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El documental “We have a dream” aspira a cambiar la percepción de la discapacidad

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MADRID, 18 (SERVIMEDIA)

Esta película busca “arrojar luz sobre el mundo de la discapacidad, un ámbito invisible para muchas personas, y lograr con ello que la mirada general sobre sus habitantes cambie”.

Así lo aseguró a Servimedia el director y guionista francés Pascal Plisson, tras la presentación en Madrid de su nuevo trabajo ‘We have a Dream’, que se estrenará en cines el próximo viernes 24 de enero.

Conocido por su película ‘Camino a la escuela’ y por sus documentales sobre naturaleza, Plisson reúne en este trabajo las historias de seis niños y adolescentes con diferentes discapacidades en distintas partes del mundo: Maud, una chica francesa de 13 años con implante coclear y discapacidad física; Antonio, un niño autista de 10 años brasileño; Charles, un estudiante ciego y keniata que sueña con correr de forma profesional; Xavier, un niño albino de Ruanda, y Nirmala y Khendo, dos niñas nepalíes que sufrieron graves amputaciones a causa del terremoto de 2015.

“A priori son todos casos muy distintos”, apuntó Plisson, quien ha dedicado años de trabajo a buscar estas historias y a hablar con sus protagonistas.

Sin embargo, todos tienen algo en común: “con voluntad y esfuerzo”, han logrado “superar barreras” y “son ejemplo de inclusión”.

Como cualquier niño o niña de su edad, tienen sueños, aspiraciones y problemas. ¿Quién dijo que las personas con discapacidad no pueden soñar a lo grande?”, se preguntó Plisson.

LECCIONES DE VIDA

A lo largo de hora y media de película, el espectador se acerca a la vida de estos pequeños y de sus familias para comprender algunas claves de su éxito en condiciones tan complicadas.

Son lecciones de constancia, valentía y amor. El caso de Charles lo ejemplifica a la perfección,. Él estudiaba en un colegio específico para niños ciegos, pero su padre pensaba que “eso era vivir en una burbuja y que su hijo debía enfrentarse al mundo real”.

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Gracias a su tesón, Charles ahora estudia en un centro integrado y, como muchos niños y jóvenes keniatas, entrena cada día para cumplir su sueño de convertirse en corredor profesional. Todo con la ayuda de un chico de su edad que le sirve de guía.

Fue también la lucha de su madre lo que logró que Xavier recibiera educación. Debido al estigma que pesa sobre las personas albinas en Ruanda, no le permitieron matricularse en la escuela de su pueblo, donde además le perseguían.

Junto a esta valiente mujer, Xavier se mudó al otro lado del país. “Allí encontraron un centro que sí admitía albinos”, explica Plisson, y “ahora vive completamente feliz e integrado junto a sus compañeros”.

En las vidas de Nirmala y Khendo tuvo en cambio un papel decisivo la amistad. “Sin conocerse de nada, las dos se despertaron en la misma habitación del hospital”. Ambas habían sufrido graves amputaciones a causa del terremoto que devastó Nepal en 2015″. “Desde entonces no se han separado”, declaró Plisson. “Juntas se han reconstruido” y se ofrecen “apoyo mutuo para continuar con sus vidas”. Nueve años después, lo han conseguido”, señaló el director de cine.

HISTORIAS DE AMOR

“Estas jóvenes dan un ejemplo de resiliencia maravilloso”, aunque , a su juicio, la “más bella historia de amor (de las recogidas en la película) es la de Antonio”.

De piel oscura y con autismo severo (no se comunica de forma oral), “la vida de Antonio parecía condenada cuando su padre quedó parapléjico a causa de un accidente de tráfico. Hasta que llegó la pareja que lo acogió primero y después lo adoptó”. “Su compromiso con Antonio es total” y, gracias a su amor, este niño sonríe y es feliz”.

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También se palpa el amor entre Maude, su hermana Romie y el padre de las dos. Los tres asistieron a la presentación de ‘We have a dream’ en Madrid, ya que esta joven de 16 años (13 en el momento de la grabación) es otra de las protagonistas del documental.

Ella nació muy prematura (tras apenas seis meses de gestación) y además de sufrir la amputación de una pierna, utiliza implantes cocleares para poder oír.

“Me ofrecieron la posibilidad de ir a un colegio especial para niños con discapacidad auditiva”, recuerda Maud, pero “mis padres dijeron que no”.

Como ellos querían, Maud va al instituto de su barrio junto a su hermana y a sus amigos”; es además una gran deportista y bailarina.

RETOS PENDIENTES

“Cuando Pascal me contactó , me pareció una gran idea poder contar mi historia para que la gente empiece a ver de otra manera a las personas con discapacidad”.

La joven reconoce que “se ha evolucionado mucho”, pero “todavía quedan barreras y prejuicios que superar”.

Aunque no es su caso, Maud conoce a “muchos amigos con discapacidad que sufrieron bullyng en el colegio” y “encontrar trabajo resulta muy difícil para nosotros”.

Y esto en Francia, donde el Estado garantiza el derecho a la educación y sufraga las operaciones, las prótesis, las gafas, las sillas de ruedas y los artículos de apoyo.

“En muchos países, hay niños que no pueden acceder a las prótesis que necesitan para caminar, leer o estudiar”, abunda Plisson. Sin embargo, “y esto es lo que yo quise resaltar”, con “mucho esfuerzo y amor, se abren camino hacia sus sueños.

Plisson, que reconoce que hasta ‘We have a dream’ nunca había tenido contacto con el mundo de la discapacidad, llegó a él “de casualidad”, cuando rodaba ‘Camino a la Escuela’.

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“En India conocí a un niño en silla de ruedas al que sus hermanos pequeños empujaban a través de calles imposibles para llegar al colegio. Una vez allí, sus compañeros lo izaban a pulso a fin de salvar las escaleras y poder entrar en clase. Fue una lección para mí y supe que tenía que contarlo”.

Para ello contactó con la ONG Handicap internacional. “Me enseñaron mucho” y, con su ayuda, “pude conocer a los protagonistas de mi película”.

Pascal ha viajado hasta tres veces a Brasil, Nepal, Kenia y Ruanda para pasar tiempo con estos niños. Por supuesto, fue “más fácil con Maud”, admitió, con quien “me he reunido muchísimas veces”.

“Para mí, es fundamental conocer a todos aquellos que van a aparecer en mis películas y explicarles por qué es importante su participación”, detalló. Es el truco para que en el rodaje sean naturales y espontáneos.

Así se muestran todos en ‘We have a dream’, que solo en Francia ya han visualizado más de 140.000 escolares.

CAMBIAR LA MIRADA

“Mi percepción sobre la discapacidad dio un giro de 180 grados después de este trabajo”, confesó Plisson, así que “quisimos convertir (el documental) en el eje de un proyecto pedagógico para trabajar en los colegios”.

Por ello, confía en que muchos centros educativos y asociaciones en España se sirvan de este trabajo. El deseo es que, sobre todo, niños y adolescentes aprendan más sobre discapacidad.

A su juicio, los Juegos Paralímpicos de París supusieron un punto de inflexión en este sentido. “Nunca antes tanta gente se había reunido para ver un partido de baloncesto en silla de ruedas o de fútbol para ciegos”, afirmó.


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