El grupo, que se encontró con seis explosivos a lo largo del camino, fue el último en abandonar la base de Kidal
MADRID, 9 (EUROPA PRESS)
El último convoy de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas en Malí (MINUSMA), el último en abandonar la base de Kidal, ha conseguido llegar a Gao tras más de una semana de ruta en la que se ha topado con seis explosivos que han provocado 37 heridos entre sus filas.
“Me complace informarles de que (el convoy) salió de Kidal el 31 de octubre y llegó a Gao anoche sin más incidentes. (…) Como informamos la semana pasada, el convoy, que recorrió casi 350 kilómetros, encontró seis artefactos explosivos improvisados por el camino. Un total de 37 miembros de las fuerzas de mantenimiento de la paz necesitaron atención médica, y todos, gracias a Dios, han sido dados de alta o se encuentran en situación estable”, ha comunicado este jueves el portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, durante una rueda de prensa.
El convoy, formado por 143 vehículos 848 miembros de la misión (procedentes de Bangladesh, Chad, Egipto, Guinea y Nepal), ha llegado a medir hasta nueve kilómetros de largo en una región, concretamente el norte de Malí, donde existe una cada vez mayor presencia armada e intensificación de las tensiones entre el Ejército maliense y los diferentes grupos armados que operan en la zona, algunos de ellos hostiles con la MINUSMA.
“Nos dijeron que el convoy tenía unos nueve kilómetros de longitud. Así que pueden imaginarse los retos. El convoy también tuvo que partir sin apoyo aéreo debido a la falta de autorización de vuelo por parte de las autoridades competentes de Malí, y eso, por supuesto, aumentó la amenaza para la seguridad de las fuerzas de mantenimiento de la paz”, ha informado Dujarric.
En ese sentido, el portavoz ha asegurado que a las dificultades ya mencionadas se han sumado el mal tiempo y el mal estado de las carreteras, que a su vez han provocado numerosas averías en los vehículos; los retrasos sufridos a raíz de todo lo anterior hizo que el convoy comenzase a quedarse sin suministros, por lo que tuvieron que ser reabastecidos por vía aérea con combustible y agua, entre otros bienes.
Kidal es la octava base de sus trece que la Misión abandona. Así, Dujarric ha explicado que próximamente la MINUSMA pondrá fin a su presencia en Ansongo (Gao) y Mopti, mientras que las bases de Gao, Tombuctú y Bamako servirán como lugares de “liquidación” y que serán entregadas a las autoridades de Malí tras esta última fase, que comenzará el 1 de enero.
“Durante la fase de liquidación, solo quedará un pequeño equipo para supervisar el transporte ordenado de los bienes pertenecientes a los países que aportan contingentes y fuerzas de policía a las respectivas naciones, así como la eliminación adecuada del material perteneciente a las Naciones Unidas. Estos activos serán repatriados o reasignados a otras misiones de la ONU, o bien donados a las autoridades malienses o vendidos en el mercado”, ha dicho Dujarric.
Al menos la mitad de los 13.871 efectivos de la MINUSMA ya han abandonado el país y, con excepción del personal de liquidación, todos ellos saldrán de Malí antes del 31 de diciembre.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el pasado 30 de junio, y a petición de las autoridades malienses, la retirada de la misión, que llevaba ya diez años operando en el país. Las relaciones de Malí con la MINUSMA se vieron afectadas por un informe de la ONU sobre la matanza de más de 500 personas en marzo de 2022 en la ciudad de Moura (centro), en el que se apuntaba al Ejército como principal responsable.
Entonces, el Gobierno rechazó “vigorosamente” el informe, y aseguró que las imágenes obtenidas por satélite por los investigadores constituyeron un delito de “espionaje”.
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