MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
El ozono troposférico (O3) proveniente de otros países está relacionado con el 88,3% de las muertes atribuibles a ese gas de efecto invernadero en Europa.
Esa es la principal conclusión de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa” y el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), en colaboración con el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia (Inserm, por sus siglas en francés).
Los resultados, publicados este lunes en la revista ‘Nature Medicine’, tienen importantes implicaciones para la calidad del aire y las políticas de salud pública dentro y fuera de la UE.
El ozono troposférico es un contaminante atmosférico nocivo formado en la troposfera por la interacción de la luz solar con varios gases precursores, principalmente óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles (COV) procedentes de fuentes naturales y antropogénicas.
Los niveles elevados de O3 se asocian a efectos adversos para la salud respiratoria, como el agravamiento del asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la disminución de la función pulmonar e infecciones respiratorias, que en los casos más graves pueden conducir a la hospitalización y la muerte.
El equipo investigador cuantificó las contribuciones nacionales e importadas del O3 en relación con la mortalidad en 35 países europeos entre 2015 y 2017. El análisis abarcó 813 regiones y alrededor de 530 millones de personas.
NO ES UNA “CUESTIÓN LOCAL”
Los resultados muestran que el O3 importado contribuyó al 88,3% de todas las muertes atribuibles a este contaminante. Las tasas más altas se corresponden con Liechtenstein (100%), Malta (98,9%), Luxemburgo (98,8%) y Montenegro (98,1%). Y las más bajas se dieron en Italia (83,0%), Alemania (85,0%), Francia (85,2%) y España (85,9%).
La mayor parte de este O3 transfronterizo provino de fuera de esos países examinados, concretamente el 56,7% de la mortalidad atribuible total (del 87,2% de Islandia al 42,5% de Malta, con el 59,5% en España), mientras que un 20,9% de media en cada país se atribuye al ozono troposférico procedente de las otras 34 naciones europeas (de un 5,1% de Islandia a un 40,0% en Liechtenstein, con un 14,1% en España).
“Los efectos sobre la salud del O3, y de cualquier contaminante atmosférico en general, distan mucho de ser una cuestión local. En este estudio, encontramos que el 11,7% de las muertes atribuibles al O3 fueron causadas por fuentes nacionales”, afirma Hicham Achebak, investigador del Inserm y del ISGlobal, y titular de una beca postdoctoral Marie Sklodowska-Curie de la Comisión Europea.
Achebak añade que “este hecho subraya la necesidad de acciones coordinadas a escala local, continental y global por parte de todos los países para reducir las concentraciones de O3 y su impacto en la salud”.
El análisis se basó en datos de la estación cálida (de mayo a octubre), que es la que registra los valores más elevados de O3. El método también incluyó las emisiones tanto terrestres como marítimas.
La concentración media de O3 en todos los países y durante el periodo de estudio fue de 101,9 microgramos por metro cúblico y osciló entre 76,7 en Finlandia y 130,1 en Malta.
PAÍSES INDUSTRIALIZADOS
Por otra parte, el número estimado de muertes atribuibles al O3 durante el periodo de estudio fue de 114.447, lo que resulta en una tasa de mortalidad atribuible de 72 muertes por millón de habitantes y año.
Dado que las temperaturas más cálidas del sur favorecen la formación de O3, las concentraciones de este contaminante disminuyen en el norte del continente. Las mayores cargas de mortalidad se dieron en los países más poblados (Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, España y Polonia), mientras que las tasas de mortalidad más elevadas se registraron en el sudeste (Bulgaria, Serbia, Croacia, Hungría, Grecia y Rumanía).
El análisis también mostró que los países más industrializados de Europa fueron los principales contribuyentes a la mortalidad atribuible al O3 transfronterizo, especialmente Francia (4.003 muertes entre 2015 y 2017) y Alemania (3.260).
El O3 procedente de Francia tuvo un impacto significativo en países vecinos como Luxemburgo (32,3% de las muertes atribuibles al O3), Suiza (29,3%), Bélgica (24,4%) o España (16,8%).
El O3 procedente de Alemania también afectó significativamente a países vecinos como Luxemburgo (24,2% de las muertes), Chequia (23,3%) o Países Bajos (21,5%).
En algunas regiones costeras y pequeños países mediterráneos, la contribución de las emisiones del transporte marítimo fue significativa, como en Malta (24% de las muertes) y Chipre (14%).
“Hasta ahora, los esfuerzos de mitigación se han centrado principalmente en las escalas nacional y regional, y han carecido de una evaluación exhaustiva y transfronteriza de los efectos sobre la salud asociados”, afirma Joan Ballester Claramunt, investigador de ISGlobal y coautor sénior del estudio.
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