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Desde 1970, el planeta ha perdido el 73% de las poblaciones de vertebrados

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MADRID, 10 (SERVIMEDIA)

Las poblaciones de animales vertebrados (mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces) disminuyeron un 73% entre 1970 y 2020 debido a seis amenazas principales: la degradación y la pérdida de hábitats por el sistema alimentario humano, la sobreexplotación de la vida silvestre, las especies invasoras, las enfermedades, el cambio climático y la contaminación.

Así se desprende del ‘Informe Planeta Vivo 2024’, elaborado por la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL, por sus siglas en inglés) en colaboración con WWF, y hecho público este jueves en todo el mundo.

Este estudio, que cumple su 15º edición desde que naciera en 1994, analiza las tendencias globales en la biodiversidad y la salud de la Tierra, y es el más completo análisis realizado hasta ahora sobre el estado de la naturaleza.

El informe, de carácter bianual, examina la evolución poblacional de vertebrados en casi 35.000 tendencias poblacionales de 5.495 especies de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos de todo el planeta.

La conclusión principal es que la abundancia poblacional de especies de vertebrados ha caído una media del 73% desde 1970 a 2020. Latinoamérica y el Caribe es la zona con mayor declive regional (95%), seguida de África (76%), Asia-Pacífico (60%), América del Norte (39%) y Europa y Asia (35%).

Las poblaciones de agua dulce engloban las especies con el principal descenso general en el mundo (85%), por delante de las terrestres (69%) y las marinas (56%).

AMENAZAS

La degradación y pérdida de hábitats, impulsada principalmente por el sistema alimentario humana, es la amenaza más señalada en cada región, seguida de la sobreexplotación, las especies invasoras y las enfermedades. La crisis climática es una amenaza adicional para las poblaciones de vida silvestre en América Latina y el Caribe, y la contaminación en América del Norte, Asia y el Pacífico.

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Al hacer un seguimiento de los cambios en el tamaño de las poblaciones de especies a lo largo del tiempo, este informe es un indicador de alerta temprana del riesgo de extinción y la posible pérdida de ecosistemas saludables.

Cuando los ecosistemas sufren daños, dejan de proporcionar beneficios a la humanidad (como el aire limpio, agua y suelos sanos para la alimentación) y pueden volverse más vulnerables ante perturbaciones e impactos y llegar a puntos de inflexión. Esto se produce cuando un ecosistema supera un umbral crítico que provoca un cambio sustancial y potencialmente irreversible.

PUNTOS DE INFLEXIÓN

Posibles puntos de inflexión global, como el retroceso de la selva amazónica y la muerte masiva de arrecifes de coral, tendrían consecuencias mucho más allá de sus inmediaciones y afectarían a la seguridad alimentaria y los recursos que sustentan a las personas.

“La naturaleza está pidiendo auxilio. Las crisis vinculadas de la pérdida de la naturaleza y el cambio climático están empujando a la vida silvestre y a los ecosistemas más allá de sus límites, con puntos de inflexión peligrosos que a nivel global amenazan con dañar los sistemas de soporte vital de la Tierra y desestabilizar las sociedades”, según Kirsten Schuijt, directora general de WWF Internacional.

Schuijt añade: “Las consecuencias catastróficas de la pérdida de algunos de nuestros ecosistemas más preciados, como la selva amazónica y los arrecifes de coral, serían sentidas por las personas y la naturaleza en todo el mundo”.

ALGUNAS ESPECIES

Algunas de las poblaciones de especies evaluadas incluyen a las tortugas carey, que han sufrido una caída del 57% en el número de hembras anidadoras entre 1990 y 2018 en la isla Milman, en la Gran Barrera de Coral en Australia.

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También destaca el delfín rosado del Amazonas (su población ha disminuido un 65%) y el delfín tucuxi, el más pequeño (un 75% menos entre 1994 y 2016 en la reserva Mamirauá en Amazonas, Brasil).

El índice también revela la estabilización o incremento de algunas poblaciones de especies gracias a los esfuerzos de conservación, como el aumento en la subpoblación de gorilas de montaña (un 3% por año entre 2010 y 2016) en las montañas de Virunga, en África oriental, y el retorno de las poblaciones de bisontes europeos en Europa central.

Los países ya han acordado objetivos globales ambiciosos para detener y revertir la pérdida de la naturaleza (Marco Global de Biodiversidad), limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados (Acuerdo de París) y erradicar la pobreza (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU).

“MUY LEJOS”

El informe demuestra que los compromisos nacionales y las acciones sobre el terreno todavía están “muy lejos” de lo necesario para cumplir los objetivos planteados para 2030 y evitar puntos de inflexión peligrosos.

Las cumbres internacionales sobre biodiversidad y clima que se celebran este año (COP16 y COP29, respectivamente) son una oportunidad para que los países estén a la altura del desafío, según WWF.

Esta organización llamó a los gobiernos a elaborar y ponen en marcha planes nacionales sobre naturaleza y clima (Nbsap y NDC, en sus siglas en inglés) ambiciosos con medidas para reducir el consumo excesivo lobal, detener y revertir la pérdida de biodiversidad tanto en el ámbito nacional como el internacional, y reducir las emisiones de manera equitativa.

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WWF instó a los gobiernos a destinar una mayor financiación pública y privada, que posibilite la acción a mayor escala, y a alinear mejor sus políticas y acciones sobre clima, naturaleza y desarrollo sostenible.

CINCO AÑOS

Tanto los gobiernos como las empresas deben actuar para eliminar rápidamente las actividades que tienen efectos negativos sobre la biodiversidad y el clima, y redirigir la financiación de prácticas perjudiciales a actividades que permitan alcanzar los objetivos globales, recalcó WWF.

“Aunque la situación es dramática todavía no hemos superado el punto de no retorno. Contamos con acuerdos y soluciones globales para encaminar a la naturaleza hacia la recuperación al 2030, pero hasta ahora los resultados son limitados y falta un sentido de urgencia”, indicó Enrique Segovia, director de Conservación de WWF España.

Para Segovia, las decisiones que se tomen y las acciones que se emprendan durante los próximos cinco años serán “cruciales” para el futuro de la vida en la Tierra. “Podemos restaurar nuestro planeta vivo si actuamos ahora. Es necesario repensar la conservación de la naturaleza y transformar los sistemas agrario, energético y financiero para hacerlos más justos y verdes”, apostilló.

“Este adelgazamiento del árbol de la vida nos pone en riesgo de superar puntos de inflexión peligrosos. Pero no estamos atrapados en esta pérdida. Sabemos qué hacer y sabemos que, si se le da la oportunidad, la naturaleza puede recuperarse; lo que necesitamos ahora es un aumento de la acción y la ambición. Tenemos cinco años para alcanzar compromisos internacionales para restaurar la naturaleza para 2030”, concluyó Andrew Terry, director de Conservación y Políticas de ZSL.


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