MADRID, 19 (Portaltic/EP)
El cofundador y director ejecutivo de DeepMind, Demis Hassabis, ha alertado de los peligros para la humanidad que puede entrañar una tecnología tan poderosa como la que él mismo ayudó a desarrollar, y ha anunciado que planean empezar a facilitar su propio chatbot, del estilo de ChatGPT, este año.
DeepMind es una empresa subsidiaria de Alphabet, matriz de Google, centrada en el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial, con la finalidad de “resolver problemas de inteligencia, para hacer avanzar la ciencia y beneficiar a la humanidad”, como ella misma explica en su página web.
Esta empresa es la responsable de MuZero, que aprendió a jugar ajedrez, shogi y Go, así como a 57 diferentes juegos de Atari sin conocer previamente las normas; del algoritmo Pythia, que descifrar textos de la antigua Grecia que se han dañado y que son casi ilegibles; y de AlphaGo, que llegó a derrotar a uno de los jugadores profesiones de Go con un resultado de 5-0 en 2016.
En 2021, AlphaFold2, también de DeepMind, fue destacado por Science por haber logrado resolver las estructuras de 350.000 proteínas del ser humano, el 44 por ciento de todas las proteínas humanas conocidas. Actualmente, la compañía dirige sus tecnologías de aprendizaje automático a la investigación de la fusión nuclear.
La mayor ambición de Hassabis, no obstante, es crear una inteligencia artificial general (AGI), con una inteligencia igual a la de los seres humanos, con capacidad para pensar, aprender y planificar para el futuro, que contribuya a resolver los problemas más difíciles de la humanidad. Pero esta tecnología, que para el investigador “”definirá una época”, no está exenta de riesgos.
Estos giran en torno a las violaciones de privacidad, los sesgos, las suplantaciones de identidad, la distribución de noticias falsas o erróneas, entre otros, que han motiva, por ejemplo, la demanda de mecanismos éticos específicos para IA o en España, la creación de una Agencia de Supervisión de la Inteligencia Artificial.
“Yo abogaría por no moverse rápido y rompiendo cosas”, afirma Hassabis en un entrevista con Time. “Cuando se trata de tecnologías muy poderosas, y obviamente la IA será una de las más poderosas de la historia, debemos tener cuidado”, añade.
Esta preocupación la compartió el fundador de DeepMind con el exvicepresidente sénior de Google, Alan Eustace, en 2013 cuando el gigante tecnológico se interesó en su prototipo de inteligencia artificial. “Fue lo suficientemente reflexivo como para entender que la tecnología tenía implicaciones sociales a largo plazo, y quería entenderlas antes de que se inventara la tecnología, no después de que se implementara”, ha apuntado Eustace.
Su postura contrasta con la de uno de sus rivales, OpenAI, cofundada por el magnate Elon Musk, que en 2020 destacó por su modelo de lenguaje GPT-3, considerado “el más grande y avanzado del mundo”, con 175.000 millones de parámetros, como lo calificó Microsoft.
OpenAI también es conocido por el modelo generativo de arte Dall-E, que a partir de una descripción de texto crea imágenes realistas, y más recientemente por ChatGPT, que ha sorprendido por lo naturales de sus respuestas y por su capacidad para generar y enlazar ideas y recordar las conversaciones previas. Y los nuevos retos que plantea en educación y ciberseguridad, entre otros sectores.
DeepMind también tiene entre sus trabajos recientes está Chinchilla, para el entrenamiento de modelos computacionales, y Sparrow, un chatbot similar a ChatGPT, que la compañía consiera lanzar en forma de beta privada en algún momento del presente año.
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