MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado un plan de acción para monitorear la aparición de nuevos posibles objetos aéreos sobre territorio nacional después de los incidentes registrados a comienzos de mes, cuando Washington derribó hasta cuatro de estos artefactos sospechosos.
Según ha detallado el mandatario durante una rueda de prensa, el departamento de Seguridad Nacional ha recibido instrucciones para establecer un inventario de drones sobre espacio aéreo nacional y aumentar la capacidad de detección de los mismos, según recoge la cadena CNN.
Asimismo, Biden ha ordenado a funcionarios competentes actualizar las reglas y regulaciones para lanzar y poseer objetos aéreos no tripulados en el país, mientras que el secretario de Estado, Antony Blinken, se encargará de “establecer normas globales comunes en este aspecto, en gran parte no regulado”.
El inquilino de la Casa Blanca ha instado a sus funcionarios para que redacten unas normas “más estrictas” para saber cómo tratar estos objetos no identificados en el futuro, “distinguiendo entre aquellos que probablemente planteen riesgos de seguridad y que requieren acción, y aquellos que no”.
“Estos pasos conducirán a cielos más seguros para nuestros viajeros aéreos, nuestro Ejército, nuestros científicos y también para las personas en tierra”, ha manifestado Biden, quien ha incidido en que Washington no considera que se haya producido un “aumento repentino” de objetos sospechosos en cielos estadounidenses.
En este sentido, el mandatario estadounidense ha reconocido que si las autoridades han detectado más de estos objetos en las últimas semanas es, de hecho, por los pasos adelante que ha dado Washington para “aumentar” las labores de detección y las capacidades de los radares.
OBJETOS DE “EMPRESAS PRIVADAS”
Analizando lo ocurrido en las últimas semanas, Biden ha reconocido que, con los datos de los que dispone la Inteligencia estadounidense, puede señalar que los objetos sospechosos derribados a lo largo de este mes de febrero “probablemente eran globos vinculados a empresas privadas, instituciones recreativas o de investigación”.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos ha remarcado que las ordenó su derribo “por precaución” debido al peligro que suponían para el tráfico aéreo comercial y porque “no podían descartar el riesgo de vigilancia” sobre “instalaciones sensibles”.
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