MADRID, 25 (SERVIMEDIA)
Nueve de cada diez consumidores españoles han “modificado” sus hábitos alimentarios y más de la mitad ha “acortado” la duración de su ducha a causa de la inflación, mientras el número de hogares con “dificultades” financieras ha pasado del 23% al 35% en los últimos ocho meses.
Estas son algunas de las conclusiones de una encuesta publicada este miércoles por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que la entidad realizó en colaboración con otras tres asociaciones de Bélgica, Italia y Portugal a 5.268 personas (1.307 residentes en España) de entre 25 y 74 años.
Entre los datos “más preocupantes” con respecto a España, la OCU hizo referencia al “significativo aumento” de hogares que atraviesan “dificultades” económicas, la mayoría de los cuales se ven obligados a recurrir a sus ahorros para llegar a final de mes (60%), a pedir dinero a familiares y amigos (32%) o a solicitar un préstamo al banco (18%).
En este sentido, de entre los nueve de cada diez consumidores que han “modificado” sus hábitos alimentarios, la mayoría lo hizo bien “priorizando” los productos en oferta (69%), bien “primando” las marcas blancas (66%) y los súper ‘low cost’ (58%).
En paralelo, la OCU advirtió de que se está “reduciendo” el consumo de productos frescos, como la carne y el pescado (32%), pero también el de las frutas y verduras (18%), mientras se incrementa la ingesta de productos de “amplia vida útil”, como los alimentos envasados y congelados (28%). Unos cambios que, en mayor o menor medida, inciden “negativamente” en la calidad de su dieta, según el 68% de los encuestados.
NUEVOS HÁBITOS DOMÉSTICOS
Junto a ello, la encuesta confirma que la inflación también está “promoviendo nuevos y obligados hábitos de consumo domésticos” en el ámbito de la energía en nueve de cada diez hogares. El más común es apagar la luz cada vez que se sale de una estancia (72% de los encuestados), pero también reducir las horas de calefacción (63%), desenchufar el cargador del móvil o de la tablet cuando no se usan (59%) o incluso “acortar la duración de la ducha o darle preferencia frente al baño” (51%).
Además, los encuestados apuntaron a la adopción de “nuevos hábitos de ahorro” para reducir el gasto en ocio y hostelería (87%), en ropa y complementos (84%), en viajes (84%), en actividades culturales (80%) y en el uso del coche (74%). Pero también en el presupuesto para realizar prácticas deportivas (60%), formación (45%) y atención sanitaria (41%), incluyendo acudir al dentista, al fisio o a las consultas y pruebas diagnósticas.
SITUACIÓN FINANCIERA
El estudio revela que la “mayoría” de los europeos considera que su situación financiera “ha empeorado respecto a la de hace un año”, si bien preguntados por cómo la describen el 50% de los españoles la consideró “suficiente para llegar a fin de mes”, el mismo porcentaje que en la oleada de la encuesta en abril, empatados con los portugueses, y por delante de belgas (42%) e italianos (48%). Por el contrario, el 35% de los españoles la calificó de “difícil”, por el 36% de los portugueses y belgas y el 34% de los italianos.
Finalmente, sólo el 15% de españoles estimó que tiene una situación “confortable” en este ámbito -en abril era el 28%-, por el 14% de los portugueses, el 18% de los italianos y el 22% de los belgas.
Además, el 54% consideró su situación económica “peor” que hace un año (frente al 38% de abril) y el 39% indicó no tener “margen de maniobra” para más incrementos de precios (frente al 34% de abril), mientras el 52% de los que tienen una situación “difícil o muy complicada a duras penas pueden afrontar el pago de las facturas energéticas o directamente es algo que no pueden pagar”, según la OCU.
En este contexto, la organización instó al Gobierno a “aumentar de manera urgente” el importe del cheque de 200 euros para personas físicas de bajo nivel de ingresos y patrimonio así como el número de beneficiarios, al tiempo que solicitó la aplicación del IVA del 0% a la carne y el pescado.
Junto a ello, pidió una subida de los mínimos personales y familiares en el IRPF, y de las reducciones del trabajo y de autónomos, que corresponden a la parte de la base liquidable que, por destinarse a satisfacer sus necesidades básicas personales y familiares, no se somete a tributación y que no se han actualizado desde 2015. Una medida que, a su entender, “beneficiaría sobre todo a pensionistas, familias con hijos a cargo y personas con discapacidad”.
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