MADRID, 14 (SERVIMEDIA)
El 19,1% de los adolescentes de Guatemala, Honduras, El Salvador y México consideran que la violencia representa un motivo suficiente para migrar, mientras que cuatro de cada diez chavales identifican la violencia social o comunitaria como un problema cotidiano en su comunidad.
Así consta en el informe ‘Mujeres en crisis: la vida en contextos de movilidad en la región de Centroamérica y México’, un estudio elaborado por Plan International con el apoyo de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la UE (ECHO, por sus siglas en inglés), cuyas conclusiones se publicaron este martes.
El estudio explora y analiza las opiniones de las adolescentes de estos cuatro países sobre educación, violencia, movilidad interna y migración a partir de encuestas, distintos grupos focales y entrevistas a adolescentes, padres, madres, cuidadores y actores clave.
Centroamérica es una de las regiones con mayor situación de pobreza y vulnerabilidad del mundo como consecuencia de una combinación de factores, como la desigualdad por razón de género y edad.
Un total de 7,9 millones de migrantes en América Latina y el Caribe son menores de edad, un 20% de los cuales son niñas y adolescentes. A pesar de ello, las violencias que viven en sus países de origen crecen y se transforman durante el tránsito, mientras que durante la migración se exponen a riesgos mayores, entre los que se encuentran la trata, el secuestro o la extorsión.
Ante esta situación, la directora regional de Plan International para las Américas y el Caribe, Débora Cóbar, explicó que la organización se encuentra trabajo en “una respuesta que proteja a las familias y principalmente a las adolescentes en estos contextos para prevenir la violencia, el abandono escolar y los riesgos durante el desplazamiento”.
En ese sentido, la directora general de Plan International, Concha López, explicó que el informe evidencia que las adolescentes del Triángulo Norte de Centroamérica y México “se enfrentan a graves situaciones de violencia y discriminación de forma cotidiana”, que “las obligan a abandonar su educación y las empujan a huir, en un tránsito migratorio en el que sufren nuevas violaciones de sus derechos, muchas veces repetidas en el retorno a su país de origen”.
El informe indica que el 45,7% de las adolescentes señalan a la falta de empleo como motivo para migrar, seguida de la violencia (19,1%), la dificultad para acceder a la educación (11,7%) y la inseguridad (7,4%).
Plan International recoge en el documento testimonios que refuerzan estos datos, como el de una adolescente de 18 años entrevistada en El Salvador, que expone que “a veces las personas emigran por situaciones de violencia porque en sus casas o comunidad hay maltrato y síntomas de violencia”.
En la misma línea, una adolescente de origen hondureño entrevistada en México rememora que “mi papá era violento, nos pegaba mucho todo el tiempo y llegó a abusar de nosotras, de mi hermana y de mí; por eso, nos venimos, para que ya no volviera a suceder”.
Por su parte, el estudio alerta de que “vivir en un permanente estado de riesgo y alarma limita su libertad tanto en el espacio público como en el privado y restringe sus derechos sexuales y reproductivos, que se ven interrumpidos durante el tránsito migratorio”, por lo que “el hecho de menstruar o viajar embarazada implica riesgos y dificultades adicionales durante los trayectos”.
A falta de mecanismos eficaces de denuncia, las adolescentes pergeñan estrategias de protección para prevenir la violencia sexual y las represalias de los grupos criminales organizados. Es el caso de una adolescente venezolana de 15 entrevistada en México, que explica que “mi mamá tuvo que vestirme de hombre casi todo el camino para evitar que me pasara algo, y aquí, cuando tenemos que salir a algún trámite, me siento insegura”.
Por su parte, el 59,6% cree que la escuela es un espacio seguro, a pesar de lo cual una de cada tres lo define como inseguro por violencia física, emocional, sexual y psicológica, también en los trayectos.
Otros de los factores que provocan el abandono escolar son la violencia social y de género, según lo atestigua el 22% de las encuestadas; los matrimonios forzados, que afectan a un 20% de las mujeres entre 20 y 24 años en la región; los embarazos precoces; el mandato de género asociado a los cuidados; o la necesidad prioritaria de trabajar para generar ingresos.
RECOMENDACIONES
Por todo ello, Plan International llama a los gobiernos, donantes, organizaciones y a la sociedad a “trabajar conjuntamente para garantizar los derechos y mejorar las condiciones de vida de las adolescentes migrantes y desplazadas internamente de Centroamérica y México, considerando sobre todo los temas referentes a la educación y protección”.
En materia educativa la organización aboga por la puesta en marcha de un “enfoque integral” que incluya educación sexual y la sensibilización en materia de violencia por razón de género para adolescentes migrantes.
También se apuesta por la realización de diagnósticos, “con datos y estadísticas fiables”, que cuenten con la participación de las adolescentes y jóvenes, para “conocer sus contextos de vulnerabilidad y profundizar en la violencia como causa de desplazamiento”, y “reforzar la sensibilización y formación que se ofrece en los albergues durante el tránsito migratorio, ofreciendo pautas de educación en emergencias y apoyo psicosocial”.
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