MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Un nuevo estudio mundial, que adopta un enfoque sensible al género, ha descubierto que el nivel educativo de la madre desempeña un papel cada vez más importante en la formación del nivel educativo de sus hijos, mientras que la importancia del nivel educativo del padre ha disminuido, según publican en la revista ‘Nature Human Behaviour’.
Se esperaba que la expansión de la educación creara una mayor movilidad social en todo el mundo, pero los nuevos datos mundiales de la Universidad de Lancaster (Reino Unido) y la Universidad de la Columbia Británica (Canadá) ponen en entredicho este supuesto y muestran cómo el género realmente importa.
Contrariamente a lo que se esperaba, la expansión de la educación no ha hecho necesariamente que las oportunidades educativas sean más equitativas para los niños con diferentes niveles de educación de los padres en muchas regiones del mundo, según concluye el estudio.
Los estudios existentes sobre movilidad social (la medida en que los niños pueden alcanzar el éxito educativo con independencia de sus antecedentes familiares) se han centrado principalmente en el papel del padre, pero no en el de la madre.
Pero la importancia del nivel educativo de la madre para la movilidad educativa de sus hijos, y especialmente de sus hijas, ha alcanzado o superado a la del padre, sobre todo en África, Asia, el Pacífico y Europa, incluido el Reino Unido.
Para este estudio, del profesor Yang Hu, de la Universidad de Lancaster, y el profesor Yue Qian, de la Universidad de Columbia Británica, reunieron un conjunto de datos mundiales a gran escala, que contenía 1,79 millones de individuos nacidos entre 1956 y 1990 en 106 sociedades de todo el mundo. Las sociedades examinadas en el estudio acogen a casi el 90% de la población mundial.
Con el aumento de la igualdad de género y el incremento de la proporción de madres emparejadas con un padre menos instruido, las asociaciones madre-hijo en el estatus educativo se fortalecen, pero las asociaciones padre-hijo se debilitan, señala la investigación. Por el contrario, en contextos de menor igualdad de género, con una mayor proporción de madres emparejadas con un padre más educado, las asociaciones madre-hija en cuanto al nivel educativo son más débiles.
“Dado el aumento de la educación de las mujeres, la medición patriarcal de la movilidad educativa intergeneracional es cada vez más insostenible –afirma el profesor Hu–. Y nuestras conclusiones muestran que, con la expansión mundial de la educación, la creciente importancia de la educación de las madres ha mantenido efectivamente, si no aumentado, la influencia de la educación de los padres en la movilidad social de sus hijos en muchas regiones”.
Añade que “los datos existentes que se centran únicamente en los padres ofrecen una imagen demasiado optimista de la movilidad social. Nuestros hallazgos exigen un enfoque sensible al género para medir la movilidad intergeneracional, para que académicos, gobiernos y organizaciones internacionales capten con mayor precisión y comprendan mejor las implicaciones de la expansión de la educación”.
Según la investigación, a medida que aumenta el número de familias monoparentales en todo el mundo, sobre todo de madres solteras, es posible que este cambio en la estructura familiar refuerce aún más la importancia de la madre en la movilidad social de los hijos.
Según el profesor Qian, “dada la persistente división del trabajo en función del género en la familia, las madres siguen cargando con el grueso de las responsabilidades de la crianza de los hijos en muchas partes del mundo”.
“Se ha prestado escasa atención al papel de las madres en la movilidad social de sus hijos, una cuestión con implicaciones para la desigualdad socioeconómica a escala mundial –prosigue–. Este estudio fue motivado inicialmente por nuestro descontento con el enfoque patriarcal y centrado en Occidente de las principales investigaciones sobre movilidad social”.
“A medida que evolucionaba nuestra investigación, nos dimos cuenta de que la perspectiva de género y el alcance mundial permiten comprender mejor lo que ocurre cuando la expansión de la educación se encuentra con la revolución de género –recuerda–. Ahora que celebramos el Día Internacional de la Mujer, esperamos que nuestras conclusiones ayuden a catalizar nuevos enfoques de la recopilación de datos y el desarrollo de mediciones que tengan en cuenta las cuestiones de género y sirvan de base a la política educativa y social”, concluye.
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