MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Cientos de refugiados sirios han empezado a abandonar Líbano para regresar a Siria como parte de un plan de repatriación criticado por organizaciones internacionales en el que se espera que salgan del país desde distintos puntos, como Arsal, Nabatiyé o Trípoli, cerca de 15.000 personas al mes.
El ministro libanés saliente de Asuntos Sociales, Héctor Hayar, anunció el martes que la repatriación gradual de los refugiados sirios asentados en Líbano sería “voluntaria y segura” ante las numerosas críticas por parte de distintas ONG.
Según ha informado la Seguridad General del Líbano, al menos 751 refugiados sirios van a regresar a lo largo de la jornada a su país, principalmente desde Arsal, una pequeña localidad montañosa a 124 kilómetros al noreste de Beirut, la capital, ha contabilizado DPA.
“Se proporcionaron instalaciones a los ciudadanos sirios que regresaron y que fueron desplazados por la fuerza de sus hogares y pueblos por bandas terroristas armadas, a través de procedimientos simplificados, servicios de salud y su acceso a sus pueblos y hogares seguros”, ha explicado el director del centro fronterizo de Dabousiyah, Fadi Issa, a la agencia de noticias SANA.
Este retorno se produce en el marco de un plan del Gobierno saliente de Nayib Mikati, que prevé la repatriación de 15.000 refugiados al mes. Esta estrategia ha sido cuestionada por varias ONG y organizaciones internacionales que califican esta salida como peligroso debido a las violaciones de Derechos Humanos en Siria.
Es el caso de Amnistía Internacional, que reclamó a mediados de octubre a las autoridades libanesas que detuvieran el proceso, que “ha estado en marcha desde hace cuatro años, a pesar de que se sabe que los refugiados sirios en Líbano no están en posición de adoptar una decisión libre e informada sobre su retorno”.
“Al facilitar de forma entusiasta estos retornos, las autoridades libanesas están poniendo de forma consciente a estos refugiados sirios en riesgo de abusos atroces y persecución a su regreso a Siria”, resaltó la subdirectora de Amnistía Internacional para Oriente Próximo y Norte de África, Diana Semaan.
El director de Seguridad General, Abbas Ibrahim, declaró en rueda de prensa el martes que Líbano no iba a someterse a “presiones”, al tiempo que dejó claro que “ningún refugiado” iba a ser “obligado a ser repatriado”, según el diario ‘L’Orient Le Jour’.
El primer ministro en funciones de Líbano, Nayib Mikati, ya había amenazado en junio con expulsar a los refugiados sirios argumentando que el país “no tiene ya la capacidad de asumir la carga”, en medio de una profunda crisis económica y social que ha hecho saltar las alarmas a nivel internacional.
La guerra en Siria ha provocado que cerca de 5,7 millones de personas huyan a otros países de la región, incluidas unas 840.000 que han cruzado la frontera con Líbano, según datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Sin embargo, las autoridades libanesas calculan que la cifra real es más cercana a 1,5 millones de personas, que se suman a los cerca de 480.000 refugiados palestinos que viven en el país. La mayor concentración de refugiados sirios se encuentra en el valle de la Bekaa (este), cerca de la frontera con Siria.
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