MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El dermatólogo Jorge Soto de Delás, del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), afirma que la suplementación para ralentizar el envejecimiento “va por buen camino”; si bien asegura que “aún falta aclarar factores relacionados con la seguridad, la pertinencia, la individualización, el formato (pastilla, alimento enriquecido, etc.) o un coste adecuado”.
Además, entre sus puntos débiles está el haberse convertido en ‘fashion medicine’ (tendencia), y la posibilidad de que la persona abandone hábitos más difíciles de instaurar y de eficacia máxima, como el ejercicio físico. Tampoco está claro si es preferible una administración continua o intermitente o si en lugar de varias píldoras conviene concentrar la suplementación en una polipíldora.
Según el doctor Soto, las claves para un envejecimiento saludable son la actividad física, “sin duda el más contrastado”; el sueño; la nutrición; mantener un peso corporal correcto; reducción del estrés; actividad intelectual cognitiva; interacción social; salud monitorizada; fotoprotección y no fumar.
Sobre si incluir las pastillas antienvejecimiento o no, el dermatólogo asegura que, día de hoy, “no hay suficientes parámetros para emitir un veredicto; prometen más de lo que aporta la evidencia científica”. “El futuro hace presagiar que algunas moléculas van por buen camino para frenar el envejecimiento, pero aún es pronto para concluir”, insiste el dermatólogo.
MOLÉCULAS CON FUTURO
Algunos ejemplos de estas prometedoras moléculas, como la espermidina, se podrían ingerir a través de alimentos ricos en ella y otras mediante comprimidos.
En primer lugar, explica que la espermidina es una poliamina natural. “Las poliaminas desempeñan un papel fundamental en la diferenciación celular, pero, a medida que se envejece, sus niveles disminuyen”, introduce el doctor, para añadir que hay estudios concluyentes de que las personas que la incluyen en su dieta viven más. A nivel cutáneo, la espermidina mejora la función barrera, aumenta los lípidos de la capa córnea y activa genes de rejuvenecimiento. Esta molécula se encuentra en el queso azul, los champiñones, las legumbres, los frutos secos y los cereales.
En el otro lado del espectro se encontraría una molécula que es un fármaco, la metmorfina, utilizado desde hace más de 50 años para tratar la diabetes tipo 2, pues ayuda a controlar la cantidad de glucosa en sangre. Para el dermatólogo, es “el mejor ejemplo” de cómo un medicamento con una indicación terapéutica contra una enfermedad ha demostrado tener beneficios colaterales antienvejecimiento, anticancerígenos, contra el desgaste de los telómeros y la senescencia celular, esto es, el envejecimiento de las células.
“Al ser de largo recorrido, pues se puso en el mercado en 1956, conocemos mucho de ella y resulta competitiva económicamente por la larga experiencia, de la misma forma que conocemos bien sus posibles efectos secundarios; sin embargo, no todas las personas responden igual”, ha indicado. “Muchas incógnitas deberán responderse antes de plantear su uso como inductor de un envejecimiento saludable: se ha comprobado que hay respondedores y no respondedores, harán falta pruebas para predecir la respuesta, hay que determinar la dosis correcta, así como la edad de inicio. Y, sobre todo, la ausencia de efectos secundarios cuando lo tomen a largo plazo personas sin diabetes, comenta el doctor Soto, antes de confirmar que, para evaluar su eficacia y poder avanzar, hay varios ensayos clínicos en marcha.
Otra de estas moléculas es la quercetina, un flavonoide presente en frutas, verduras y semillas (cebolla, manzana y té). Es antioxidante, antibacteriano y antiinflamatorio. Por otro lado, menciona el resveratrol, la cúrcuma y la astaxantina, que actúan contrarrestando el estrés producido por especies reactivas de oxígeno.
¿DE QUÉ DEPENDE SU EFICACIA?
Estas moléculas y súpermoléculas están aún en distintas fases de investigación. “Aún falta dar con la dosis, el tiempo de uso, la toxicidad (estar seguros de que no van a producir efectos secundarios), si pueden actuar como antagonistas (es decir, como sustancias que frenan la acción positiva de otra sustancia o actividad, como el ejercicio físico), y también determinar cuándo es bueno comenzar a utilizarlas, pues no podemos estandarizar la dosis. De la misma forma, algunas de estas moléculas está comprobado que no actúan igual en hombres que en mujeres”, advierte Soto de Delás.
Por otro lado, tomar suplementos antioxidantes también está de moda y, además, sin asesoramiento médico. Pero su uso indiscriminado no está justificado cuando existe una buena nutrición. Según el dermatólogo del GEDET, recientes estudios indican que no parecen prevenir el cáncer ni las enfermedades cardiovasculares. De hecho las dosis indiscriminadas de betacarotenos, Vitamina E y posiblemente de vitamina A podría incrementar el riesgo de muerte. “En definitiva, debería considerarse la posibilidad de que los suplementos antioxidantes se administraran bajo control médico”, concluyen desde el GEDET.
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