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Algunas lesiones comunes por accidentes de tráfico son el síndrome de latigazo cervical, las quemaduras y las fracturas

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MADRID, 27 (EUROPA PRESS)

Las lesiones más habituales por accidente de tráfico son las asociadas al síndrome de latigazo cervical, las lesiones en tórax y abdomen (lesiones en órganos y fracturas costales), quemaduras, lesiones en extremidades que van desde esguinces a fracturas o amputaciones, además de lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos con daño cerebral sobrevenido en los casos más graves, según la médica rehabilitadora y portavoz de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), Cristina Valera.

Para evitar este tipo de lesiones en los 95 millones de desplazamientos por carretera que prevé la Dirección General de Tráfico (DGT) durante este verano, la SERMEF ha puesto el foco en la importancia de tener prudencia al volante.

“Las fuerzas generadas por un choque frontal entre dos automóviles son enormes y potencialmente mortales. Para ilustrar la importancia de la velocidad en el desenlace de un accidente, según la DGT, se puede comparar el impacto provocado con el que se produce al saltar desde un determinado edificio. Una colisión frontal a 50 km/h equivale a caer desde un tercer piso; una colisión a 120 km/h equivale a caer desde el piso 14; y una colisión a 180 km/h equivale a caer desde el piso 36”, ha explicado la experta.

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NO SOLO INFLUYE LA VELOCIDAD

En la gravedad de las lesiones no sólo influye la velocidad, según ha aseverado la experta de la SERMEF, sino también “otros factores implicados como el no uso del cinturón de seguridad o casco, las distracciones, las características y sistemas de seguridad del vehículo, la demora en asistencia a las víctimas, el consumo de tóxicos (alcohol y drogas) o los efectos secundarios de medicamentos que pueden incidir negativamente sobre la capacidad de conducir”.

“Además el propio peso de los vehículos y el mecanismo del accidente inciden en las lesiones. Así, en una colisión frontal entre dos vehículos que circulen a distinta velocidad, uno más pesado pasará por ejemplo de 100km/h a 40km/h en el momento del impacto, pero el vehículo contra el que choca que va a 80km/h pasará a -10km/h, con lo cual las lesiones por deceleración serán todavía mayores en el vehículo menos pesado que sufre mayor desaceleración a pesar de ir a menor velocidad”, ha añadido al respecto.

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LAS LESIONES EN DETALLE

La experta ha indicado que los motoristas en este tipo de lesiones “pueden ser incluso más graves, puesto que es el colectivo más expuesto”. “Las secuelas por discapacidad tras fracturas, amputaciones, lesiones medulares o daño cerebral son frecuentes en los motoristas”, ah agregado.

“En los traumatismos craneoencefálicos las secuelas engloban alteraciones no sólo físicas, sino también sensoriales, cognitivas y emocionales. Las secuelas varían según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño. Se pueden producir alteraciones del lenguaje y el habla, problemas de disfagia (dificultad para tragar), alteraciones sensitivas, visuales y motoras”, ha subrayado.

En esta línea, Valera ha apuntado que “los trastornos cognitivos provocan, por ejemplo, dificultades en la planificación de tareas, problemas de memoria y atencionales, problemas de conducta y alteración en las funciones ejecutivas (conjunto de capacidades cognitivas necesarias para controlar y autorregular la propia conducta), que pueden interferir en la realización autónoma de las actividades básicas, instrumentales y avanzadas de la vida diaria”.

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Por último, la portavoz ha afirmado que “estas actividades engloban dificultades en el cuidado y mantenimiento de la propia salud (como comer, aseo e higiene personal, vestirse), y otras más complejas pudiendo tener problemas para preparar la comida, comunicarse por medios como la escritura, el teléfono o el ordenador, alterar la capacidad para moverse solo por la comunidad, manejar dinero, realizar el mantenimiento o el cuidado del hogar, o participar en actividades educativas”.

“Todo ello puede provocar alteración de la capacidad funcional, interfiriendo en la reintegración en el entorno familiar, social y laboral”, ha concluido.


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