MADRID, 01 (SERVIMEDIA)
El 28% de las personas mayores de 65 años con enfermedad crónica viven solas y hasta un 43% de los que se encuentran en esta situación se sienten mal por ello. Esta es una de las conclusiones extraídas del ‘Estudio del impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores’ presentado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) este jueves.
El objetivo de este documento, elaborado en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, es analizar el impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores con el fin de identificar el estado de situación de la atención sanitaria y social que reciben, analizar el impacto emocional que genera la enfermedad crónica y proponer ámbitos de mejora.
En este sentido, el perfil más vulnerable es el de mujeres mayores de 80 años, con ingresos y nivel de estudios bajos, con pluripatología y con barreras de comunicación con sus profesionales sanitarios que limitan su autocuidado. Además, asisten a menos consultas médicas y les resulta muy complicado acceder a recursos sociales y reciben menos ayuda de su entorno familiar y profesional aun necesitándola.
En cuanto a las necesidades, otra de las conclusiones extraídas del ‘Estudio del impacto de la enfermedad crónica en las personas mayores’ es que casi el 30% que necesitan ayudas no reciben ningún tipo de asistencia para sus cuidados. Los tres tipos de tareas que los mayores necesitan con mayor frecuencia son salir a la calle, hacer la comida, y tareas del hogar como limpieza, ordenar, lavar y planchar.
La presidenta de la POP, Carina Escobar, afirmó que se debería realizar “una atención más centrada en las personas especialmente las más vulnerables, necesitamos procesos asistenciales más proactivos, flexibles, que tengan en cuenta situaciones como la soledad, la edad avanzada, o la situación socio económica”.
Otro de los aspectos que pone de manifiesto el estudio son las dificultades económicas que atraviesan muchos mayores, ya que el 44% de los encuestados declaran tener algún tipo de dificultad económica para llegar a fin de mes. Preguntados por los gastos a los que les cuesta hacer frente, destacan aquellos relacionados con las necesidades básicas, como son la vivienda, los suministros y las compras de alimentación, así como los costes derivados de la fisioterapia y rehabilitación. Esta situación se agrava en el grupo de personas mayores de 80 años y en el caso de aquellos con estudios de nivel bajo.
En este punto, desde la POP apuntaron que sería necesario “informar a los pacientes y sus cuidadores sobre los recursos sociales y sociosanitarios a los que pueden acceder. En este sentido, debemos avanzar en atender necesidades sociales y económicas que afectan a la salud de las personas mayores”.
En cuanto al malestar psicológico que produce en muchas ocasiones tener una enfermedad crónica, el 61% de las personas mayores encuestadas tiene pensamientos y emociones negativas de forma ocasional debido a su enfermedad, mientras que un 28% afirma tenerlos frecuentemente. Esto da lugar a que el 47% declare que se relaciona menos o mucho menos que antes debido a su estado de salud, lo cual refuerza la situación de malestar: a menor frecuencia de relaciones el malestar psicológico es mayor, y viceversa. En cuanto al perfil de las personas con peor estado de ánimo, son mujeres mayores de 80 años, con estudios y clase social baja, que padecen más de una enfermedad crónica.
Además, el acceso a tratamiento por parte de especialistas de la salud mental es escaso. Solo el 8% están siendo tratados actualmente, cifra que queda lejos del 35% de personas que sienten malestar psicológico con frecuencia. “Es urgente dar respuesta a las necesidades de atención psicológica de las personas mayores, habida cuenta de la abundante necesidad, demanda y sobre todo muy elevada prevalencia del malestar emocional”, señaló Carina Escobar.
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