MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
Laura y Héctor, dos jóvenes con discapacidad, eligieron el Colegio Mayor Universitario Juan Luis Vives en Madrid como residencia cuando dejaron el entorno protegido de sus familias para irse solos a vivir la experiencia de la vida universitaria. Este centro es perfecto para ellos. Un edificio 100% accesible y que ofrece el apoyo constante de asistentes personales.
Héctor Cuervo llegó a la capital española hace ya algunos años, en 2006, procedente de Astorga (León) preocupado por encontrar un lugar adecuado donde vivir de forma autónoma. Hace 35 años, este centro puso en marcha un Programa de Vida Independiente con el objeto de cubrir estas necesidades. “Es una solución habitacional para estudiantes con discapacidad que deciden trasladarse a Madrid para matricularse en una Universidad en igualdad de oportunidades que el resto”, explica en una entrevista a Servimedia el director del Colegio Mayor Universitario Juan Luis Vives, Ricardo Nieto.
Héctor logró cumplir su sueño y hoy este leonés es ingeniero informático. Es más, actualmente ocupa el puesto de subdirector del centro, algo que le hace “especial ilusión”. “Veo que el apoyo que me dieron al principio ahora puedo compensarlo de algún modo, y, además, me gusta saber que confían en mi”, afirma con orgullo.
Entrar al dormitorio de este joven es ‘casi’ como hacerlo en una vivienda del futuro. La puerta se abre con el simple roce de su tarjeta personal y las persianas, las ventanas, las luces, “todo se activa por órdenes de voz”.
ENTORNOS QUE SE ADAPTAN A PERSONAS
Desde un punto de vista técnico, este colegio mayor no solo cumple los criterios de accesibilidad, sino que lo hace con ‘nota’. Está provista de grúas, elevadores, hasta de un gimnasio adaptado. No en vano, el Programa de Vida Independiente ha recibido números premios y distinciones. Uno de las más destacados fue el Premio Reina Letizia 2015 de Rehabilitación e Integración.
Subraya el responsable del centro madrileño que “lo que ofrece el Juan Luis Vives no se encuentra en ningún otro colegio”. Ricardo Nieto echa la vista atrás y relata cuál fue el germen del Programa de Vida Independiente hace ya 35 años. “Uno de nuestros colegiales que estaba estudiando para ser ingeniero forestal tuvo un accidente y quedó tetrapléjico. Ahí empezó todo”.
Aquel joven era Jesús Hernández-Galán. En la actualidad, es el director de Accesibilidad Universal de la Fundación ONCE y, además, es subdirector del Colegio Mayor Universitario Juan Luis Vives. “Mi principal objetivo, después del accidente, era continuar haciendo lo mismo que hacía antes. Seguir con mis estudios, residir en el mismo colegio mayor y mantener los mismos amigos”, confiesa en declaraciones a Servimedia.
Entonces, propuso que el colegio adaptara uno de los dormitorios y buscó los recursos necesarios para poder reincorporarme a la comunidad universitaria, “eso sí, ya sobre una silla de ruedas teniendo que desplazarme de una forma completamente distinta a como lo hacía antes”.
Con el paso del tiempo se pasó de un dormitorio accesible a dos, a tres… hasta llegar a los 14 disponibles para los 21 estudiantes con algún tipo de discapacidad que residen en la actualidad en el colegio mayor. Ellos representan el diez por ciento de los 230 colegiales que residen en este centro.
Una de ellas es Laura González, que estudió el grado de Periodismo acompañada de su madre y que soñaba con vivir sola en Madrid. Gracias al Programa de Vida Independiente del colegio, dispone del apoyo de asistentes personales cuando lo precisa. Algunos de ellos son compañeros de la propia residencia que se presentan voluntariamente para ayudar a los jóvenes con discapacidad que viven allí.
Laura eligió, entre los colegiales que se ofrecían para el puesto, a Bea, su asistenta de la noche. “Acordamos un horario y decidimos que yo me encargaría de acostarla cada noche”, explica Bea Bueno. Entre ambas se ha forjado un vínculo que trasciende el meramente profesional. Laura asegura sentirse “muy feliz” con la actual situación y agradece que Bea le haya presentado a su grupo de amigos. “Tengo plena autonomía. Entro y salgo cuando quiero”, afirma esta burgalesa.
Cada curso académico, Ricardo recibe a los nuevos colegiales y les advierte de que “en el colegio se van a encontrar estudiantes diferentes y que tienen que aprender a vivir con el diferente”. Lo saben bien Laura y su asistente personal Bea que aseguran que “solo así se aprende qué es la inclusión”. “De nada sirve que estudies una carrera universitaria y que en clase te hablen sobre discapacidad, si no lo vives en tu en tu día a día”, apuntan ambas colegialas casi al unísono.
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