuestros niveles son elevados”, afirma la investigadora de la UPF Yasmina Okan.
A partir de las conclusiones del estudio, Okan, coautora del artículo vinculada al Departamento de Comunicación de la UPF, expone que “la confianza puede no corresponderse con el conocimiento objetivo, especialmente si nunca se han recibido explicaciones claras sobre los objetivos de presión arterial y las implicaciones de diferentes niveles de presión sistólica y diastólica”. Por ello, para la experta, es importante informarse sobre el significado de diferentes valores de la presión arterial, “usando fuentes fiables y buscando atención médica si los niveles son elevados.
¿QUÉ SIGNIFICAN LOS NÚMEROS DE PRESIÓN ARTERIAL?
Los valores de la presión arterial se miden con dos números. El número superior corresponde a la presión sistólica de la sangre y mide la presión a las arterias cuando el corazón late. El segundo número corresponde a la presión arterial diastólica y mide la presión a las arterias cuando nuestros el corazón descansa.
Según la American Heart Association, hay cinco categorías de presión arterial con los siguientes valores en los que se ha basado el estudio realizado en EEUU: normal (presión sistólica menor de 120 mm Hg y diastólica menor de 80 mm Hg); elevado (presión sistólica entre120-129 mm Hg y diastólica menor de 80 mm Hg); hipertensión de grado 1 (presión sistólica entre 130-139 mm Hg o diastólica entre 80-89 mm Hg); hipertensión de grado 2: (presión sistólica superior a 140 mm Hg o diastólica superior a 90 mm Hg), y crisis hipertensiva: presión sistólica superior a 180 mm Hg y/o diastólica superior a 120 mm Hg.
En Europa, las categorías de presión arterial establecidas por la European Society of Cardiology y la European Society of Hypertension varían ligeramente respecto a los establecidas por las guías norteamericanas. En el contexto europeo, el umbral definitorio de hipertensión se situaría en 140/90 mm Hg, mientras que valores por debajo de 130/85 mm Hg se categorizarían como normales.
Para valorar el nivel de conocimiento de la ciudadanía sobre la presión sanguínea según los criterios de la American Heart Association, el grupo de investigación autor del estudio encargó una encuesta a 6.592 adultos norteamericanos, entre ellos 1.342 con hipertensión sin comorbilidades (cardiopatía, enfermedad renal o diabetes) y 795 con hipertensión y comorbilidades.
“Tendemos a sentirnos más seguros sobre temas que son más familiares. Y la presión arterial se siente como un tema familiar porque se mide en casi todas las visitas sanitarias”, afirma la investigadora principal del estudio, Bruine de Bruin, de la USC.
El 64 por ciento de los encuestados expresaron confianza en su comprensión de los números de presión arterial, pero solo el 36 por ciento declaró que 120/80 mm Hg era el umbral máximo para la presión arterial normal/sana. Este porcentaje se situaba en un 39 por ciento si se utiliza un criterio más amplio que considera que el umbral máximo es 130/80mm Hg.
Entre las causas de la falsa confianza sobre los propios conocimientos de la presión sanguínea, el estudio cita que es un tema que resulta familiar para muchas personas. “Tendemos a sentirnos más seguros sobre temas que son más familiares. Y la presión arterial se siente como un tema familiar porque se mide en casi todas las visitas sanitarias”, expone Bruine de Bruin, autora e investigadora principal del artículo y codirectora del Behavioral Sciences program en el USC Schaeffer Center for Health Policy & Economics.
RIESGOS PARA LA SALUD DE UN INSUFICIENTE CONTROL MÉDICO DE LA TENSIÓN ARTERIAL
A largo plazo, una alta presión arterial daña los vasos sanguíneos, aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca, y comporta otros problemas de salud, especialmente en pacientes con enfermedades adicionales como la cardiopatía, la enfermedad renal y la diabetes.
La alta presión arterial es más común a medida que se envejece, y la mayoría de la gente desarrollará presión arterial durante su vida. Uno de los factores que dificulta su diagnóstico es que la hipertensión arterial “normalmente no presenta síntomas”, tal como advierte De Bruin. Por eso, el coautor del artículo y experto en hipertensión arterial Mark Huffman, profesor de Medicina en la Universidad de Washington en St. Louis, asegura que “identificar, tratar y controlar la alta presión sanguínea es un gran reto clínico y de salud pública”.
En España, se estima que entre un 33 y un 44 por ciento de la población tiene hipertensión, según datos de diversos estudios. Además, se estima que más de un tercio de los pacientes con hipertensión en España no han sido diagnosticados.
En cuanto al nivel de conocimientos de la población española sobre la presión sanguínea, Okan expone que “los estudios existentes en España indican que el nivel de conocimiento es bajo en general, incluso entre pacientes con hipertensión”. No obstante, aclara que “los estudios mencionados no han analizado la relación entre el nivel de conocimiento de las personas sobre este tema y su confianza”.
Para la investigadora de la UPF, “los medios de comunicación juegan un papel fundamental, puesto que el nivel de cobertura mediática puede afectar a la percepción del riesgo asociado con la hipertensión”. En este sentido, advierte de que, a pesar de ser una de las principales causas de muerte a nivel global, “la hipertensión no suele recibir demasiada atención mediática”. En definitiva, considera que los medios podrían contribuir en mayor medida a prevenir la hipertensión y sus consecuencias.
Lo que es común a todas las sociedades occidentales es la elevada incidencia de la hipertensión arterial. Según la Organización Mundial de la Salud, es uno de los problemas sanitarios más frecuente de las sociedades modernas y en todo el mundo afecta a 1.130 millones de personas. Por eso, el estudio destaca la necesidad de desarrollar más acciones de sensibilización y prevención de la hipertensión arterial. Por un lado, las campañas de las autoridades sanitarias y la información proporcionada directamente por los profesionales sanitarios a sus pacientes podrían contribuir a mejorar el nivel de conocimiento sobre presión arterial de la ciudadanía. Actualmente, “el conocimiento de lo que significan estos números de presión arterial no se transfiere del profesional al paciente”, asegura Bruine de Bruin, de la USC.
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