MADRID, 23 (SERVIMEDIA)
Un total de 108 países contaban el año pasado con un cierto grado de capacidad en sistemas de alerta temprana sobre peligros múltiples relacionados con el clima y la meteorología, lo que supone más del doble que en 2015, cuando eran 52 naciones.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), que este año cumple 75 años, aporta esos datos con motivo del Día Meteorológico Mundial, que se celebra este domingo con el lema ‘Juntos, reduzcamos la brecha en los sistemas de alerta temprana’.
El secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó en la 27ª Cumbre del Clima de Sharm el Sheij (Egipto), conocida como COP27 y celebrada en 2022, la iniciativa Alertas Tempranas para Todos de las Naciones Unidas para que toda la humanidad esté protegida del clima extremo en 2027.
En el ecuador de esa iniciativa, el 55% de los países afirman tener algún grado de alerta temprana ante fenómenos meteorológicos y climáticos extremos. Las mejoras más notables se han producido en los países menos adelantados, las naciones en desarrollo sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo.
“AL ROJO VIVO”
Guterres apunta, en un mensaje con motivo del Día Meteorológico Mundial, que “las sombrías predicciones de los meteorólogos se están cumpliendo”. “Nuestro clima está al rojo vivo. Cada uno de los últimos 10 años ha sido el más caluroso de la historia. La temperatura oceánica está batiendo récords. Y los efectos se sienten en todos los países, que están abrasados por incendios, arrasados por inundaciones o azotados por tormentas sin precedentes”, añade.
En su mensaje, recogido por Servimedia, Guterres subraya que, “en esta nueva realidad climática, los sistemas de alerta temprana no son un lujo, sino artículos de primera necesidad y sólidas inversiones que ofrecen un rendimiento casi 10 veces superior”.
“Sin embargo, casi la mitad de los países del mundo siguen sin tener acceso a esos sistemas que resultan vitales. Es vergonzoso que, en la era digital, se estén perdiendo vidas y medios de subsistencia porque la gente no tiene acceso a sistemas eficaces de alerta temprana”, asevera.
En este sentido, agrega: “Necesitamos apoyo político de alto nivel a la iniciativa dentro de los países, un impulso al apoyo tecnológico, mayor colaboración entre gobiernos, empresas y comunidades, y un gran esfuerzo para ampliar la financiación”.
Al mismo tiempo, Guterres aboga por redoblar los esfuerzos para “atajar la crisis climática en su origen, mediante recortes rápidos y profundos de las emisiones de gases de efecto invernadero, para evitar que empeore de forma inimaginable”. “En una era de desastres climáticos, toda persona que habite la Tierra debe contar con la protección de un sistema de alerta temprana por una cuestión de justicia”, sentencia.
“24 HORAS AL DÍA”
Por su parte, la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, apunta, en otro mensaje por el Día Meteorológico Mundial, que el personal de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales “puede equipararse al personal médico y de enfermería: trabaja 24 horas al día, siete días a la semana, para salvaguardar y promover el bienestar de la población”.
“Somos más que simples pronosticadores. Los datos científicos, la información y los servicios que proporciona la comunidad de la OMM fundamentan decisiones que abarcan desde las actividades cotidianas de ocio hasta la siembra estacional de cultivos, pasando por las inversiones en infraestructura a largo plazo”, recalca.
Saulo destaca que la OMM ha aportado en los últimos 75 años “un valora añadido del orden de miles de millones de dólares” a la economía mundial al evitar pérdidas económicas causadas por peligros meteorológicos, climáticos e hidrológicos valoradas en miles de millones. “Sin olvidar los cientos de miles de vidas que hemos salvado”, añade.
“Cada minuto de cada día, los datos fluyen desde estaciones de monitoreo de todo el mundo hasta los centros de predicción meteorológica. Hablamos de millones de mediciones obtenidas, entre otras fuentes, de estaciones terrestres, globos meteorológicos, boyas oceánicas, buques, aeronaves o satélites”, apostilla.
Saulo destaca que los últimos 10 años fueron los más cálidos en la Tierra desde que hay registros y que, probablemente, 2024 fue el primero con un calentamiento superior a 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales.
Las pérdidas económicas declaradas en el mundo por peligros meteorológicos, climáticos e hidrológicos alcanzaron los 4,3 billones de dólares entre 1970 y 2021, periodo en el que murieron más de dos millones de personas.
“Estamos más preparados que nunca para salvar vidas. Nuestra máxima prioridad es garantizar que los sistemas de alerta temprana protejan al conjunto de la población en cualquier rincón del planeta”, sentencia Saulo.
NEGACIONISMO CLIMÁTICO
Por otro lado, Greenpeace subrayó que “la meteorología salva vidas” y destacó su valor para “proteger a la población frente al cambio climático”. Apuntó que, ante “el auge del odio y el negacionismo climático” para defender que esta disciplina científica, junto con la climatología, desempeña un papel clave en “la protección de la población ante eventos meteorológicos extremos, acentuados por el cambio climático”.
“En un contexto de crisis climática donde la prioridad debería ser la información rigurosa y los datos científicos, estas profesiones se enfrentan cada vez más a bulos, amenazas, descalificaciones y negacionismo climático”, indicó.
Un ejemplo reciente se vivió en España durante la dana de Valencia en octubre de 2024, cuando se cuestionó el trabajo de las previsiones meteorológicas y crecieron los ataques en redes sociales.
“Esto no es un fenómeno aislado. En Estados Unidos, durante los huracanes Hélene y Milton el pasado septiembre, este mismo colectivo profesional fue objeto de bulos, desinformaciones, ataques e incluso amenazas de muerte”, señaló Greenpeace, que denunció que “el foco se ponga en los mensajeros de esta emergencia y no en sus responsables: las empresas fósiles”.
“Es inaceptable y peligroso que se ponga en duda e incluso se persiga a quienes desde la ciencia aportan información que salva vidas. Su trabajo es fundamental para entender los escenarios climáticos a los que nos enfrentamos y demandar medidas urgentes de reducción de emisiones y adaptación”, según Pedro Zorrilla, responsable de la campaña de Cambio Climático en Greenpeace.
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