El líder camboyano se debate entre entregar ahora el mando a su hijo, Hun Manet, o aguantar un nuevo mandato hasta 2028
MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El primer ministro de Camboya, Hun Sen, comparece este domingo en las urnas como favorito sin oposición a revalidar su mandato, en medio de críticas internacionales contra su gobierno por aplastar sin miramientos a la oposición, en el que podría ser el episodio final de un largo mandato donde el hombre que ha guiado al país de manera intermitente desde hace cuatro décadas comienza a contemplar abiertamente a su hijo, el general Hun Manet, como posible sucesor.
Hun Manet no tendrá problema alguno en ganar un escaño en las elecciones legislativas, en lo que significará su primer paso en su carrera a futuro primer ministro del país tras los comicios del domingo, casi con toda seguridad los últimos de la carrera política del actual mandatario.
Hun Sen consolidó su dominio en el país a finales de 2017, cuando el Tribunal Supremo del país ordenó la disolución del principal partido de oposición, el Partido Nacional del Rescate de Camboya (CNRP). Su líder, Kem Soja, acabó condenado en marzo de este año a 27 años de prisión al término de un proceso ampliamente denunciado por grupos de Derechos Humanos, por “conspirar con una potencia extranjera”.
El caso contra Soja derivaba de un comentario que hizo durante un acto público en el que explicaba una posible estrategia política coordinada con Estados Unidos de cara a las elecciones de 2013, aunque sin mencionar un derrocamiento inmediato del Gobierno.
El Gobierno afirmó entonces que Soja había violado el artículo 443 del Código Penal por “conspirar con una potencia extranjera”, lo que al final ha acarreado al opositor la pena máxima de 30 años de cárcel, descontando tres desde el inicio de los procedimientos, en los que ha estado privado de libertad.
Sea como fuere, la disolución del CNRP acabó posibilitando que la formación de Hun Sen, el Partido Popular de Camboya, consiguiera la “victoria perfecta” en las legislativas de 2018: todos los 125 escaños del Parlamento, ahora a su completa merced; un páramo democrático a pesar de los esfuerzos domésticos e internacionales para transitar a una vida en libertad tras décadas de horror a cargo de los temibles Jemeres Rojos.
Cinco años después, Hun Sen domina absolutamente el escenario político del país a sus 70 años de edad y después de un cuarto de siglo ininterrumpido en el poder tras un golpe de Estado propinado en 1997, si bien llegó por vez primera al cargo en 1985 y desde entonces ha estado en primera línea política, salvo cuatro años de inestable coalición que decidió finiquitar con el alzamiento.
Para esta ocasión, Hun Sen se ha desembarazado de otro partido opositor en ciernes, el Partido de la Luz de las Velas, heredero del CNRP, que obtuvo un esperanzador 22 por ciento en las elecciones locales del año pasado. En mayo, la Comisión Electoral descalificó a la formación por un trámite burocrático. En febrero, había retirado la licencia de la emisora Voice of Democracy, uno de los últimos medios independientes del país.
Este será el escenario que dominará algún día su hijo Hun Manet, de 45 años de edad, jefe de las fuerzas antiterroristas del país, miembro del Comité Central del partido y educado en Reino Unido y Estados Unidos, quien ha ido labrando durante los últimos años su imagen pública con vistas a la sucesión. En su cierre de campaña, Manet declaraba que los comicios del domingo serán simplemente “el día de la victoria” para el Partido Popular como “el único capacitado” para liderar Camboya.
Solo quedan por saber los plazos. Si Hun Sen se ve con fuerzas para un nuevo mandato, la sucesión deberá esperar, teóricamente, a 2028. No obstante, durante los últimos días el mandatario ha dejado caer crípticas declaraciones que apuntan a la posibilidad de una sucesión inmediata, como muy pronto el mes que viene. “Hun Manet podría ser primer ministro en cuestión de días. Vamos a ver cómo responde la gente, pero ahora mismo depende de si quiere o no”, indico el jueves en una entrevista a la cadena china Phoenix TV.
UNA OPOSICIÓN APLASTADA
En medio de este panorama, organizaciones como Human Rights Watch (HRW) y la Federación Internacional de Periodistas (IFJ) han denunciado una persecución sin tregua desde el Gobierno contra lo que queda de oposición en el país.
El IFJ se remite a un documento elaborado por el Regulador de Telecomunicaciones de Camboya el 12 de julio en el que comunicaba las intenciones de las autoridades de restringir el acceso a los medios de comunicación Radio Free Asia (RFA) y el ‘Cambodia Daily’, así como de la base de datos pública Kamnotra, administrada por el Centro Camboyano de Medios Independientes.
Un portavoz del Ministerio afirmó que los medios no habían cumplido con los estándares operativos definidos por el ministerio y habían denigrado al Gobierno, y que Kamnotra se consideraba legalmente como un medio de comunicación. El 17 de julio, RFA informó que varios de sus sitios web fueron bloqueados por algunos proveedores de servicios.
El 19 de junio, el corresponsal jefe y presentador del ‘Cambodia Daily’ afirmó haber recibido una amenaza de muerte de la personalidad progubernamental de las redes sociales, Pheng Vannak, a través de Facebook, por presuntamente criticar a Hun Sen y su familia en un programa de noticias.
El primer ministro también amenazó directamente al servicio en jemer de RFA el 4 de junio, pidiendo la destitución de un reportero anónimo si el medio deseaba restaurar su base de operaciones en la capital, Nom Pen.
Para Human Rights Watch, el Gobierno de Camboya ha abierto una vez más “la veda sobre la oposición”, en palabras del subdirector para Asia de la organización, Phil Robertson, antes de poner como ejemplo el caso de Tithia Sum, miembro del Partido de la Luz de las Velas y ciudadano estadounidense, que huyó de Camboya el 5 de julio tras recibir notificación de una orden de arresto en su contra bajo el cargo de lesa majestad.
Este delito conlleva una pena de prisión de hasta cinco años, en lo que la ONG considera un episodio más de persecución política.
El 16 de junio, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, se declaró profundamente preocupado por la reducción del espacio cívico antes de las elecciones.
El responsable internacional afirmó que “antes de las elecciones, debe haber un entorno abierto y pluralista que garantice los derechos a la libertad de expresión y opinión, y la libertad de reunión y asociación”, e instó al Gobierno de Camboya a habilitar y proteger rápidamente un entorno propicio para unas elecciones generales libres y justas.
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