La ONU informa del cierre de los tres pasos fronterizos entre Turquía y el norte de Siria, por los que entraba ayuda humanitaria
MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
Al menos siete personas han muerto tras ser tiroteadas por las fuerzas turcas durante las protestas en dos ciudades en el norte de Siria tras los ataques contra propiedades y comercios sirios en una localidad en Turquía después de las acusaciones contra un hombre sirio de haber supuestamente acosado a una menor.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres e informante en el país, ha especificado que cinco de los fallecidos eran excombatientes que se habían visto desplazados a raíz del establecimiento de una zona desmilitarizada por parte de Rusia y de Turquía para evitar una escalada en la región de Idlib.
Según el organismo, los incidentes han tenido lugar principalmente en Afrín y Jarablus –controladas por rebeldes apoyados por Ankara–, si bien también se han registrado incidentes en las zonas cercanas a la ciudad de Alepo controladas por el grupo terrorista Hayat Tahrir al Sham (HTS), una coalición de la que forma parte el antiguo Frente al Nusra, otrora filial de Al Qaeda en Siria.
La Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT) ha celebrado una reunión con líderes locales para advertir contra este tipo de movilizaciones en la zona turca, amenazando con “cortar por completo” los poderes y servicios concedidos, según fuentes del Observatorio.
Por su parte, el portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, se ha mostrado “muy preocupado” por esta situación, que asegura estar siguiendo de cerca, y que han llevado al cierre de los tres pasos fronterizos que conectan Turquía con el norte de Siria y que servían como punto de entrada de ayuda humanitaria.
“Según los informes, los manifestantes atacaron vehículos, edificios y camiones comerciales que entraban en el cruce de Bab al Salam, que es uno de los cruces vitales que utilizamos. Ese cruce, así como Bab al Hawa y Al Raee, han sido cerrados por las autoridades turcas hasta nuevo aviso”, ha expresado durante una rueda de prensa.
En ese sentido, ha asegurado que las restricciones de viaje impuestas a su personal sanitario ha provocado que un hospital cercano al paso de Bab al Salam esté funcionando con una “capacidad muy limitada”, que se suma a la escasez de combustible, afectando principalmente al funcionamiento de ambulancias y generadores de energía.
Del mismo modo, ha informado de que otros equipos médicos de la ONU y de varias ONG han tenido que suspender sus operaciones “hasta que la situación se calme”, y es que la violencia ha derivado en ataques contra camiones y coches con matrícula turca, al mismo tiempo que varios de los manifestantes han logrado quitar la bandera de Turquía de varios edificios públicos de estas localidades, de mayoría kurda y controladas por rebeldes armados enfrentados a Damasco.
Las manifestaciones fueron convocadas para protestar contra los citados ataques, registrados durante la jornada del domingo en la ciudad turca de Kayseri –que se han saldado con 475 detenciones–, y el aumento de los discursos xenófobos en Turquía, incluida la deportación forzosa de refugiados sirios hacia su país de origen.
Turquía acoge a más de 3,5 millones de refugiados sirios que huyeron del país vecino tras el estallido en 2011 de una guerra civil tras la cruenta represión de las manifestaciones prodemocráticas registradas en el marco de la conocida como ‘Primavera Árabe’.
Durante los últimos meses ha aumentado el discurso contra los refugiados y los migrantes, incluidos mensajes por parte de diversos partidos derechistas y nacionalistas a favor de la expulsión de los refugiados sirios durante la campaña electoral de 2023, lo que ha elevado el temor de que se produzcan episodios de violencia contra estas personas.
Los incidentes tienen además lugar en medio de los intentos de acercamiento entre Turquía y Siria, incluidas unas recientes declaraciones del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en las que afirmó que “no hay motivos para no establecer” relaciones con el país árabe. Asimismo, el presidente sirio, Bashar al Assad, expresó la semana pasada la disposición de Damasco a abordar “todas las iniciativas” destinadas a mejorar las relaciones con Turquía.
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