MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
Un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv (Israel) ha registrado y analizado por primera vez sonidos claramente emitidos por plantas estresadas, similares al estallido de palomitas de maíz y con un volumen similar al del habla humana, pero a altas frecuencias, más allá del rango auditivo del oído humano.
Así lo explican en un estudio publicado este jueves en la revista científica ‘Cell’. “Descubrimos que las plantas generalmente emiten sonidos cuando están bajo estrés, y que cada planta y cada tipo de estrés está asociado con un sonido identificable específico. Si bien es imperceptible para el oído humano, los sonidos emitidos por las plantas probablemente se pueden escuchar por varios animales, como murciélagos, ratones e insectos”, indican.
Esos sonidos son ultrasónicos -es decir, más allá del rango auditivo del oído humano-, informativos y en su mayoría emitidos cuando la planta está bajo estrés. Los investigadores analizaron principalmente plantas de tomate y tabaco, aunque también registraron trigo, maíz y chumberas.
“Aparentemente, un campo de flores idílico puede ser un lugar bastante ruidoso. ¡Es solo que no podemos escuchar los sonidos!”, indican.
Lilach Hadany, uno de sus autores, señala que los vibrómetros conectados a las plantas registran las vibraciones. “Pero, ¿estas vibraciones también se convierten en ondas de sonido en el aire, es decir, sonidos que se pueden grabar a distancia? Nuestro estudio abordó esta pregunta, que los investigadores han estado debatiendo durante muchos años”, añade.
En la primera etapa del estudio, los investigadores colocaron plantas en una caja acústica en un sótano tranquilo y aislado sin ruido de fondo. Instalaron micrófonos ultrasónicos que registran sonidos a frecuencias de 20 a 250 kilohercios (la frecuencia máxima detectada por un adulto humano es de unos 16 kilohercios) a una distancia de unos 10 centímetros de cada planta.
“Antes de colocar las plantas en la caja acústica, las sometimos a varios tratamientos: algunas no habían sido regadas durante cinco días, en algunas se había cortado el tallo y otras estaban intactas. Nuestra intención era probar si las plantas emiten sonidos y si estos sonidos se ven afectados de alguna manera por la condición de la planta. Nuestras grabaciones indicaron que las plantas en nuestro experimento emitieron sonidos a frecuencias de 40-80 kilohercios. Las plantas sin estrés emitieron menos de un sonido por hora, en promedio, mientras que las plantas estresadas, tanto deshidratadas como lesionadas, emitían docenas de sonidos cada hora”, explica Hadany.
CONTROVERSIA ANTIGUA
Las grabaciones recopiladas fueron analizadas por algoritmos de aprendizaje automático especialmente desarrollados, que distinguieron entre diferentes plantas y tipos de sonidos, y finalmente pudieron identificar la planta y determinar el tipo y nivel de estrés de las grabaciones.
Además, los algoritmos identificaron y clasificaron los sonidos de las plantas incluso cuando estas se colocaron en un invernadero con mucho ruido de fondo. En este lugar, los investigadores analizaron plantas sometidas a un proceso de deshidratación a lo largo del tiempo y encontraron que la cantidad de sonidos que emitían aumentaba hasta cierto punto y luego disminuía.
“En este estudio resolvimos una controversia científica muy antigua: ¡probamos que las plantas emiten sonidos! Nuestros hallazgos sugieren que el mundo que nos rodea está lleno de sonidos de plantas y que estos sonidos contienen información, por ejemplo, sobre la escasez de agua”, recalca Hadany.
Esta investigadora añade: “Suponemos que, en la naturaleza, los sonidos emitidos por las plantas son detectados por criaturas cercanas, como murciélagos, roedores, varios insectos y posiblemente también otras plantas, que pueden escuchar las altas frecuencias y obtener información relevante”.
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