La Policía denuncia trece agentes muertos durante un linchamiento multitudinario mientras la oposición amenaza con tomar las armas
Las autoridades cortan las redes 4G de Internet mientras el Supremo ve innecesario promulgar una orden para que la Policía no dispare a matar
MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Al menos 80 personas han muerto, entre ellas 13 policías, y cientos han resultado heridas desde primera hora de este domingo por la reanudación de los disturbios en varios puntos de Bangladesh, en el marco de unas protestas que comenzaron a principios del mes pasado contra un ya suspendido sistema de cuotas laborales y que, tras días de relativa calma, han ganado fuerza de nuevo y ahora tienen al Gobierno como objetivo generalizado.
El recuento recogido por la filial en bengalí de la BBC, apunta que más de 65 civiles han muerto — contando opositores y simpatizantes del Gobierno — y 13 agentes han sido apaleados hasta la muerte tras un ataque a una comisaría en la localidad de Sirajganj, de acuerdo con fuentes de las fuerzas de seguridad.
Además de los policías, se han contabilizado cinco muertes más en Sirajganj. Muchos de los fallecidos tenían heridas de bala y en otros casos han sido víctimas de linchamientos.
Los enfrentamientos comenzaron en la ciudad de Munshiganj, en las inmediaciones de la capital, Daca, donde los movimientos estudiantiles que abanderan las protestas han acabado enfrentados con los simpatizantes del partido del Gobierno, la Liga Awami, y su sección juvenil, la Liga Chhatra. El diario ‘Protom Alo’ ha podido confirmar al menos dos fallecidos y medio centenar de heridos.
A continuación, seis líderes y activistas de la Liga Awami han muerto por arma de fuego en una estación de autobuses de Nargsindi y otras seis personas han muerto en Feni, según un recuento provisional efectuado por el ‘Dhaka Tribune’ sobre los incidentes más violentos del día.
Ocho personas más han fallecido en Laxmipur, cuatro en Rangpur, tres en Munshiganj, cuatro en Bogra, dos en Joypurhat, tres en Pabna, tres en Sherpur, dos el Sylhet, tres en Kishoreganj, dos en Comilla, una en Cox Bazar y una más en Barisal.
Otros fallecidos han sido confirmados en la localidad de Magura, a 175 kilómetros al sureste de la capital. Uno de ellos precisamente era un líder del ala juvenil del Gobierno, identificado como Mehedi Hasan, de acuerdo con fuentes de seguridad a la filial bangladeshí de la cadena británica BBC. También han muerto otros cuatro simpatizantes de la Liga Awami en Rangpur, donde otro centenar de personas han resultado heridas.
Mientras tanto, las operadoras de telecomunicaciones han indicado a la cadena TBS News y al diario ‘The Daily Star’ que ha recibido orden de suspender la comunicación por internet 4G en lo que podría tratarse de un prolegómeno de nuevas restricciones como las que impuso durante el apogeo de las protestas contra el sistema de cuotas a los funcionarios.
Las protestas han dejado de dirigirse al sistema de cuotas, uno que dedicaba hasta un 30 por ciento de plazas a descendientes de combatientes de la guerra de la Independencia; criterio que para los estudiantes suponía un acto de discriminación, para acabar centradas en la figura de la primera ministra del país, la histórica Sheij Hasina, y denunciar una represión policial que dejó entre 147 y más de 200 muertos, según gobierno y activistas) durante las manifestaciones del mes pasado.
Hasina se ha ofrecido a hablar con los manifestantes pero los organizadores de las protestas han rechazado su oferta y exigen en su lugar que se disculpe públicamente, castigue a los responsables de la represión y cese a varios ministros, entre ellos los de Interior, Educación y Justicia. No obstante, la primera ministra ha acusado este domingo a “grupos terroristas” inflitrados entre los estudiantes de los disturbios que se están extendiendo de nuevo por todo el país.
“Hago un llamamiento a los compatriotas para que repriman a estos terroristas con mano firme”, ha declarado la primera ministra durante el encuentro de urgencia mantenido con su Comité Nacional de Asuntos de Seguridad este domingo en su residencia oficial, Ganabhaban.
En este contexto, el Tribunal Supremo del país ha visto innecesario ordenar a la Policía que no dispare a matar al entender que las leyes del país ya lo especifican de por sí.
La corte ha rechazado un petición presentada por dos magistrados del alto tribunal, Manzoor Al Mateen y Ainunnahar Siddiqa, quienes veían imprescindible dejar por escrito y de manera específica que las fuerzas de seguridad tienen terminantemente prohibido abrir fuego contra las manifestaciones, dadas las numerosas acusaciones vertidas desde las organizaciones humanitarias y los propios activistas.
Por último, las autoridades de Bangladesh han vuelto a declarar el toque de queda indefinido en la capital a partir de las 18.00, poniendo fin a la relajación dictada este sábado y que iba a comenzar en los próximos días. El toque de queda va acompañado de una declaración de tres días de “vacaciones”, es decir, la suspensión de la actividad laboral y escolar excepto los servicios básicos, una medida que ya adoptó durante las últimas protestas, que comenzará el próximo lunes y se prolongará hasta el miércoles.
LOS ESTUDIANTES AMENAZAN CON LAS ARMAS
Uno de los rostros más visibles de las protestas, el coordinador del Movimiento Estudiantil contra la Discriminación Nahid Islam ha avisado de la posiblidad de que se hagan con armas de fuego para defenderse de la represión policial y para que el Gobierno cumpla con sus exigencias.
“Los estudiantes están preparados para cualquier eventualidad. Hoy hemos cogido palos. Si los palos no funcionan, estamos dispuestos a tomar las armas”, ha hecho saber en un discurso ante compañeros estudiantes en Shahbagh.
“La Liga Awami quiere crear una situación de guerra civil en el país. El país está siendo llevado a un estado de guerra civil”, añadióm antes de denunciar cortes en internet como parte de una conspiración de las autoridades “que esta vez no servirá de nada”.
“Nuestros objetivos, metas y destino son claros. Nuestra meta es la victoria, y aún hay tiempo”, ha asegurado que ahora está en manos de Hasina si continúa “recurriendo a la violencia y al derramamiento de sangre o dimitirán sus ministros como exigen los estudiantes”.
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