MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
Cruz Roja celebra este sábado 6 de julio 160 años de compromiso humanitario en España, una conmemoración que pone en valor el camino recorrido y cómo se ha basado a lo largo de las décadas en el principio de humanidad que impulsa la organización para prevenir y aliviar el sufrimiento humano.
La organización ha destacado que su relevante contribución en España “no solo se mide por los servicios prestados, sino por la capacidad de adaptarse y evolucionar para abordar los desafíos contemporáneos y futuros”.
“Tenemos la obligación de estar siempre al lado de quienes se ven permanentemente frente a la amenaza de la vulnerabilidad; de acercarnos a quienes luchan a diario por su derecho a no quedarse en los márgenes; de tender la mano en todo momento a quienes se sienten solos; de tener siempre presente que la crisis climática y ambiental es una amenaza a la propia supervivencia de la humanidad. En un día como hoy, recordamos que todas las personas, todas, tienen Derechos Humanos”, explica la presidenta de Cruz Roja Española, Mar Pageo.
La presidenta de la ONG ha destacado que alcanzar estos 160 años de humanidad compartida ha sido posible gracias al “testimonio diario de los millones de personas voluntarias y trabajadoras”. “Su discurso es la generosidad que ejercen a diario”, añade.
Con motivo de la celebración de los 160 años, Cruz Roja Española va a plantar el Árbol de la Humanidad en las sedes de varias ciudades españolas antes de que concluya 2024. Ese árbol será una especie autóctona de la provincia y el objetivo es trasladar el compromiso de la organización con un futuro sostenible enraizado en los valores que transmite una acción tan simple pero tan poderosa.
160 AÑOS DE HUMANIDAD
Cruz Roja Española forma parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, y tiene como misión principal prevenir y aliviar el sufrimiento humano.
Así lo ha hecho a lo largo de sus 160 años de historia, dejando una “huella imborrable” en hitos como conflictos históricos, y otros más reciente que continúan activos; en desastres naturales, como las inundaciones de Valencia en 1957,el terremoto en Lorca y el volcán de La Palma en España, o el Huracán Mitch en Centroamérica, uno de los más mortíferos de la historia y un cambio en la forma de trabajar la cooperación internacional; en las crisis migratorias y las sanitarias, como la crisis del cólera, el ébola o la reciente pandemia de la COVID-19.
Un médico militar de origen navarro, Nicasio Landa, y el aristócrata y filántropo valenciano, Joaquín Argulló, acudieron a Ginebra en 1863 a la primera conferencia de constitución de lo que sería el Comité Internacional de la Cruz Roja; en marzo de 1864 se formó la junta organizadora que sentaría las bases de Cruz Roja Española.
Habían pasado tres años desde que Henry Dunant, sacudido por los horrores de la batalla de Solferino, pusiera el germen de una organización humanitaria que en tiempo de guerra pudiera dar asistencia de manera imparcial, y bajo el principio de neutralidad, a las personas heridas en el campo de batalla.
España fue uno de los primeros países en constituir su propia Sociedad Nacional de la Cruz Roja, el 6 de julio de 1864 a través de una Real Orden de la Reina Isabell II. El 22 de agosto de ese mismo año, firmaban el Primer Convenio de Ginebra, un documento en el que, junto a otros 11 países, se comprometían a amparar y proteger a los soldados heridos, así como a las personas y equipamiento dedicados a su cuidado en un conflicto bélico. Este tratado fue el germen del actual Derecho Internacional Humanitario.
Durante esos primeros años, a Cruz Roja Española se la conoció como la ‘Asociación Internacional de Socorros a Heridos en Campaña de Mar y Tierra. Sección Española’, una Institución declarada de utilidad pública que fue acogida por la sociedad con esperanza y mucha expectación, como recogen los diarios de la época. Más tarde, la reina Victoria Eugenia crearía el Cuerpo de Damas Enfermeras (1915) bajo su presidencia y el primer hospital-escuela, el Hospital San José y Santa Adela (1928).
En la concepción de Henry Dunant, estas sociedades de la Cruz Roja estaban principalmente orientadas a actuar en momentos de guerra, pero ya vislumbró posibilidades para los tiempos de paz “estas sociedades podrían incluso prestar grandes servicios en épocas de epidemias o cuando sobrevienen desastres como inundaciones, incendios; el móvil filantrópico del que nacerían las impulsaría a que actúen siempre que su acción pueda realizarse”, apuntó con gran visión el propio Dunant en su libro ‘Recuerdo de Solferino’.
Más de siglo y medio después, Cruz Roja Española no ha dejado de extender la labor humanitaria con la que soñó Henry Dunant, y que se ha transmitido entre la sociedad formando parte del mayor movimiento internacional, independiente y voluntario del mundo. Niños y niñas enfermas, adolescentes que sufren acoso, personas que se sienten solas, personas en situación de extrema vulnerabilidad, personas sin hogar, con enfermedades crónicas o mujeres víctimas de violencia.
“Ha curado heridas físicas y del alma, creado redes de apoyo, devuelto la esperanza y transformado vidas. Cruz Roja siempre ha estado ahí, y seguirá estando, para aliviar el dolor y dignificar la vida”, concluye la organización en un comunicado.
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