MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
Cerca de 200 especies de bacterias colonizan las microfibras plásticas en el mar Mediterráneo, entre ellas una que causa intoxicación alimentaria en seres humanos cuando comen marisco.
Así se explica en un nuevo estudio dirigido por Maria Luiza Pedrotti, de la Universidad de la Sorbona (Francia), y publicado este miércoles en la revista ‘PLOS ONE’.
Las microfibras sintéticas y naturales provenientes de la contaminación plástica, la industria textil y las actividades pesqueras han aumentado en el medio ambiente, convirtiéndose en el tipo de partículas más común en el océano.
Es probable que estas microfibras representen una amenaza para los ecosistemas acuáticos y la salud humana porque, una vez que son colonizadas por microorganismos, huelen a comida y son consumidas por organismos marinos.
Debido a su persistencia, es probable que las microfibras se acumulen en los organismos marinos a medida que avanzan en la cadena alimentaria.
Para averiguar qué tipos de bacterias viven en las microfibras flotantes, los investigadores utilizaron técnicas de microscopía avanzada y secuenciación de ADN para identificar los microorganismos que viven en las microfibras recolectadas en el noroeste del mar Mediterráneo.
MÁS DE 2.600 CÉLULAS
Descubrieron que más de 2.600 células de media viven en cada microfibra. Estas células pertenecen a 195 especies bacterianas, incluida la ‘Vibrio parahaemolyticus’, una bacteria potencialmente peligrosa que causa intoxicación alimentaria en mariscos.
Este estudio es el primero en informar la presencia de especies patógenas de ‘Vibrio’ en microfibras en el mar Mediterráneo. El descubrimiento es importante para evaluar los riesgos para la salud porque la presencia de la bacteria puede ser una amenaza para el baño y el consumo de mariscos.
El trabajo también plantea la cuestión del riesgo ambiental de las microfibras. La cantidad cada vez mayor de desechos plásticos persistentes en el medio ambiente puede estar transportando bacterias peligrosas y otros contaminantes por todo el océano, lo que aumenta el riesgo de contaminación en comparación con las partículas naturales de vida corta, como la madera o los sedimentos.
“El papel del cambio climático también influye en la propagación de esta bacteria potencialmente patógena. Los estudios han demostrado que la temperatura tiene una correlación significativa con el aumento de ‘Vibrio spp’ y la aparición de infecciones. En el momento en que encontramos este ‘vibrio’, las temperaturas costeras de verano oscilaban entre 25,2 y 26,5 °C, mientras que este año, en el mismo lugar, alcanzaron los 29 °C”, concluye Pedrotti.
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