MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
El representante adjunto de Estados Unidos en la ONU, Robert Wood, ha explicado ante la Asamblea General de Naciones Unidas que su uso del veto en las resoluciones respecto a la Franja de Gaza se debe al hecho de que muchos Estados miembros del Consejo de Seguridad “han dejado de hablar” sobre las más de cien personas que siguen retenidas por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).
“Esto habría terminado si los líderes de Hamás hubieran hecho eso”, ha resaltado Wood, en referencia a las demandas estadounidenses y de algunos de sus aliados a la milicia palestina para “parar de esconderse tras civiles, deponer las armas y rendirse”.
Por su parte, el representante del Estado de Palestina ante la ONU, Riad Mansur, ha manifestado que se está impidiendo al Consejo pedir un alto el fuego humanitario inmediato, algo que considera “indispensable para lograr todos los objetivos humanitarios”
“Este ataque no tiene precedentes en la historia moderna en cuanto a la escala y el ritmo de asesinato de niños, de personal de la ONU, de equipos médicos y de rescate, de periodistas. ¿Cómo se puede conciliar la oposición a estas atrocidades y el veto a un llamamiento para poner fin a la guerra?”, ha expresado Mansur.
El representante de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, ha criticado que la Asamblea General ni algún otro órgano de la ONU hayan condenado los ataques de Hamás, que dejaron 1.200 muertos y 240 rehenes, y ha afirmado que Naciones Unidas ha caído en una “bancarrota moral” al convertirse en “cómplice de terroristas”.
La Asamblea General se ha reunido este martes para examinar el reciente uso del veto por parte de Estados Unidos contra la resolución 2720 (de 2023) del Consejo de Seguridad, presentada por Rusia, para “suspender de forma urgente las hostilidades y permitir la entrada de ayuda humanitaria” en la Franja.
Finalmente, el Consejo acabó adoptando una resolución presentada por Emiratos Árabes Unidos para facilitar la “entrega inmediata y segura” de ayuda humanitaria con la abstención de Estados Unidos y de Rusia y que fue criticada por numerosos países y organismos por “llegar tarde” y por “ser insuficiente”.
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