MADRID, 06 (SERVIMEDIA)
El Congreso de los Diputados rechazó este jueves las enmiendas a la totalidad de devolución planteadas por el PP y Vox a la ‘ley trans’, que seguirá su tramitación en la Cámara Baja con el objetivo de que norma sea aprobada definitivamente antes de que acabe 2022.
Lo hizo con 143 votos a favor de las enmiendas, 193 votos en contra y 9 abstenciones. De este modo, la norma, presentada por el Gobierno, continuará su tramitación en el Congreso de los Diputados.
La norma fue defendida por la ministra de Igualdad, Irene Montero, quien observó que “hoy damos en este hemiciclo un debate que han perdido antes de empezar”, ya que las dos enmiendas serán tumbadas, la norma se tramitará y “será aprobada antes de final de año”.
La ministra se dirigió expresamente al PP y a Vox para hacerles ver que “no tienen los votos, porque somos más en esta Cámara y en la sociedad quienes queremos que este proyecto sea ley y que el Estado deje de tener una deuda pendiente con las personas trans”.
En ese sentido, atestiguó que “somos más quienes queremos afrontar las dificultades unidas, garantizando los derechos para todos, todas, ‘todes’, y quienes estamos dispuestas a poner el cuerpo y mirarles de frente”, porque “a la derecha reaccionaria se le para con derechos para que la gente pueda vivir bien”.
Tras esta proclama, Irene Montero intentó subrayar las contradicciones del PP, que, en 2019, se sumó al conjunto de grupos parlamentarios para “refrendar el derecho de autodeterminación” de género. “¿Qué ha pasado, señorías del PP? ¿Por qué en 2019 veían necesario reconocerlo y en 2022 lo rechazan con bulos, manipulaciones y alimentando la transfobia? Tienen cero argumentos, muchos bulos y muchas mentiras. Si tuvieran un poco de respeto por este Parlamento, por su grupo parlamentario, retirarían la enmienda”, apostilló.
A su juicio, el PP “está siendo ideológicamente devorado por la extrema derecha”, y le afeó que propugnen “una forma de vida en la que mucha gente sufre, en la que se tienen muchísimas dificultades para ser felices”, caracterizada por el “sálvese quien pueda”.
Frente a ello, contrapuso que “los derechos son la base de una vida justa en sociedad, son la base de una democracia, porque sólo cuando todas las personas los tienen desarrollados, pueden desarrollar su vida plenamente”.
Irene Montero dedicó una parte de su discurso al sector feminista y socialista contrario a la norma, al que reclamó “estar a la altura de la comunidad trans y lgtbi; expresemos nuestras diferencias y posibilidades de mejora”, pero “no dejemos una sola puerta abierta al discurso de odio”.
Concluyó dirigiéndose a la comunidad lgtbi, a la que transmitió que “ahora, el BOE va a ser vuestro aliado”, y trasladándole que “la derecha quiere un país lleno de armarios, de soledad, de clandestinidad; son menos, les estamos ganando. Enhorabuena, porque habéis vencido”.
ENMIENDAS
La diputada Carla Toscano de Balbín fue la encargada de defender la enmienda a la totalidad de devolución de Vox, en una intervención en la que lamentó que la ‘ley trans’ “obliga a dar la espalda a la realidad y penalizará a quien nos neguemos a ello”, ya que “impone una única visión del mundo: la ideología de género, sin respaldo científico”.
Alertó de que la norma pretende “fomentar la transexualidad para evitar la discriminación”, por lo que “¿no sería más sensato un modelo de familia abierto a la vida ante el invierno demográfico?” En lugar de ello, continuó Toscano de Balbín, el Gobierno apuesta por un “modelo social de adultos rotos, porque nos quiere esclavos”.
Tras insistir en el bulo de que Irene Montero es partidaria de la “explotación de menores”, aseveró que “los españoles no estamos dispuestos a que adoctrine sexualmente a nuestros hijos”, y afirmó que a los padres les preocupa que sus hijos sean “estériles y medicados crónicos”. “No queremos que les eduquen de manera distinta a nuestras creencias, esto es querer a nuestros hijos y amar su pureza e inocencia”, arguyó.
A su vez, manifestó que “la disforia de género no se multiplica porque sí, no es fisiológica, sino cultural; es como si una persona va a un psiquiatra diciendo que es esquizofrénico, y el psiquiatra está obligado a tratarle como si lo fuera”.
Toscano de Balbín culminó su alocución conminando al Gobierno a “sacar sus sucias manos de nuestros hijos” e ironizando con el hecho de que la norma es discriminatoria con quienes “se sienten un ornitorrinco o Lady Gaga”.
Por parte del PP, María Jesús Moro adujo que su partido “no ha retirado en ningún momento” su apoyo al colectivo lgtbi y a las personas trans, ya que “creemos con convicción en los artículos 10 y 14 de la Constitución”. No obstante, justificó su rechazo a la norma por “romper el principio de igualdad e imponer ideológicamente un discurso que mucha gente rechaza”, incluidas “muchas feministas de izquierda”.
En su discurso, la diputada del PP comentó que “todas las madres sabemos que no hay mayor impotencia que ver a la persona que más quieres, y por la que darías todo, convivir con desesperación”. Ante esta situación, señaló que “el interés superior del menor no es permitir todo, para todos y en cualquier situación; es escucharles mucho, acompañarles, guardar silencio si no te quieren oír, darles tu opinión, pedirles perdón”, y desarrollar “instrumentos legales” que permitan un “asesoramiento profesional” y el “acompañamiento”. “¿Quién mejor que sus padres para dárselo?”, se preguntó.
RESTO DE GRUPOS
La intervención que más interés despertaba era la del PSOE, algunos de cuyos miembros, empezando por la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, han rechazado la ‘ley trans’. En nombre del grupo, Raquel Pedraja avanzó el rechazo a las enmiendas, y aprovechó su intervención para recordar que los socialistas son quienes han auspiciado “los grandes avances en materia de igualdad y de los derechos lgtbi en los últimos 40 años”, y se mostró “orgullosa” de ser correligionaria del partido en el que militó Pedro Zerolo (1960-2015).
A continuación, se dirigió al PP y a Vox afirmando que “tanto monta, monta tanto”, y les recriminó que “cada vez que ha habido un avance social en este país, han dicho que no y lo han recurrido ante los tribunales, y luego se han aprovechado de ese derecho”.
A su vez, indicó que “podemos estar de acuerdo en que la ley es mejorable, pero con su no a esta ley están quitando derechos a muchas personas”; por ello, retó al PP a “decir que un heterosexual tiene más derecho a tener más derechos que una persona trans y lgtbi”.
Por su parte, María Isabel Pozueta (EH Bildu) lamentó que el debate sobre la ‘ley trans’ está “fuertemente ideologizado” por quienes “en lugar de poner luz y concreción en los derechos de las personas, ponen obstáculos a la diversidad”, arrastrando consigo a “sectores autodenominados de izquierda”. Por esa razón, deseó que, “más pronto que tarde, esta ley vea la luz”.
Joseba Agirretxea (PNV) avanzó el rechazo de su grupo a las enmiendas, y consideró que la norma “suma derechos y no se presenta contra nadie; no resta, sino que suma; no divide, a pesar de lo que digan personas o colectivos, y pretende multiplicar”; mientras que Sara Giménez (Ciudadanos), calificó de “repugnantes” las objeciones de Vox a la ley, y al PP le afeó que “defiendan como un avance el matrimonio igualitario que tienen recurrido ante el Tribunal Constitucional”. A pesar de ello, sugirió que “el modelo que plantea el Gobierno no es ideal”, por lo que se comprometió a mejorarlo durante su tramitación.
Néstor Rego (BNG) censuró la “obsesión de la derecha ultra y de la ultraderecha por cercenar derechos”; Sergi Miquel (PDeCAT) acusó a Vox de tener una visión homogénea de la sociedad española e ironizó con el hecho de que el recurso del PP al Tribunal Constitucional contra el matrimonio igualitario fue “un gesto de buena voluntad no entendido por la sociedad”; y Pilar Calvo (Junts) reconoció que “la situación de las personas trans es compleja”, si bien aclaró que “donde no puede existir contradicción es en el reconocimiento a su derecho a ser”.
María Carvalho (ERC) acusó al PP y Vox de ser “una rémora de aquella España que se empeña en matar física o psicológicamente a las personas trans”. “No pasarán”, exclamó; mientras que Sofía Fernández Castañón (Unidas Podemos) incidió en las contradicciones del PP manifestadas por Irene Montero, concluyendo que su cambio de parecer sobre la autodeterminación de género se explica en “el auge del discurso de odio, en aras de la estridencia viral”. Sin embargo, sus reproches no se circunscribieron a los populares, ya que dejó caer que “cuidado cuando, desde posiciones pretendidamente progresistas, se le escribe los renglones a la ultraderecha”.
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