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Cuarenta obispos rodean al sacerdote Antonio Prieto en su ceremonia de asunción como líder de la Diócesis de Alcalá de Henares

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MADRID, 10 (SERVIMEDIA)

El hasta ahora vicario general de la Diócesis de Córdoba, el sacerdote Antonio Prieto Lucena, tomó posesión este sábado de la Diócesis de Alcalá de Henares (Madrid). Le acompañaron 40 obispos de toda España, en una ceremonia encabezada por cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, y el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández.

El nuevo obispo, de 49 años, toma el relevo a Juan Antonio Reig Pla, que ha estado al frente de la diócesis complutense 13 años, “con empeño, celo y entrega”, según destacó el propio nuncio en su saludo inicial. En ese tiempo el prelado ha protagonizado numerosas polémicas sobre temas relacionados con la familia, la sexualidad y la guerra civil española.

Reig Pla presentó la preceptiva renuncia al cumplir los 75 años en julio del año pasado y fue aceptada en septiembre, un plazo relativamente breve para lo que acostumbra la Santa Sede. Desde entonces, la diócesis ha tenido como administrador a uno de los obispos auxiliares de Madrid, Jesús Vidal.

El cardenal Osoro destacó durante su homilía que el ministerio de obispo supone dar “continuidad” al colegio apostólico que Cristo reunió en torno así, una tarea “bella”, “grande”, “fuerte” y “de profunda trascendencia para la humanidad”. Osoro acaba de cumplir 78 años y espera desde hace tres años a ser relevado al frente del arzobispado madrileño, algo que parece inminente que confirme la Santa Sede, aseguraron fuentes eclesiales a Servimedia.

CONSEJOS DE OSORO

En este contexto, las palabras de Osoro en Alcalá subrayaron que entre las tareas del obispo están las que recoge el relato bíblico para los sacerdotes: “Buscaré la oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida, confortaré a la enferma”. Y añadió: “El buen pastor da la vida por sus ovejas”.

“Evitar que el ser humano se empobrezca, hacer que el hombre no pierda su esencia, su capacidad para ver la verdad y para vivir el amor, hacer que el hombre llegue a conocer a Dios, que no se pierda en callejones que ni tienen ni dan salidas, que no se meta en el aislamiento, sino que permanezca abierto al conjunto, que permanezca en su esencia, esta es la gran misión y tarea del obispo”, añadió Osoro.

“Busca a quienes están fuera, nunca olvides el estilo de Dios, que es la ternura, y que implica cercanía y proximidad, comparte la vida con la gente” y “cada persona es digna de nuestra entrega”, concluyó el arzobispo de Madrid en un templo en el que se congregaron centenares de fieles, autoridades civiles y académicas.

OBISPOS MADRILEÑOS

En la catedral magistral de los Santos Niños Justo y Pastor también estuvieron, entre otros, los tres obispos auxiliares de la provincia eclesial de Madrid (Juan Antonio Martínez Camino, José Cobo y el citado Jesús Vidal), además del otro obispo madrileño, el de Getafe, Ginés García Beltrán. El templo acogió después de 12 siglos la consagración de un obispo. Los anteriores que ha tenido esta diócesis, creada en 1991, eran ya obispos al asumir la titularidad de Alcalá.

Antonio Prieto nació en La Rambla (Córdoba) el 13 de enero de 1974. Estudió dos cursos de la licenciatura de Medicina y Cirugía en la Universidad de Córdoba (1994-1996) antes de ingresar en el seminario en Córdoba. Fue ordenado sacerdote el 2 de julio de 2000. Es licenciado en Teología del Matrimonio y la Familia en el Pontificio Instituto “Juan Pablo II” de la Universidad Lateranense (2002) y doctor en Teología Moral en la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid (2006).

Su ministerio sacerdotal lo ha desarrollado en la diócesis de Córdoba, con diversos cargos en estas dos décadas. También tiene experiencia en la docencia religiosa. En 2012 fue nombrado miembro de la Comisión Teológica Asesora de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la fe de la CEE.

Durante sus palabras de agradecimiento, Prieto destacó que los actuales son “tiempos nada fáciles para los sacerdotes” y tendió la mano “a todas las autoridades” para trabajar conjuntamente “en la defensa de la dignidad humana, la búsqueda del bien común y la construcción de una sociedad cada día más fraterna”. “Ojalá nunca sea un estorbo para vuestro encuentro con Cristo”, dijo a sus nuevos fieles, a quienes invitó a ser “una Iglesia alegre y misionera”, promoviendo la pastoral familiar y las vocaciones.


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