MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
La junta militar de Burkina Faso ha apuntado a “una pérdida de confianza” como motivo de la petición a Francia para que cambie a su embajador en el país, después de que trascendiera que Uagadugú había reclamado a París la retirada del actual diplomático, Luc Hallade.
Fuentes oficiales citadas por la agencia estatal burkinesa de noticias, AIB, han desvelado que la solicitud fue trasladada hace cerca de dos semanas y han hablado de “una crisis de confianza” en las relaciones bilaterales.
“No es el fin de las relaciones diplomáticas, simplemente pedimos un cambio de interlocutor”, han manifestado, antes de incidir en que “no es una ruptura con Francia, sino que no hay voluntad de seguir colaborando con este embajador”.
Según las informaciones de la revista ‘Jeune Afrique, fuentes oficiales francesas han confirmado la solicitud. “La cuestión no es saber quién es nuestro embajador allí, sino saber qué deseamos hacer con nuestra relación bilateral”, han apuntado.
Las autoridades de Burkina Faso anunciaron a mediados de diciembre la expulsión del país de dos ciudadanos franceses detenidos por supuestos actos de espionaje, en medio del aumento de las tensiones entre Uagadugú y París, que se ha mostrado crítico con el acercamiento entre Uagadugú y Moscú
El primer ministro de Burkina Faso, Apollinaire Joachimson Kyelem de Tambela, invitó recientemente a Rusia a “ocupar su lugar” en el país africano, días después de que el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, denunciara que Uagadugú había aceptado el despliegue de mercenarios del Grupo Wagner, propiedad de un oligarca cercano al presidente ruso, Vladimir Putin.
Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Ibrahim Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un ‘golpe palaciego’ contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.
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