MADRID, 20 (SERVIMEDIA)
Más de la mitad de las familias que sufren pobreza en España tienen progenitores que trabajan, según un estudio de Save the Children. Además, más de la mitad de los padres y madres encuestados acabaron la educación secundaria y uno de cada diez tiene estudios universitarios, lo que prueba que la educación “está fallando como ascensor social”.
Así se desprende del estudio ‘Ser pobre en España. El retrato de 1.000 familias’, presentado este miércoles por Save the Children, que demuestra que el empleo y la educación “ya no son suficientes para salir de la pobreza en España” y alerta sobre la complicada situación que afrontan los menores en situación de pobreza a las que la organización atiende en España.
España se encuentra a la cola de la Unión Europea en ayudas a la crianza, como destacó la ONG, por lo que pide al Gobierno la aprobación de una nueva ayuda a la crianza que cubra desde los 0 a los 17 años, que llegue automáticamente a todas las familias incluyendo a las más vulnerables. “Con esta medida, las familias con hijos tendrán el apoyo público necesario para afrontar una parte del coste de la crianza, que en España alcanza los 672 euros al mes por hijo o hija al mes”.
El informe es la continuación del lanzado hace un año por la organización y recoge datos de 2.440 niños y niñas de las seis comunidades autónomas donde la organización tiene programas destinados a la reducción de la pobreza: Andalucía, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y País Vasco.
El 53%de los padres y el 55% de las madres tienen estudios secundarios. Además, uno de cada diez, un 9% de hombres y un 11% de mujeres, tienen estudios universitarios.
“Tradicionalmente, la educación era la base para que los hijos de familias con pocos ingresos pudieran salir de la pobreza; nos referíamos a ella como la clave para que funcionara el llamado ascensor social. Sin embargo, desde años comprobamos que no funciona como debería”, explicó Andrés Conde, director general de Save the Children.
1.000 FAMILIAS ESPAÑOLAS
Según el actual estudio, el retrato robot de una familia vulnerable es de una en la que, de media, hay dos menores de edad y mayoritariamente se encuentran al cuidado de su padre y su madre, aunque cuatro de cada diez son familias al cuidado exclusivo de madres. En general, son progenitores con bajos niveles de estudio.
Pese a que muchos padres, no así las madres, sí tienen trabajo remunerado, experimentan distintas formas de subempleo, como la temporalidad o el trabajo a tiempo parcial. Ello hace que casi la mitad de estos niños y adolescentes vivan en hogares que ingresan menos de 1.000 euros al mes, según los datos de la ONG.
“La mitad de ellos no pueden comer la suficiente cantidad de proteína, fruta o verdura a la semana y también tienen problemas de sobrepeso: consumen dulces y pantallas en exceso, desayunan bollería industrial y no duermen lo que necesitan”.
Save the Children añadió que “son niños que no pueden acceder a actividades extraescolares, lo que les pone en una situación de desventaja frente a quienes sí pueden y, además, les obliga a elegir “alternativas de ocio mucho menos saludables”, como las pantallas. A ello se une que “viven en casas con una temperatura inadecuada (frío en invierno, calor en verano) y malas condiciones de salubridad, con goteras o humedades”.
SUBIDA DE PRECIOS
El aumento del precio de los alimentos entre 2022 y 2023 fue de un 16,5% (INE). Por ello, en el 65% de las familias “todos los miembros han tenido que disminuir el consumo por ese motivo” y en otro 6%, “la disminución ha afectado sólo a las personas adultas”.
El gasto medio en alimentación de las familias participantes de los programas de Save the Children asciende a 419,20 euros mensuales. Esto supone, de media el 41% de sus ingresos invertido en alimentación.
“Por ello, las familias no pueden hacer frente a todos los costes que implica una crianza digna con sus ingresos y su situación ya que, según cálculos de la organización, el coste de crianza en España en 2022 por cada hijo o hija ya ascendía de media a 672 euros al mes”, aseveró la ONG.
A las dificultades en la cesta de la compra hay que sumarles los gastos de vivienda. Las 1.170 familias consultadas gastan una media de 443,25 euros mensuales en hipoteca o alquiler, esté o no regularizado, de sus viviendas. El esfuerzo financiero medio es del 43% de sus ingresos, “factor que puede convertir esta situación en un factor de exclusión”.
INGRESO MÍNIMO VITAL
El 21% de las familias preguntadas percibían, en el momento de la realización de la encuesta, el Ingreso Mínimo Vital (IMV), pero hasta el 46% aseguraban haberlo solicitado. Asimismo, una de cada tres familias que, por nivel de ingresos, podrían solicitar el IMV, no lo había hecho. Este fenómeno, conocido como ‘non-take up’, afecta en mayor medida a las familias en pobreza extrema (45%) y extensas (54%).
Por último, las familias en situación de pobreza extrema se encuentran con “barreras” al enfrentarse a la solicitud del IMV, como burocracia, brecha digital, idioma, dificultades con el empadronamiento o las listas de espera.
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