MADRID, 10 (SERVIMEDIA)
El Consejo General de Enfermería (CGE) alertó este miércoles que con casi un 70% menos de enfermeras que Noruega o Austria y la mitad de Alemania o Países Bajos, se afronta un verano “con una sobrecarga asistencial enorme”.
Según detalló el presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, “desde el Consejo General de Enfermería venimos denunciando desde hace muchos años la grave escasez de enfermeras que tenemos en España. Este déficit ya es estructural en todo el sistema sanitario”.
“Según los datos de nuestro Instituto de Investigación Enfermera necesitaríamos más de 95.000 enfermeras para equiparnos a las ratios de enfermeras por habitantes que hay en los países de nuestro entorno”.
De hecho, según los últimos datos recopilados por el organismo, de los países de nuestro entorno cuyas enfermeras cuentan con formación universitaria equiparable a la nuestra, España ocupa el puesto 21 de los 26 países europeos analizados, con una ratio de 6,16 enfermeras por cada 100.000 habitantes.
En el otro extremo, Noruega, por ejemplo, triplica esa cifra con 21,68 enfermeras por cada 100.000 habitantes. De hecho, se da la circunstancia de que esta nación escandinava se convirtió en el principal destino de las enfermeras que abandonan España en busca de mejores condiciones laborales. Sólo en 2023, un total de 336 enfermeras españolas solicitaron la documentación necesaria para trasladarse y ejercer allí su profesión.
PAÍSES EUROPEOS
Por debajo de España sólo aparecen Polonia, Rumania, Chipre, Eslovenia y Bulgaria. Mientras que a la cabeza de Europa están Noruega, Austria, Islandia, Finlandia o Alemania en número de enfermeras.
Para el CGE, “esta escasez de enfermeras está provocando efectos indeseados no sólo en la profesión, que trabaja de forma permanente con una sobrecarga asistencial que se vive como algo normalizado en nuestro día a día, cuando se trata de una situación que debería ser excepcional, también parece olvidarse que ello pone en grave peligro la seguridad de los pacientes”, aseguró Pérez Raya.
A esto agregó que “el no disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras y enfermeros que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía, también durante el verano, conlleva una mayor probabilidad de riesgos, complicaciones, reingresos, efectos adversos, e incluso, fallecimientos, como constatan numerosos estudios científicos nacionales e internacionales publicados a lo largo de los últimos años”.
A ello se suma que “una gran parte de la profesión tiene que convivir con contratos precarios de días -e incluso horas- y en condiciones indignas, llegando a acumular cientos de contratos laborales en un mismo año. En ocasiones, al llegar el verano, en lugar de poder disfrutar del merecido descanso, cuando la presión asistencial aumenta se anulan o aplazan sus vacaciones”, puntualizó el presidente del CGE.
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