MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
Cientos de palestinos se han encerrado en la Mezquita de Al Aqsa, en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, y se niegan a abandonar el lugar en pleno Ramadán, lo que podría provocar graves enfrentamientos con las fuerzas isarelíes.
La Policía ingresó en la zona poco después de que los palestinos se encerraran dentro de la mezquita mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania –país formalmente a cargo de los lugares santos musulmanes de Jerusalén– ha advertido de “consecuencias catastróficas” si los agentes irrumpen en Al Aqsa para desalojar a los palestinos. Amán ha advertido de que un desalojo provocaría “más tensión y violencia y todo el mundo pagaría el precio”.
Por su parte, un portavoz de Hamás, Mohamed Hamadé, ha advertido de que “la agresión de la ocupación solo tendrá por respuesta la resistencia y la resistencia está lista para responder a los crímenes de la ocupación con proporcionalidad al alcance del crimen”.
Hamadé ha señalado al ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, y a “su Gobierno” que “tendrán toda la responsabilidad de lo que pase en la Mezquita de Al Aqsa y a quienes están dentro”. “Al Aqsa es una línea roja y atacarla es accionar los detonadores que empezarán a hacer explosión en la cara y los flancos de la ocupación”, ha amenazado.
La semana pasada ya se produjeron graves enfrentamientos entre fieles musulmanes y la Policía isarelí cuando decenas de palestinos se encerraron en la Mezquita de Al Aqsa en vísperas de la Pascua judía. La Policía irrumpió con granadas aturdidoras y los atrincherados respondieron con fuegos de artificio y piedras. Decenas de palestinos resultaron heridos y fueron detenidos.
Poco depsués fueron lanzados diez cohetes desde la Franja de Gaza contra territorio isarelí y en los dos días siguientes hubo lanzamientos de cohetes desde Gaza y también desde Líbano, a lo que Israel respondió con bombardeos.
La Explanada de las Mezquitas –o Monte del Templo para los judíos– es el corazón religioso de Jerusalén Este y descansa en uno de sus laterales sobre el Muro de las Lamentaciones, último vestigio del Templo de Salomón judío, por lo que los musulmanes temen que Israel busque destruir la Mezquita de Al Aqsa –tercer lugar más sagrado del Islam– para construir un Tercer Templo judío en Jerusalén.
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