MADRID, 28 (SERVIMEDIA)
Aproximadamente dos de cada tres pacientes con patología dual, que afecta a personas que tienen un trastorno por consumo de sustancias y que, a su vez, sufren otro trastorno mental, presentan problemas de sueño y la falta de sueño se asocia a las “recaídas” en el consumo de sustancias en alrededor del 50% de los pacientes.
Así lo defendió este viernes el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), Carlos Roncero, durante su intervención en el simposio ‘Trastornos del sueño y Patología Dual’, enmarcado en el 24º Congreso de Patología Dual, y en la que subrayó que ambos “mantienen una relación compleja”.
En este sentido, recordó que las “alteraciones” del sueño “en ocasiones” producen otros trastornos mentales como ansiedad o depresión y “empujan” al consumo de sustancias legales, como los fármacos hipnosedantes o el alcohol, o ilegales como el cannabis.
“En apariencia, puede parecer que mejoran la capacidad para conciliar el sueño, pero a medio y largo plazo tienen efectos absolutamente distorsionadores de la arquitectura del sueño y pueden acabar generando un trastorno por consumo de sustancias”, alertó.
Además, advirtió de que, en el caso de las personas que tienen una patología dual, “uno de los síntomas frecuentes son los trastornos del sueño, principalmente el insomnio”. “De hecho, varios estudios han demostrado que la presencia de alteraciones de sueño es un factor de riesgo para la recaída en el consumo y para la mala evolución de la psicopatología”, aseveró.
“Es un círculo vicioso difícil de romper en el que se unen alteraciones mentales, consumo de sustancias, patología dual y, a su vez, trastornos del sueño que potencian y multiplican las adicciones y los otros trastornos mentales”, añadió el psiquiatra, que reivindicó también la necesidad de formación en medicina del sueño entre los profesionales del ámbito de la salud mental para que, desde la consulta, puedan “evaluar con profundidad” las alteraciones del sueño de los pacientes con patología dual.
A este respecto, estimó que la psicoeducación y los consejos de buenos hábitos de descanso “son importantes para romper algunas dinámicas inadecuadas” de los pacientes, pero “probablemente no serán suficientes en la mayor parte de los casos”, en los que, a su juicio, es necesario hacer un abordaje farmacológico “complementado” con una terapia cognitivo-conductual, que han demostrado “eficacia” en la regulación del ciclo sueño-vigilia.
Tras mostrarse “optimista” por las “prometedoras” novedades farmacológicas que podrían estar disponibles en los próximos años para abordar los problemas de sueño en pacientes con patología dual, el especialista explicó que los datos preclínicos y la experiencia en Estados Unidos “parecen indicar” que los fármacos que actúan como antagonistas de los receptores de orexina -proteína producida por un reducido grupo de neuronas hipotalámicas- “no generan problemas de adicción y de mal uso, a diferencia de lo que sí ocurre con los hipnosedantes como las benzodiacepinas”.
“Aunque inicialmente pueden ayudar a mejorar las dificultades del insomnio, a medio y largo plazo pueden acabar produciendo problemas de consumo compulsivo, por lo que deben utilizarse con muchas precauciones en los pacientes con patología dual”, resolvió.
Por su parte, la doctora Francesca Cañellas, psiquiatra de la Unidad Multidisciplinar de Sueño del Hospital Universitario Son Espasses de Palma de Mallorca, hizo hincapié en que “la no restauración del sueño” tras un episodio depresivo se asocia también con “una mayor probabilidad de recaídas”.
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