MADRID, 01 (SERVIMEDIA)
El calentamiento global podría ser “catastrófico” para la humanidad si la temperatura sube más de lo que se predice o esto causa una cascada de consecuencias como crisis económicas, guerras o nuevos brotes de enfermedades, lo que implicaría una pérdida de al menos un 10% de la población mundial.
Así se explica en un estudio realizado por 11 investigadores de instituciones de Alemania, China, Países Bajos y Reino Unido, y publicado este lunes en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
Los autores apuntan que el mundo necesita comenzar a prepararse para la posibilidad de un “fin de juego climático” y proponen una agenda de investigación para afrontar los peores escenarios, que van desde una reducción de un 10% de la población mundial hasta una eventual extinción humana.
Por ello, piden a los científicos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) que dediquen un informe futuro al cambio climático catastrófico para impulsar la investigación e informar al público.
“Hay muchas razones para creer que el cambio climático podría volverse catastrófico, incluso con niveles modestos de calentamiento”, indica Luke Kemp, del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Kemp añade al respecto: “El cambio climático ha jugado un papel en cada episodio de extinción masiva. Ha ayudado a derribar imperios y ha dado forma a la historia. Incluso el mundo moderno parece estar adaptado a un nicho climático particular”.
“Los caminos hacia el desastre no se limitan a los impactos directos de las altas temperaturas, como los fenómenos meteorológicos extremos. Efectos secundarios, como las crisis financieras, los conflictos y los nuevos brotes de enfermedades, podrían desencadenar otras calamidades e impedir la recuperación de posibles desastres como la guerra nuclear”, añade.
Kemp y sus colegas argumentan que no han sido suficientemente examinadas las consecuencias de un calentamiento de al menos 3°C con respecto a la era preindustrial y los riesgos extremos relacionados.
‘CUATRO JINETES’
Los autores indican que el calor extremo (una temperatura media anual de más de 29ºC) podría afectar a unos 2.000 millones de personas en 2070, que vivirían en áreas densamente pobladas y políticamente frágiles.
“Para 2070, estas temperaturas y las consecuencias sociales y políticas afectarán directamente a dos potencias nucleares y siete laboratorios de máxima contención que albergan los patógenos más peligrosos. Existe un serio potencial de efectos colaterales desastrosos”, señala Chi Xu, de la Universidad de Nanjjing (China).
El informe del IPCC del año pasado sugiere que si el CO2 atmosférico se duplica desde los niveles preindustriales, algo hacia lo que el planeta está a mitad de camino, hay un 18% de posibilidades de que las temperaturas superen los 4,5°C en relación a los niveles preindustriales.
Los autores del estudio proponen una agenda de investigación que incluya lo que denominan los ‘cuatro jinetes’ climáticos del apocalipsis: hambruna y desnutrición, clima extremo, conflicto y enfermedades transmitidas por vectores.
Apuntan que el aumento de las temperaturas representa una gran amenaza para el suministro mundial de alimentos, con mayores probabilidades de inseguridad alimentaria a medida que las áreas agrícolas más productivas del mundo sufren colapsos colectivos.
El clima más cálido y extremo también podría crear condiciones para nuevos brotes de enfermedades a medida que cambien y se reduzcan los hábitats tanto para las personas como para la vida silvestre.
Además, el colapso climático exacerbaría otras “amenazas interactivas”, según los autores, desde el aumento de la desigualdad y la desinformación hasta los colapsos democráticos e incluso nuevas formas de armamento de inteligencia artificial destructiva.
Un posible futuro que se destaca en el documento implica “guerras cálidas” en las que superpotencias mejoradas tecnológicamente luchan tanto por el espacio de carbono cada vez más reducido como por experimentos para desviar la luz solar y reducir las temperaturas globales.
“Cuanto más aprendemos sobre cómo funciona nuestro planeta, mayor es el motivo de preocupación”, indica Johan Rockström, director del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (Alemania), quien agrega. “Nuestro planeta es un organismo más sofisticado y frágil. Debemos hacer los cálculos del desastre para evitarlo”.
- Te recomendamos -