MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó este jueves que casi 10.000 palestinos que llegaron a los hospitales de la Franja de Gaza heridos durante estos 12 días de bombardeos pueden morir en las próximas horas debido a la falta de medicinas y de equipos sanitarios.
Así lo advirtió Guillemette Thomas, coordinadora médica de MSF para los territorios palestinos, que estimó entre 800 y 1.000 las personas que resultan heridas cada día en la Franja, una cifra que sólo incluye a quienes consiguen llegar a un hospital.
“Dado que el acceso a los centros sanitarios es extremadamente peligroso y complicado por la escasez de gasolina, sólo los pacientes más graves buscan atención hospitalaria”, explicó.
COLAPSO
Desde el comienzo del conflicto, más de 9.700 personas han resultado heridas. “Me temo que estas personas corren grave peligro de morir en las próximas horas porque se está haciendo imposible recibir atención médica”, y alertó de que “ya estamos asistiendo al colapso de la atención al paciente”.
“El personal médico ya no puede tratar a la gente ni admitir a nuevos pacientes como es debido”. En su opinión, “todo se hace en condiciones paupérrimas, con escasez de personal, medicamentos y equipos médicos”. “Hay un flujo constante de pacientes y heridos graves, con heridas traumáticas complejas, quemaduras, fracturas y miembros aplastados, agregó.
El hospital Al-Shifa, el principal de Gaza, acoge ahora a miles de personas que acudieron allí buscando protegerse de los constantes bombardeos.
Destacó que mientras Gaza está a oscuras, Al-Shifa es uno de los pocos lugares que aún tiene electricidad, pero el combustible sólo durará otras 24 horas como máximo. “Sin electricidad, muchos pacientes morirán, sobre todo los que están en cuidados intensivos, neonatología y con máquinas de respiración asistida”, afirmó Thomas.
También “los pacientes con enfermedades crónicas, como diabetes y cáncer, y las mujeres embarazadas también corren peligro debido a la escasez general de medicamentos”, insistió.
SIN AGUA
Según Thomas, “hemos llegado a un punto en el que el agua es nuestra principal prioridad”. En la actualidad, “se calcula que el 60% de los habitantes de Gaza, más de un millón de personas, viven a la intemperie, sin acceso a agua ni atención sanitaria”. Las clínicas están cerradas y las condiciones higiénicas son muy deficientes, agregó.
Además de los heridos graves, “corremos el riesgo de asistir a una oleada de enfermedades como la diarrea, las infecciones respiratorias y cutáneas y la deshidratación”, prosiguió, que “pueden desarrollarse rápidamente y poner en grave peligro a los más vulnerables.
La mitad de la población de Gaza tiene menos de 18 años. Sin embargo, “no queda ningún sistema sanitario para atenderlos”. Por eso, resulta “vital que los hospitales vuelvan a funcionar”, y exigió garantizar “un alto el fuego regular que permita la llegada masiva de medicamentos y combustible”. “Si nos quedamos sin medicamentos para anestesias, los cirujanos se verán obligados a interrumpir las operaciones”, avisó.
Concluyó que el millón de desplazados requiere ayuda humanitaria básica. Necesitan acceso a agua y saneamiento, así como atención sanitaria básica, antes de que su salud se deteriore drásticamente”.
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