MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
El Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB) y el Instituto de Tecnologías Físicas y de la Información (Itefi), ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Extremadura y la empresa Ray Ingeniería Electrónica diseñaron la primera serie de módulos electrónicos de detección de incendios basados en sensores de bajo coste, dentro de un proyecto llmadso SenForFire.
Según informó el CSIC, el proyecto agrupa centros de investigación y empresas del sur de Europa y tiene como objetivo desarrollar redes inalámbricas de sensores para la detección temprana de incendios forestales. En el último mes, el equipo científico realizó las primeras pruebas de verificación de los prototipos.
Estos módulos contienen la electrónica y las comunicaciones necesarias para la lectura y registro de la respuesta de los sensores. A su vez, cada sensor está formado por micro y nanoelementos, entre ellos, un “nanomaterial semiconductor” que interactúa con las especies gaseosas presentes en el ambiente y produce señales electrónicas que se “correlacionan con la presencia o ausencia de gases y volátiles” en las primeras fases de un incendio, de las que se derivan alarmas o alertas que permiten a los operativos de la lucha contra los incendios forestales actuar con “mayor celeridad y eficacia”, explicó la investigadora del IMB y coordinadora de la contribución del centro al proyecto, Stella Vallejos.
El equipo que participa en el proyecto desarrolla nuevas rutas para elaborar e integrar nanomateriales semiconductores que “proporcionen una mayor sensibilidad y selectividad al sensor”, aclaró. Estos sensores se fabrican en la Sala Blanca de Micro y Nanofabricación del IMB, considerada una Infraestructura Científica y Técnica Singular (ICTS) por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
El investigador de la Universidad de Extremadura (UEx) Jesús Lozano destacó que estos sensores son “capaces” de detectar gases como monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO₂), hidrógeno (H₂), dióxido de nitrógeno (NO₂) y ozono (O₃), así como compuestos orgánicos volátiles (COVs). Además, se emplearon sensores comerciales de diversas tecnologías, incluyendo electroquímicos (EC), óxidos metálicos semiconductores (MOS), fotoionización (PID) e infrarrojos (NDIR), junto con sensores ópticos de partículas (PM).
Las pruebas iniciales, con las que se evaluó el rendimiento de estos dispositivos en diferentes condiciones y seleccionar los más adecuados para la detección temprana de incendios, se llevaron a cabo en el laboratorio y en el túnel de viento a cielo abierto del Instituto de Ciencias Forestales (Icifor) a finales de 2024; así como en condiciones reales durante una quema prescrita en Arenas de San Pedro (Ávila) en enero. Esta última prueba se hizo en colaboración con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, asociado al proyecto.
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