MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
Un equipo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), muestra que las bacterias resistentes a antibióticos son capaces de evolucionar de manera diferente gracias a los plásmidos, unos elementos genéticos móviles responsables de que los mecanismos de resistencia se diseminen entre las bacterias.
Este trabajo, publicado en la revista ‘Nature Ecology and Evolution’ y realizado en colaboración con el Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS) del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, revela un nuevo mecanismo molecular de la evolución las bacterias multirresistentes que ocurre tanto ‘in vitro’ como en la microbiota intestinal de pacientes hospitalizados, es decir, en el conjunto de microorganismos que habita en el intestino.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la resistencia de las bacterias a los antibióticos provoca más de un millón de muertes al año por lo que esta pandemia silenciosa supone una gran amenaza de salud pública a nivel global. Este tipo de bacterias, conocidas como ‘superbacterias’, se desarrollan a gran velocidad hasta volverse resistentes a prácticamente todos los antibióticos descubiertos hasta la fecha.
Ahora, el equipo liderado por el investigador del CNB-CSIC, Álvaro San Millán, que estudia el papel de los plásmidos en la resistencia de las bacterias, ha descubierto que “estas evolucionan de manera diferente gracias a la presencia de plásmidos, unas pequeñas moléculas de ADN extracromosómico capaces de moverse de una bacteria a otra, y principales diseminadores de la resistencia a los antibióticos”.
Además, el científico añade que, en el ADN del plásmido, “existen unos genes conocidos como Secuencias de Inserción que tienen la capacidad de saltar de un lado al otro del ADN. y cuando saltan desde un plásmido de resistencia al cromosoma de la bacteria, pueden ayudar a estas a evolucionar a mayor velocidad”.
Asimismo, Jorge Sastre-Domínguez, investigador del CNB-CSIC y primer autor del trabajo, destaca la importancia de estos resultados pues “hasta ahora no se había sabido explicar claramente la contribución evolutiva de estos genes que saltan en las bacterias”.
No obstante, lo verdaderamente novedoso de este estudio es que lo que se ha descrito en tubos de ensayo, sucede también en el intestino de las personas. “Estos patógenos mejoran su crecimiento gracias a los saltos de pequeñas secuencias de ADN entre los plásmidos y los cromosomas. Por azar, estas secuencias saltan y se integran en el ADN bacteriano. Si por suerte, esta integración es en un lugar beneficioso para la célula, este salto mejorará el crecimiento del patógeno”, concluye Alfonso Santos López, investigador del CNB-CSIC y también autor del trabajo.
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