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Al Qaeda y Estado Islámico siguen su expansión en el Sahel mientras las juntas y Wagner se cobran más víctimas

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JNIM es el grupo más potente y el que más muertos se cobra, pero Estado Islámico Sahel resiste por ahora, sobre todo en Níger

MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

La violencia yihadista no remite en el Sahel, convertido en los últimos años en el principal escenario terrorista a nivel mundial, con las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico en la región en plena expansión de sus áreas de actuación y las acciones de las fuerzas de seguridad de las juntas militares que gobiernan Burkina Faso, Malí y Níger, apoyadas por mercenarios rusos, cobrándose más vidas de civiles que los propios terroristas.

Según el recuento realizado por el African Center for Strategic Studies (ACSS), un ‘think-tank’ vinculado al Pentágono, en 2024 se contabilizaron 10.400 muertes relacionadas con la violencia yihadista, lo que incluye tanto las acciones del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, filial de Al Qaeda) y Estado Islámico Sahel como de las fuerzas de seguridad de estos países, apoyadas por lo que antes era el Grupo Wagner.

Este dato representa el 55% de las 18.900 víctimas mortales que el ACSS estima que hubo en todo el continente africano el año pasado. Además, en 2024 hubo dos veces y media más de muertos de los que se registraron en 2020, año en el que se produjo el primero de los sucesivos golpes de Estado que han llevado a que Malí, Burkina Faso y Níger estén gobernados actualmente por juntas militares.

La percibida como incapacidad por parte de los gobiernos civiles de erradicar la violencia yihadista fue precisamente uno de los argumentos esgrimidos por los líderes golpistas para derrocar a los presidentes democráticos de los tres países. Sin embargo, no solo no han conseguido acabar con la filiales de Al Qaeda y Estado Islámico sino que ambos grupos han continuado su expansión, como constata el último informe del comité de la ONU encargado de hacer seguimiento a ambos grupos terroristas.

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ATAQUES CONTRA LA POBLACIÓN CIVIL

Además, una de las características de este escenario es la particular virulencia con la que todos los actores armados tratan a la población civil, si bien se da la circunstancia de que quienes más víctimas civiles se cobraron en 2024 fueron los militares de estos países y los mercenarios rusos que les apoyan, en particular en el caso de Malí.

Así, el ‘think-tank’ contabilizó 356 ataques contra civiles por parte de los ejércitos y de los mercenarios rusos que se saldaron con 2.109 fallecidos, un 36% más que el año anterior, mientras que los grupos yihadistas mataron a 1.778 civiles en sus ataques. En el caso concreto de Malí, el 76% de las víctimas de violencia directa contra civiles fue obra de los soldados y las milicias que les apoyan.

Por lo que se refiere a la violencia que llevan a cabo los grupos terroristas, aquí el principal actor sin lugar a dudas es JNIM, y en particular dos de las organizaciones que la componen: el Frente de Liberación de Macina y Ansarul Islam. En total, la filial de Al Qaeda en el Sahel fue responsable del 85% de los actos violentos y las víctimas el año pasado, según ACSS.

Su principal rival, Estado Islámico Sahel –anteriormente conocido como Estado Islámico Gran Sáhara– solo estaría detrás del 15% de las acciones violentas atribuidas a grupos yihadistas, “lo que refleja un declive continuado de su actividad violenta desde 2022, cuando fue responsable de un tercio de las muertes en la región”, según ACSS, mientras que en 2020 estaba vinculado con la mitad de ellas.

AL QAEDA Y ESTADO ISLÁMICO AMPLÍAN SU ZONA DE OPERACIÓN

Según el citado informe del comité de seguimiento de las sanciones contra Al Qaeda y Estado Islámico, las filiales de ambos grupos terroristas se han mantenido “muy activas en diversos grados, habiendo reforzado, e incluso ampliado, sus zonas de operaciones en numerosas regiones”.

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En el segundo semestre “se produjo un avance hacia el sur, hacia las fronteras de los países del golfo de Guinea y Níger” así como “una creciente interconexión entre estos grupos y sus respectivas organizaciones centrales”.

En el caso de JNIM, precisa el documento, también se aprecia conexiones con otras filiales de Al Qaeda como Al Shabaab, que opera en Somalia, y Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA). El resultado de todo ello es un refuerzo de sus capacidades propagandísticas, a las que han dedicado “considerables esfuerzos”.

JNIM AMPLÍA SU BASE DE RECLUTAMIENTO

El informe de la ONU llama la atención sobre el hecho no solo de que JNIM fuera el “principal impulsor de la violencia” en el Sahel, sino también de que su “presión creciente” sobre las fuerzas de seguridad y quienes les apoyan y su expansión territorial le ha permitido “ampliar su base de reclutamiento”.

Así, más allá de milicianos fulani, mayoritarios en sus filas, y tuareg –cabe recordar que su líder Iyad ag Ghali pertenece a esta etnia y luchó en las filas separatistas antes de pasarse a las yihadistas– también están reclutando a miembros de otros grupos étnicos como los bambara, “con lo que mejoró su capacidad militar e integró a nuevas comunidades en su redil”.

Los estados miembro, en base a cuya información se elabora el citado documento, admiten que esta integración es “fundamental” para la estrategia política de JNIM de “posicionarse como actor local crítico” si bien advierten de que podría volverse en su contra y “debilitar la cohesión interna del grupo y plantear problemas de gobernanza”.

Para paliarlo, JNIM ha orientado su propaganda “hacia la defensa de las poblaciones marginadas y las víctimas de abusos”, publicando con frecuencia vídeos en los que se pone de relieve los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad y las fuerzas que les apoyan, como los voluntarios, “para legitimar su relato”.

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Asimismo, la filial de Al Qaeda ha aumentado su presión sobre las capitales de Malí y Burkina Faso. En el primer país, además, ha conseguido mantener los intentos de avance de Estado Islámico Sahel en el este. En el caso de Burkina Faso, la situación se ha deteriorado aún más, con algunas acciones a menos de 50 kilómetros de la capital.

ESTADO ISLÁMICO RESISTE

Por lo que se refiere a la filial de Estado Islámico, pese a su “debilitamiento”, “siguió resistiendo, aprovechando la propaganda de Al Furqan”, el principal órgano mediático de la organización terrorista, para mantener sus operaciones.

En su caso, sus operaciones se han visto ralentizadas en Malí y Burkina Faso, de ahí que su acción esté centrada principalmente en Níger y Nigeria. Según alerta el informe, ante la presión tanto de JNIM como de las operaciones antiterroristas en la llamada zona de la triple frontera entre Burkina Faso, Malí y Níger, Estado Islámico está tratando de “expandirse más hacia el este”.

Según el informe, la reanudación de los ataques al noreste de Niamey, la capital nigerina, pone de manifiesto la intención del grupo de “explotar zonas libres de la competencia de JNIM”. Asimismo, también ha reforzado su eje logístico a lo largo del corredor entre Menaka, en Malí, y Tahoua, en Níger, hasta la frontera con Nigeria.

“Si continúa su expansión en territorio nigeriano”, advierte el comité de la ONU, “una alianza más estrecha” con Estado Islámico en África Occidental (ISWAP, la filial que opera en la cuenca del laog Chad) “podría mejorar sus capacidades”.


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