MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
La ONG Ayuda en Acción ha alertado del “sombrío” panorama que tiene frente a sí la situación del hambre debido al “aluvión” de crisis globales que se ciernen actualmente por todo el mundo, llegando incluso a poner en riesgo los avances que se habían logrado en décadas anteriores.
La nueva señal de alarma tiene lugar tras conocerse los resultados del último Índice Global del Hambre para 2022, que muestra cómo “el progreso mundial contra el hambre se ha estancado en gran medida en los últimos años”, con un ligero descenso en la escala de gravedad con respecto a 2014.
En esta ocasión, la cifra se sitúa en 18,2, lo que significa gravedad moderada. No obstante, sigue aumentando la proporción de personas que carecen de acceso regular a suficientes calorías. “Hasta 828 millones de personas tenían una ingesta calórica insuficiente en 2021”, ha puntualizado el informe.
En ese sentido, se alerta de que en caso de que no se revierta la situación, no se prevé que ni el mundo en su conjunto, ni 46 países alcancen para 2030, un nivel de hambre bajo, según la escala, que vaticina un empeoramiento de la actual coyuntura por las crisis mundiales que han ido amontonándose en los últimos años –guerras, cambio climático y consecuencia económicas de la pandemia–.
A su vez, la guerra de Ucrania ha provocado un aumento de los precios de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes, que son inasumibles para muchos de estos países que ya hacían frente a una peliaguda situación humanitaria.
“Hay al menos 50 países que dependen directamente de los cereales y los fertilizantes de Rusia y Ucrania”, ha afirmado el director de incidencias de Ayuda en Acción, Alberto Casado, en un encuentro con lo medios.
“Esto es un reflejo del sistema alimentario en el que vivimos y de cómo dependemos de ciertos países para adquirir productos básicos”, por lo que un cambio basado en un sistema de gobernanza local se antoja fundamental para revertir esta situación, ha sostenido Casado.
ALARMA EN EL SUR DE ASIA Y ÁFRICA SUBSAHARIANA
En la escala de gravedad del hambre elaborada por GHI, la región de Asia que engloba países como Pakistán, India y Afganistán, se coloca al frente, con una de las mayores tasas de retraso del crecimiento entre los más pequeños, y con diferencia la mayor en adelgazamiento patológico infantil con respecto al resto de países de mundo.
En la zona de Asia Occidental, donde el hambre es moderada, hay “signos preocupantes” de un retroceso en los avances logrados en los últimos años. Una situación que repita el norte de África.
Es este continente en donde se hace más evidentes los estragos del hambre. En África Subsahariana la ingesta calórica insuficiente y la tasa de mortalidad infantil son las más altas del mundo, con regiones en la zona oriental del continente haciendo frente a una de las sequías más graves de los últimos 40 años-
Así, una vez más, la amenaza de hambruna severa se cierne principalmente sobre el Cuerno de África, mientras la ayuda humanitaria sigue siendo insuficiente. En Somalia, Sudán del Sur y Burundi, el nivel es “provisionalmente alarmante”, mientras que en el corazón del continente –Chad, República Centroafricana, República Democrática del Congo– es ya alarmante.
Madagascar, también en África, o Yemen y Siria, completan esta lista. En otros 35 países el hambre se considera grave, mientras que en otros 20 la situación está empeorando desde 2014. No obstante, hay 32 países que han visto importantes mejoras en sus puntuaciones. En otros lugares como Asia central, el sureste asiático y Europa el nivel de gravedad es bajo.
UGANDA, HAMBRE Y MATRIMONIOS INFANTILES
La situación de Uganda es como la de otros muchos países de su entorno, una débil gobernabilidad, la lucha por los recursos, y conflictos recurrentes. A ello se suma la crisis migratoria y de refugiados que huyen de países como Sudán del Sur, lo que afecta al acceso a los recursos en un país que sobrevive en gran parte gracias a la agricultura de subsistencia.
A su vez, ha alertado el director de Ayuda en Acción en Uganda, Francisco López, éste y otros países, como Kenia, tienen la particularidad de que sus niñas y mujeres más jóvenes son más propensas a ser víctimas de otros daños colaterales provocados por el hambre, como son los matrimonios forzados.
Ellas se ven obligadas a dejar las escuelas, en el peor de los casos sin terminar la educación primaria, lo que repercutirá en el futuro en su poder de tomar decisiones y autonomía.
López ha explicado que desde la ONG se están llevando a cabo campañas de concienciación y trabajando con líderes y autoridades locales para intentar hacer ver la necesidad de que las niñas y jóvenes terminen de estudiar como un factor que repercutirá positivamente en las comunidades en las que viven.
“Somos conscientes de las costumbres locales” y por ello “nos hemos movido activamente contactando con autoridades y otros actores locales para conocer esas sutilezas que se nos escapan como extranjeros”, cuenta López, quien reconoce que esas “dinámicas sociales son muy difíciles de revertir a corto plazo”.
López ha ahondado en la pedagogía para “dar a conocer a las familias que es del interés de todos dejar que las niñas terminen su educación”.
AMÉRICA LATINA, PREOCUPANTE RETROCESO
Si bien el nivel de hambre en América Latina y el Caribe se considera bajo, en los últimos años se ha venido produciendo un retroceso “preocupante” en los estándares que habían logrado sacar a la región de los problemas de años anteriores.
La directora de la delegación de Ayuda en Acción en Guatemala, Ada Gaitán, ha explicado que este aumento de los niveles de hambre están enmarcados en las distintas crisis que se han venido produciendo a nivel mundial.
No obstante, ha puesto de manifiesto que la situación en varios países, como “el dramático empeoramiento” de Venezuela, con una de las peores crisis humanitarias de la actualidad que se refleja en un índice global de hambre en 2022 del 19,9 por ciento frente al 8,1 de 2014, o el estancamiento en Ecuador, Haití, o Surinam, afecta a los índices globales de la región.
En el caso de Guatemala, solo por detrás de Hiatí en la región, Gaitán ha lamentado que uno de cada dos niños sufre desnutrición, una problemática, ha explicado, que se evidencia mucho más en zonas rurales con escaso acceso a servicios básicos y en comunidades indígenas, donde las cifras pueden alcanzar hasta el 80 por ciento.
RECOMENDACIONES POLÍTICAS
El informe finaliza remarcando la necesidad de encarar el problema del hambre a nivel mundial con nuevos enfoques y llevando a cabo políticas que permitan construir un mundo más resiliente y sostenible, como “gobernanzas inclusivas” que ponen el acento en la participación de las autoridades locales y la sociedad civil.
“Un enfoque local es especialmente necesario en los Estados frágiles en los que los gobiernos nacionales no pueden ejercer el poder”. Este liderazgo puede ser ejercido por la sociedad civil o por campesinos, quienes suelen ser más conscientes de los recursos naturales, o los métodos de agricultura y ganadería de su entorno.
Ayuda en Acción insiste en sus conclusiones en la necesidad de involucrar a quienes más sufren hambre en la toma de decisiones, a través de capacitación de sus facultades, así como con el apoyo de las comunidades locales, más conscientes del entorno que les rodea, que los gobiernos centrales, más sujetos a las políticas y decisiones que se toman en las grandes cumbre internacionales.
Para Casado “esta crisis esta poniendo en riesgo el concepto de multilateralismo”, ya que está provocando que los Estados incidan en una visión de “ámbito nacional”, una estrategia de proteccionismo que provoca un crecimiento de los precios de los alimentos que las familias más vulnerables no pueden asumir.
- Te recomendamos -