Revela que existe más discriminación por identidad y orientación sexual que por discapacidad en el ámbito familiar
MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
El 78% de personas LGTBI+ con discapacidad en España ha experimentado discriminación en el sistema educativo, según se desprende del estudio ‘La situación de las personas LGTBI+ con discapacidad’, elaborado por el Ministerio de Igualdad y el de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
Para llevar a cabo el estudio se han realizado 50 entrevistas en profundidad a personas LGTBI+ con discapacidad; 15 entrevistas a profesionales de diversos sectores; 420 encuestas; un grupo de discusión, con personas expertas en la materia; así como un seminario de agentes clave.
Según ha explicado la ministra de Igualdad, Ana Redondo, el estudio pretende “abrir un armario”. “Creo que es el armario que faltaba por abrir, el de las situaciones de discriminación de las personas LGTBI con discapacidad”, ha señalado en declaraciones a medios.
Asimismo, Redondo ha expuesto que el estudio “pone cifras a una realidad, a veces dura, a veces de gran desigualdad, pero necesaria para precisamente diseñar aquellas políticas públicas encaminadas a remover todos los obstáculos que todavía impiden la igualdad real y efectiva de las personas”.
La ministra también ha dicho que la “interseccionalidad” es “la asignatura pendiente que todavía tiene esta sociedad, esta democracia española para seguir avanzando en igualdad de derechos y en reconocimiento de esas libertades necesarias y básicas de todas las personas con independencia de su condición o de su situación”.
En cuanto al informe, este refleja que, entre quienes ejercen la discriminación en el sistema educativo, son los propios compañeros y compañeras de clase quienes más discriminan, seguidos por el profesorado y otros miembros del personal escolar y de personas ajenas a los centros.
Respecto a las consecuencias de la discriminación, el estudio revela que el 30% ha tenido efectos psicológicos, al 24% le ha afectado en las relaciones sociales y a un 13% en las actividades cotidianas. Además, explicsa que estos impactos se concentran con mayor frecuencia en las personas con enfermedad mental y/o trastorno mental frente a otras discapacidades.
En el ámbito familiar, alerta de que existe más discriminación por identidad y orientación sexual que por discapacidad. En este sentido, apunta que, para muchas de las familias encuestadas, la idea de que la única forma “correcta” de ser es “una en la que existe una alineación entre el sexo biológico, la orientación sexual, la identidad sexual y los roles de género tradicionales”.
De hecho, el estudio refleja que la intersección entre este paradigma normativo respecto de la sexualidad y la identidad sexual y el del capacitismo “puede llevar a los núcleos familiares a ejercer violencia simbólica y a intensificar la discriminación contra la persona LGTBI+ con discapacidad”. Así, precisa que las consecuencias directas son la infantilización, la asexualización y la heterosexualización, que “niegan la posibilidad de que las personas con discapacidad tengan una vida sexual plena y elegida”.
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