MADRID, 08 (SERVIMEDIA)
El 90% de los consumidores demanda que se les informe del tipo de agua que le van a servir en un restaurante y cuánto va a pagar por ella. Este es uno de los datos que se desprende de la encuesta nacional, realizada por Metroscopia para el Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS), que analiza la percepción y las preferencias de los consumidores en diferentes aspectos -como la calidad, la seguridad alimentaria o la información que recibe-, sobre el agua que consume en hostelería.
“Muchas veces se genera confusión sobre qué tipo de agua se les está ofreciendo a los consumidores y lo que van a pagar por ella, por eso es necesario informarles y que conozcan y decidan lo que prefieren consumir”, señala Luis Gutiérrez Serantes, doctor en Medicina y Cirugía por la UCM y miembro del Comité Científico del Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS).
Actualmente los restaurantes pueden ofrecer a sus clientes agua mineral natural, agua del grifo -servida en una jarra o en un vaso-, o agua del grifo filtrada en el propio establecimiento, que se suele servir en una botella de vidrio con el nombre del restaurante. En este último caso puede presentar la apariencia de agua mineral induciendo a la confusión del consumidor con respecto a su origen y también respecto a su coste.
De hecho, sólo uno de cada 6 consumidores es consciente de que le están sirviendo agua del grifo filtrada y se la están cobrando en los establecimientos de hostelería, y ocho de cada diez españoles (80%) declaran que no están dispuestos a pagar por el agua del grifo filtrada en un restaurante.
Desde el punto de vista de calidad y seguridad alimentaria, el 83% de los españoles reconoce la calidad y seguridad de las aguas minerales y el 75% señala que ésta es la que le genera más confianza en cuanto a seguridad alimentaria.
TIPOS DE AGUAS
“Las aguas minerales naturales cuentan con características únicas que las hacen absolutamente distintas de las aguas, tanto del grifo, como filtradas. Fundamentalmente que, al provenir de acuíferos subterráneos, son puras desde el origen, están protegidas de la contaminación y son bacteriológicamente sanas, por eso no requieren ningún tratamiento químico para su consumo, a diferencia del agua que proviene del grifo, ya sea filtrada o no”, señala el Dr. Gutiérrez Serantes.
Las aguas minerales se envasan a pie de manantial con todas las garantías, de forma que su composición en minerales y sus propiedades saludables permanecen constantes en el tiempo y el consumidor puede consultarlas en su etiquetado. La industria realiza más de 300 análisis diarios para que las aguas minerales lleguen al consumidor tal y como se extraen a pie de manantial, y se presentan al consumidor en envases herméticamente cerrados para proteger su pureza y garantizar su seguridad alimentaria.
“En el caso del agua del grifo, proviene de aguas superficiales y de orígenes diversos: embalses, ríos, desalinizadoras…, y, por lo tanto, necesita ser tratada químicamente, como, por ejemplo, con la adición de cloro, para desinfectarla, protegerla de potenciales contaminaciones, y que pueda ser apta para consumo humano. Además, hace un largo recorrido a través de los sistemas de conducción y tuberías de la red pública hasta llegar al consumidor y su composición es cambiante”, explica el Dr. Gutiérrez Serantes.
Por último, el agua filtrada es agua del grifo que se somete a un proceso de filtrado en el propio restaurante. “Por tanto, al ser del grifo su origen también puede ser variable y su composición inestable. El proceso de filtrado altera su composición inicial y elimina el cloro, por lo que el agua queda desprotegida, además de que no disponen de cierre hermético y tampoco se someten a los estrictos y exigentes requisitos de seguridad alimentaria que se aplican a las aguas minerales”, concluye este especialista.
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