Una investigación de la ONU ha hallado “firmes indicios” de la implicación del Ejército y mercenarios en una matanza en Moura
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
La Junta Militar que gobierna Malí ha rechazado el reciente informe de la ONU que apunta a la responsabilidad del Ejército y mercenarios extranjeros en la matanza de más de 500 personas en la localidad de Moura en marzo de 2022 y ha anuniciado la apertura de una investigación por espionaje contra la misión de la ONU por la obtención de imágenes de satélite sin autorización.
“El Gobierno de Transición denuncia con vehemencia este informe sesgado, basado en una narrativa ficticia y que no cumple con los estándares internacionales establecidos”, ha apuntado la Junta Militar en un comunicado en el que defiende la “exitosa operación aerotransportada de nuestras valientes Fuerzas Armadas”.
Las autoridades militares han subrayado además que se han abierto dos investigaciones, una militar y otra civil, ante las denuncias de violaciones de los Derechos Humanos.
A estas dos se sumará una tercera investigación contra la comisión que ha elaborado el informe de la ONU por espionaje, ya que “en en ningún momento ni la MINUSMA ni el Alto Comisionado para los Derechos Humanos envió una solicitud de autorización para tomar imágenes de Moura mediante satélites” por lo que suponen una “maniobra contra la seguridad nacional de Malí, según la Junta Militar. La MINUSMA es la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU en Malí.
Esta investigación estará dirigida contra la misión de investigación de la ONU y contra “sus cómplices” por “espionaje y atentado contra la seguridad exterior del Estado”, delitos tipificados en el Código Penal maliense (artículos 33 y 35), así como “conspiración militar”, delito recogido en el Código de Justicia Militar (artículo 130).
El pasado viernes, 12 de mayo, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, presentó un informe que recoge “firmes indicios” de que más de 500 personas fueron masacradas por el Ejército de Malí y “personal militar extranjero” en marzo de 2022 en la ciudad de Moura, situada en la región de Mopti (centro), en lo que Bamako describió como una ofensiva contra el terrorismo.
PARTICIPACIÓN DEL GRUPO WAGNER
La mayoría de las víctimas fueron ejecutadas de forma sumaria durante la operación del Ejército, en la que habrían participado mercenarios del Grupo Wagner, propiedad del oligarca ruso, Yevgeni Prigozhin, cercano al presidente de Rusia, Vladimir Putin.
La operación, que según las autoridades militares tuvo como objetivo del Frente de Macina, vinculado a la rama de la organización terrorista Al Qaeda en el país, fue lanzada el 27 de marzo de 2022, cuando un helicóptero militar sobrevoló Moura antes de abrir fuego contra la población. Tras ello, decenas de militares llegaron al lugar en otros cuatro helicópteros y rodearon a los presentes en el centro de la aldea, disparando contra los que intentaban escapar.
Ante esta situación, varios miembros del grupo terrorista presentes en el lugar abrieron fuego contra los militares, lo que derivó en unos combates que se saldaron con la muerte de cerca de 20 civiles y doce presuntos miembros del Frente de Macina. Durante los siguientes cuatro días fueron ejecutadas alrededor de 500 personas a manos del Ejército de Malí, con 238 víctimas ya identificadas.
Testigos citados por la misión de investigación han relatado que vieron a “hombres blancos armados” colaborando con las Fuerzas Armadas malienses e incluso supervisando las operaciones, en las que los soldados fueron casa por casa buscando a sospechosos de terrorismo y ejecutando a personas con barba, aquellas que llevaban pantalones de un largo que no llegaba hasta la rodilla, que tenían marcas en la frente que pudieran indicar rezos prolongados o que estuvieran atemorizadas.
En esta línea, han afirmado que un grupo de hombres fue trasladado a una zona al sureste de la aldea, donde fueron ejecutados con disparos en la cabeza, la espalda o el pecho, tras lo que los cadáveres fueron lanzados a una fosa. Los que se resistieron o intentaron huir fueron igualmente asesinados por los militares y los “hombres blancos armados” y sus cuerpos fueron igualmente lanzados a la fosa común.
Por otra parte, la misión de investigación ha determinado que al menos 58 mujeres y niñas fueron violadas o sometidas a otras formas de violencia sexual, incluido un caso en el que los militares sacaron literas de una casa a un jardín para violar por turno a varias mujeres a las que forzaron a meterse en las camas.
Además, decenas de personas fueron arrestadas durante la operación, algunas de las cuales fueron sometidas a torturas y malos tratos en los interrogatorios en Moura, Sévaré y la capital, Bamako. Una de las víctimas ha detallado que tanto ella como otros detenidos recibieron puñetazos, bofetadas y patadas en la cabeza mientras los soldados los tildaban de yihadistas y los acusaban de matar a sus propios hermanos y destruir su país.
El Ejército maliense indicó a principios de abril de 2022 que sus fuerzas habían “neutralizado” a más de 200 combatientes de “grupos terroristas armados” en Moura entre el 23 y el 31 de marzo. Asimismo, señaló que otras 51 personas habían sido detenidas, mientras que se habrían recuperado “importantes cantidades de armas y municiones”, según el comunicado de las Fuerzas Armadas.
Malí y el resto de los países del Sahel han experimentado durante los últimos años un recrudecimiento de la violencia, tanto por parte de grupos vinculados a las ramas de las organizaciones terroristas Al Qaeda y a Estado Islámico que operan en la región, como de tipo intercomunitario. Además, los abusos por parte de las fuerzas de seguridad han ayudado a estos grupos a engrosar sus filas.
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