MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
El 70 por ciento de los médicos internistas españoles se enfrentan con frecuencia o casi siempre a conflictos éticos en su práctica clínica diaria, según un estudio de internistas del Grupo de Bioética y Profesionalismo de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) presentada en el marco de la VII Jornada de Bioética y Profesionalismo de la SEMI.
Además, para el 39,9 por ciento de especialistas en Medicina Interna dichos dilemas “con frecuencia o casi siempre” dificultan su labor clínica y asistencial, con independencia de la llegada de la Covid-19 y de los cambios que su irrupción supuso para el sistema sanitario. Por el contrario, el 60,1 por ciento considera que los conflictos entorpecen “pocas veces o casi nunca” la asistencia clínica diaria.
Así las cosas, la pandemia por Covid-19 ha suscitado conflictos éticos a muchos niveles. “No solo fue relevante el debate acerca de los criterios de triaje y el impacto de la edad en los mismos, sino que también hubo problemas de aislamiento de pacientes (tanto en el hospital, separados de sus familias, como aquellos aislados en su domicilio), cuestiones de prioridad de acceso a protocolos de investigación, conflictos sobre si debía primar el promover la cercanía de los familiares de los pacientes al final de la vida o primar el principio de salud pública y continuar con políticas estrictas de aislamiento”, tal y como se ha recordado durante la jornada.
Durante la pandemia, según datos expuestos en la reunión, más del 90 por ciento de profesionales sanitarios ha presentado síndrome de ‘burnout’ de moderado a severo. Entre los sanitarios que han estado en primera línea, el 45 por ciento sufrió ansiedad, el 25 por ciento depresión, el 38 por ciento insomnio y el 68 por ciento estrés. Además, la sobrecarga sanitaria ha hecho que el “35 por ciento sientan menor satisfacción con su profesión, duplicando el período pre-pandemia, ya que sobre el 20 por ciento de estos se plantean la jubilación anticipada o la reducción de jornada”.
Los cinco conflictos éticos más frecuentes en Medicina Interna, con independencia de la pandemia, son: limitación de esfuerzos terapéuticos en pacientes con mala situación clínica; conflictos sobre decisiones sobre tratamientos con intención paliativa (incluida sedación terminal; conflictos sobre órdenes de no reanimación cardiopulmonar; conflictos de comunicación con los familiares de pacientes y toma de decisiones en pacientes que no tienen competencia para decidir sobre sí mismos.
Para el coordinador saliente del Grupo de Bioética y Profesionalismo de SEMI, el doctor Diego Real de Asúa, el internista “debe ser el de establecer una cultura de atención centrada en los valores y preferencias del paciente, que facilite la búsqueda de objetivos compartidos entre estos y los profesionales de salud”. Para esta labor, añade, “los internistas están excelentemente posicionados”.
Por otro lado, se ha puesto de manifiesto que existe un núcleo creciente de literatura que avala la “necesidad de atajar la realidad del burnout y el estrés en los profesionales sanitarios” y las propuestas más razonables para hacerlo incluyen algunas iniciativas como las de establecer “cambios en el entorno laboral que permitan de manera realista la conciliación entre vida personal y laboral”.
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