MADRID/ALMONTE (HUELVA), 02 (SERVIMEDIA)
El Parque Nacional de Doñana, especialmente en años con buena pluviometría, ha sido históricamente el refugio al que acudían a reproducirse cada primavera las aves acuáticas más amenazadas en esta parte del planeta, pero desde hace 10 años se ha registrado un marcado descenso en nuevos pollos de flamencos, cercetas, porrones o aguiluchos laguneros y desde 2019 muestra una regresión sin precedentes conocidos en la reproducción de esas aves.
Se trata de “una nueva señal de alarma sobre el mal estado de conservación de uno de los humedales más relevantes del continente europeo y que ejemplifica la situación general de las zonas húmedas más importantes del país”, con otros espacios en situación crítica, como el Mar Menor, las Tablas de Daimiel, el Delta de l’Ebre o L’Albufera de Valencia, según SEO/BirdLife.
Esta organización hizo este jueves esas consideraciones coincidiendo con el Día Mundial de los Humedales, en recuerdo de la fecha de adopción de la Convención sobre los Humedales en la ciudad iraní de Ramsar, a orillas del mar Caspio. Hoy se cumplen 52 años de la firma de ese tratado internacional.
El planeta cuenta actualmente con 2.471 humedales importantes repartidos por 172 países y con una extensión total de 256.192.356 hectáreas. Así figura en la Lista de Humedales de Importancia Internacional, elaborada por la Oficina de la Convención de Ramsar y recogida por Servimedia. España ocupa la tercera posición con 76, sólo superada por Reino Unido (175) y México (144), y el Parque Nacional de Doñana es el más emblemático de todos, con una superficie de 111.646 hectáreas.
SEO/BirdLife apremió a todas las Administraciones públicas (Gobierno de España, comunidades autónomas y entidades locales) y a los sectores productivos que viven de los humedales a “actuar de forma conjunta, integral y urgente para salvar Doñana y el resto de los humedales de importancia internacional” reconocidos en territorio español, puesto que el 85% se encuentra en mal estado de conservación.
BAJO MÍNIMOS
Cuando la marisma del Parque Nacional de Doñana alcanza sus niveles óptimos de inundación, se reproducen unas 50 especies de aves acuáticas, algunas amenazadas como la cerceta pardilla y la focha moruna, dos taxones en situación crítica.
Además, las buenas primaveras posibilitan la formación de colonias de miles de garzas, cigüeñas, moritos, espátulas o flamencos, sin olvidar a rapaces características de estos entornos, como el aguilucho lagunero.
La serie histórica sobre la evolución de las poblaciones entre 2004 y 2022, nutrida por los investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), refleja que la mayor parte de las aves acuáticas reproductoras se hallan en una situación preocupante.
Por ejemplo, el fumarel común y el porrón pardo no crían desde 2018 y se las considera “desaparecidas” como reproductoras en Doñana.
La cerceta pardilla, en peligro crítico de extinción, continúa con una tendencia negativa, pues el año pasado solo se contabilizaron 13 parejas reproductoras. Esta especie era ubicua en la antigua Doñana, con centenares de parejas, tanto que se la conocía como la reina de la marisma y formaba parte de la gastronomía local.
En 2005 se llegaron a contar 36 parejas de aguilucho lagunero occidental. No se ven pollos volantones (aquellos que llegan a poder volar del nido) desde 2016. En cuanto a los adultos, en 2021 se vieron tres parejas. En 2022, ninguna.
La pagaza piconegra, un ave habitual en la península en época estival, solía concentrarse en Doñana en la primera década del siglo XXI al superar el millar de parejas. En los últimos nueve años solo se han visto dos parejas.
De las 22 especies reproductoras analizadas por SEO/BirdLife, solo dos muestran una tendencia reproductora positiva entre 2004 y 2022, y ello es matizable si se entra en el detalle.
Así, los flamencos comunes reflejan una tendencia positiva, pero muy lejos de los excelentes datos de 2004, donde llegaron a contarse 13.000 parejas y llegaron a volar 3.500 pollos. Ninguna pareja llegó a establecerse en 2008, 2009, 2010, 2012, 2014, 2015, 2016, 2019, 2020, 2021 y 2022.
La tendencia positiva de la malvasía cabeciblanca, un inconfundible pato buceador que, en el caso de los machos, presenta cabeza blanca y pico de color azul brillante, también sufre desaceleración. De las 20 parejas censadas en 2019 se pasó a nueve en 2020. En 2021, por primera vez desde 2004, no se reprodujo. Y en 2022 lo lograron cuatro parejas.
AMENAZAS
Según SEO/BirdLife, las principales amenazas para las aves reproductoras en Doñana son la contaminación, la alteración de los hábitats por el crecimiento desordenado de la agricultura de regadío y la mala gestión de la ganadería extensiva, la caza ilegal, el impacto de la depredación de nidos -principalmente por jabalíes, pero también a causa de zorros, perros o ratas- y el cambio climático. En función de cada taxón, la principal amenaza varía.
“La primavera silenciosa que estamos sufriendo en Doñana responde a un conjunto de problemas, de diversa tipología y alcance: desde la grave y amplia problemática derivada de la gestión del agua en la zona a cuestiones mucho más fáciles de resolver, como el uso público de determinadas zonas, cambios en el manejo de las especies, acuerdos con propietarios y una gestión de la ganadería basada en criterios ecológicos”, explicó Carlos Davila, responsable de la Oficina Técnica de Doñana de SEO/BirdLife.
Davila añadió que “lo que está claro es que para subir el volumen de la marisma esta y las próximas primaveras es preciso abordar este conjunto de problemas de forma coordinada e integral, de la mano de todas las Administraciones, de los sectores productivos y con la más que necesaria participación de las comunidades locales que viven en, por y de Doñana”.
“Como en la mayoría de las cuestiones ambientales, lo que le pasa a Doñana y al conjunto de los humedales Ramsar de nuestro país puede resolverse con la voluntad y el acuerdo de todas las partes. En el caso de Doñana, el marco de actuaciones propuesto por el Gobierno, si bien llega tarde, supone un punto de partida esperanzador para las primaveras, y para el resto de las estaciones del parque nacional. Toca pasar del papel al terreno”, concluyó la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz.
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