MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
El coordinador del grupo de trabajo de Insuficiencia Cardíaca y Fibrilación Auricular de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Jesús Casado, ha señalado que la insuficiencia cardíaca es la primera causa de hospitalización en mayores 65 años y quien la tiene presenta cada vez “más comorbilidades”.
“La insuficiencia cardíaca y la fibrilación auricular son problemas sanitarios de gran magnitud a nivel mundial, siendo la insuficiencia cardíaca, en concreto, la primera causa de hospitalización en nuestros centros sanitarios en pacientes mayores de 65 años”, ha esgrimido en la XXV Reunión del Grupo de Insuficiencia Cardíaca y Fibrilación Auricular de SEMI, que se ha celebrado en el Palacio de Congresos de Girona.
Entre las principales comorbilidades que presenta el paciente con insuficiencia cardíaca, se encuentran la insuficiencia renal, anemia, EPOC, diabetes, obesidad y fibrilación auricular, y según recuerda el doctor Casado, “muchas veces condicionan el pronóstico y el manejo terapéutico de estos pacientes”.
En los pacientes con insuficiencia cardíaca se estima que hasta el 47 por ciento tiene diabetes, siendo este porcentaje mayor entre los pacientes hospitalizados. En los pacientes con diabetes, la prevalencia de insuficiencia cardíaca se sitúa entre el 9 y el 22 por ciento, lo que supone cuatro veces más que en la población general.
Tanto la insuficiencia cardíaca como la fibrilación auricular “cada vez acontecen en pacientes con una mayor carga de comorbilidad añadida”, según se ha expuesto, por lo que “esto hace que sea todo un reto abordar la asistencia de calidad a estos pacientes donde es preciso una visión integral, meditada y valorando pros y contras de cada decisión”.
CONGESTIÓN CARDÍACA
Durante la reunión se ha hecho especial mención al papel de la congestión en la insuficiencia cardíaca y la fibrilación auricular. A este respecto, se ha recalcado que “hoy en día la congestión es la causa principal que motiva el ingreso en los pacientes con insuficiencia cardíaca descompensada” y que “su abordaje puede en ocasiones volverse altamente complejo, precisando de estrategias diuréticas combinadas o incluso precisando alternativas agresivas como es la ultrafiltración”.
Precisamente, se ha recordado la importancia de que “al alta de un ingreso por insuficiencia cardíaca el paciente esté completamente descongestionado, dado que es lo que mejor determina el buen pronóstico”. Y para garantizar que no hay cierta congestión subyacente, la llamada congestión residual, “se pueden utilizar técnicas ecográficas como la ecografía pulmonar o la ecografía de vena cava inferior”.
En relación a la amiloidosis, también denominada síndrome del corazón rígido, los expertos han apuntado que “estamos asistiendo a un resurgir de una vieja patología, no porque esté incrementándose su prevalencia, sino porque diagnosticarla es relativamente fácil y sin necesidad de pruebas invasivas en la mayoría de los casos, lo cual está haciendo que identifiquemos pacientes con amiloidosis cardíaca con mayor facilidad”.
Se estima que “hasta el 20 por ciento de los pacientes con insuficiencia cardíaca tiene amiloidosis como causante de la cardiopatía”. El diagnóstico suele partir de un “alto nivel de sospecha, estando en el foco de atención pacientes mayores, con hipertrofia ventricular y que pueden tener alguno de los denominados red flags, que no son otra cosa que signos típicos multiorgánicos que pueden verse en pacientes con amiloidosis cardíaca”.
Por otro lado, en relación a las situaciones complejas en fibrilación auricular, los expertos han disertado sobre los distintos escenarios clínicos en los que “es complicada la anticoagulación principalmente por riesgos de sangrado, o en pacientes frágiles o con malos controles de frecuencia cardíaca a pesar de los fármacos usados, etcétera”.
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