MADRID, 26 (SERVIMEDIA)
La directora de la Federación Española de Daño Cerebral (Fedace), Mar Barbero, aseguró este miércoles que el 72% de las personas con Daño Cerebral Adquirido (DCA) paga la rehabilitación de su propio bolsillo y sólo el 25% puede recibirla por parte de la Seguridad Social.
Así lo destacó durante la celebración de un diálogo en la agencia de noticias Servimedia, coincidiendo con el Día Nacional del Daño Cerebral. En este acto, organizado por Fedace, se presentó además un estudio sobre la situación de las personas con daño cerebral en proceso de envejecimiento y las necesidades que tienen en la prestación de apoyos.
Barbero recordó que 435.400 personas tienen DCA en España, de las que el 84% (361.500 personas) lo adquirió por un ictus. El promedio de edad de estos pacientes es de 73 años (70,83 en hombres y 75,54 en mujeres).
Sin embargo, tal y como subrayó la directora de Fedace, “el estudio destaca que hay una ausencia de cobertura especializada a partir de los 65 años”. “Y a esta problemática se añade que el cuidador, en su mayoría un familiar cercano, tiene en torno a los 60 años”, resaltó.
En este sentido, el director general del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), Luis Alberto Barriga Martín, comentó que “en este momento se están incorporando muchos cambios en el modelo de cuidados y todo el entorno europeo y español ha tomado conciencia” de que es necesario no sólo para las personas que tienen situaciones de discapacidad o de dependencia, sino también “paras cuidadores y cuidadoras”. A esto añadió que “deben ser políticas que deben ir hacia un cambio que evite la institucionalización y luchen contra situaciones de aislamiento, soledad o exclusión”.
CUIDADORAS
En cuanto a los cuidadores, Mar Barbero indicó que, según el estudio de Fedace, más del 70% son mujeres y “el promedio de tiempo dedicado al cuidado es de 9,7 horas al día”. Además, el 17% de estos pacientes no posee certificado de discapacidad y el 83% cuenta con uno, de ellos el 51% tiene reconocido un grado superior al 75%.
Del mismo modo, remarcó la desventaja existente en el acceso a los recursos “dependiendo del lugar donde se viva, ya que el 43% de las personas con Daño Cerebral Adquirido tiene que desplazarse fuera de su localidad para recibir rehabilitación”.
Sin embargo, señaló Barbero, “existe una barrera más: la ausencia de cobertura especializada a partir de los 65 años”. El estudio también destacó que hacen falta cada vez más ayudas, a medida que se incrementa la edad. El 64,5% está relacionado con la vida doméstica y el 61,8%, ligado al transporte y desplazamientos en el entorno.
El 55,2% está vinculado al aprendizaje y la aplicación del conocimiento y el 49,9% se relaciona con la movilidad: cambiar postura, mantener posición del cuerpo, desplazarse. Además, el 96% necesita apoyo de forma habitual para realizar actividades de la vida diaria a consecuencia del Daño Cerebral Adquirido.
MANIFIESTO Y REIVINDICACIONES
Ante esta situación, Fedace hizo público un manifiesto con reivindicaciones para mejorar la calidad de vida de pacientes y cuidadores. Este fue leído por decenas de afectados en un vídeo para conmemorar el Día Nacional del Daño Cerebral Adquirido.
En este sentido, la presidenta de Fedace, Ana Cabellos, aseguró que “este día nos permite mostrar a la sociedad lo que es el Daño Cerebral Adquirido y cuáles son sus secuelas tan complejas”. “Además de las dificultades que tienen estas personas se añade el envejecimiento, lo que supone otra barrera que hace que esto sea aún más difícil”.
Por ello, Fedace reivindicó el impulso de una Estrategia Nacional de Atención al Daño Cerebral Adquirido que garantice una atención coordinada, integral y multidisciplinar, independientemente de su situación socioeconómica y de su lugar de residencia.
También “que se elabore un censo completo” con el número de personas que hay en España y que se cree “la categoría diagnóstica ‘Daño Cerebral Adquirido’, aplicable en el momento del alta hospitalaria”.
Otras reivindicaciones se refieren a la inclusión de la familia como parte beneficiaria del proceso de atención y no sólo como parte colaboradora. Además, se pide que en los planes de atención sociosanitaria se tengan en cuenta las necesidades específicas de las personas con daño cerebral más vulnerables.
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