MADRID, 09 (SERVIMEDIA)
Las prácticas agrícolas tradicionales indígenas han moldeado durante milenios la evolución de la yuca o mandioca, uno de los cultivos básicos más importantes del mundo.
Esa es la conclusión de un estudio realizado por 28 investigadores pertenecientes a instituciones de Alemania, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Dinamarca y Reino Unido, y publicado en la revista ‘Science’.
La domesticación de plantas y el auge de la agricultura fueron eventos transformadores en la historia humana. Hoy en día, unos pocos cultivos básicos proporcionan la mayoría de las calorías humanas, incluida la yuca, un cultivo de raíz vital que sustenta a casi 1.000 millones de personas en los trópicos.
Aunque ocupa el séptimo lugar como cultivo más importante del mundo, la yuca se cultiva principalmente en pequeñas granjas.
La domesticación de la planta se remonta al suroeste de la Amazonia, donde su ancestro silvestre se propagó a través de semillas. Sin embargo, el cultivo humano, que se extendió por toda América del Sur y Central durante el Holoceno medio (hace unos 7000 años) llevó a que la yuca se mantuviera mediante propagación clonal a través de esquejes de tallo.
573 GENOMAS
Para entender mejor las consecuencias genéticas de las prácticas tradicionales de cultivo de la yuca, Logan Kistler, del Museo Nacional de Historial Natural (Estados Unidos), y sus colegas analizaron 573 genomas de este arbusto de todo el continente americano, incluidas muestras recientemente secuenciadas de especímenes de herbario, sitios arqueológicos y parientes silvestres.
Los autores también secuenciaron 19 linajes de yuca aportados por una comunidad indígena Waurá en la región de Xingu (Brasil), donde los agricultores la cultivan utilizando métodos ancestrales.
Los hallazgos revelan un patrón sorprendente en la yuca: todas las variedades cultivadas, en todo el mundo, comparten vastas regiones de ADN idéntico.
Utilizando un novedoso método de reloj molecular, los autores muestran que estos segmentos genéticos han circulado durante milenios, probablemente como consecuencia de los métodos agrícolas humanos.
A pesar de la extensa interconexión genética de la mandioca, mantiene un grado excepcionalmente alto de diversidad genética. Las plantas individuales albergan una variación genética sustancialmente mayor dentro de sus propios genomas que la observada entre individuos separados.
Según los investigadores, estos patrones se han mantenido activamente a través de la selección humana, ya que los agricultores han favorecido históricamente las plantas robustas con alta diversidad genética, contrarrestando eficazmente el declive genético típicamente asociado con los clones de larga vida.
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